Organismos vivos modificados: nuevas directrices para la evaluación de riesgos

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha publicado nuevas directrices para determinar si un organismo vivo modificado (OVM) es riesgoso para las plantas. Alrededor de 130 países aprobaron esta norma internacional pionera para evaluar los riesgos de los OVM para las plantas.

Con la creación de nuevas plantas genéticamente modificadas existe el riesgo potencial de introducir genes capaces de transformar una planta normal en una maleza, explicó la FAO.

La FAO publica estas nuevas directrices dos semanas después del lanzamiento de su informe anual «El estado de la agricultura y la alimentación 2003-2004» en el que se hace un llamamiento para que se pongan en marcha regulaciones adecuadas de bioseguridad.

«Las directrices aprobadas internacionalmente ayudarán a los países a reducir los riesgos de liberar OVM que potencialmente puedan originar nuevas plantas con características de maleza, capaces de dañar seriamente nuestros cultivos y los ecosistemas vegetales», señala Niek van der Graaff, Jefe del Servicio de Protección Vegetal y Secretario del Convenio Internacional de Protección Fitogenética (CIPF).

Las directrices también abarcan otros OVM como insectos, hongos y bacterias que también pueden ser nocivos para las plantas.

Un «organismo vivo modificado» es cualquier organismo que tenga una nueva combinación de material genético, producida a traves de métodos biotecnológicos modernos, y forma parte del subconjunto de organismos genéticamente modificados (OGM). Las semillas, las estacas y los tejidos vegetales de cultivos genéticamente modificados son partes vivas de las plantas y, por lo tanto, son OVM.

La Comisión Interina de Medidas Fitosanitarias, que aprobó en abril las directrices, es el órgano rector del Convenio Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF), tratado internacional que contribuye a controlar la propagación de plagas y enfermedades de las plantas.

Análisis de los riesgos que plantean los OVM

Las nuevas directrices ayudarán a los países a evaluar los riesgos de los OVM y a determinar si algunos deberían considerarse malezas potenciales u otro tipo de organismo nocivo para las plantas. Por lo tanto, su introducción podría regularse para proteger los cultivos y los ecosistemas. Las directrices contribuyen a la armonización de los métodos utilizados por los países en el análisis de riesgo para evitar el daño que los OVM puedan causar a la sanidad vegetal.

Los países podrían utilizarlas para determinar los OVM que constituyen riesgos y, de ser necesario, limitar o prohibir su importación y utilización en el país receptor. Esto tiene valor, en particular, para los países en desarrollo que gracias a dichas directrices podrán aplicar los mismos criterios de análisis de riesgo que los países desarrollados.

En el caso de disputas comerciales debidas a la sanidad vegetal, la Organización Mundial del Comercio (OMC) se remite a las normas de la CIPF. Las medidas fitosanitarias que siguen las normas de la CIPF se consideran necesarias para proteger la vida y la salud vegetal.

El CIPF, dentro de su ámbito general, es prevenir la diseminación e introducción de plagas de plantas y productos vegetales, cubre también a los OVM cuando se comportan como plagas de los vegetales. El Protocolo de Cartagena se ocupa de la transferencia, manipulación y utilización de los OVM, con especial atención al movimiento transfronterizo de los mismos

FAO

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