Pesca en el Mediterráneo: la disminución de recursos obliga a una mejor gestión

Remitido por FAO:

En pleno auge de la temporada de pesca de verano, la FAO pidió a los países mediterráneos que intensifiquen su colaboración para mejorar la gestión de sus recursos pesqueros y permitir la recuperación de una población íctica que se encuentra agotada.

Las capturas en el mar Mediterráneo y el mar Negro -que la FAO agrupa en un único área para sus estadísticas- suman en la actualidad cerca de 1,5 millones de toneladas anuales.

Esta cifra es más del doble de las 700 000 toneladas que se obtenían en 1950, pero es menor que las capturas récord de dos millones de toneladas anuales de media en el período 1982-1988.

En líneas generales, la «captura por unidad de esfuerzo pesquero» -una medida considerada como un indicador relevante de el estado de los recursos- está descendiendo en el Mediterráneo, según señaló Alain Bonzon, nuevo Secretario Ejecutivo de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo (CGPM), un organismo afiliado a la FAO.

Preocupa el estado de la población íctica

Las capturas de diversas especies ícticas alcanzaron su techo hacia finales de la década de los años 80 y principio de los 90, para luego disminuir. Por ejemplo, la popular merluza llegó a sobrepasar en 1990 las 52 000 toneladas, cifra que cayó a la mitad en 2002.

En la actualidad, los peces pequeños de mar abierto, como las anchoas y las sardinas, suponen cerca de la mitad de todas las capturas mediterráneas. Las especies que habitan en el fondo marino, como merluza, salmonete y pescadilla, representan por su parte alrededor del 40 por ciento de las capturas.

Las últimas estimaciones de la FAO han identificado diversas especies mediterráneas que se encuentran sobreexplotadas, entre ellas el atún rojo, el bonito, la merluza, el pez espada, el mújol y el besugo.

El atún rojo en el centro de mira

Una de las especies que genera una particular preocupación es el cotizado atún rojo, una especie de gran importancia dentro de la pesca mediterránea durante los últimos 1 000 años y que hoy se encuentra amenazado por la sobreexplotación a nivel regional.

Las capturas de este pez (también conocido como atún de aleta azul) alcanzaron las 39 000 toneladas en 1994, pero en 2002 habían descendido a casi la mitad, unas 22 000 toneladas.

En la actualidad el atún rojo supone tan solo el tres por ciento de las capturas mediterráneas, pero su importancia económica sigue siendo alta debido a la fuerte demanda internacional, en especial debido a la preparación de «sushi» y «sashimi» (especialidades culinarias japonesas). Solo la demanda anual en Estados Unidos alcanza las 24 000 toneladas, una cantidad mayor que la obtenida en un año en el Mediterráneo.

El «engorde del atún»

El problema de la sobrepesca se ha agravado con la captura de ejemplares de atún rojo destinados a la acuicultura. También conocida como técnica de «engorde del atún», se trata de un proceso en el que los peces jóvenes son capturados, encerrados en criaderos y engordados con técnicas de acuicultura para su posterior comercialización.

La FAO estima que la producción de atún rojo gracias a esta técnica es de unas 25 000 toneladas anuales, frente a las 10 000 toneladas de hace tan solo cinco años. Los países donde se concentra el mayor número de estas «granjas marinas» son Croacia, Malta, España y Turquía.

Según los expertos del organismo de la ONU, esta práctica suscita una viva preocupación, ya que supone incrementar la presión sobre una población íctica que ya de por es frágil debido a la sobreexplotación.

Al mismo tiempo, la captura de atunes jóvenes no suele incluirse en las estadísticas oficiales, dificultando así los esfuerzos de evaluar correctamente el estado de los recursos pesqueros.

Nuevas medidas para una correcta gestión

Existe un paquete de medidas de carácter vinculante para mejorar la gestión de las pesquerías, ya aprobado por los 24 países que forman parte de la Comisión General de Pesca del Mediterráneo y que deberá entrar en vigor en agosto de este año.

La Comisión propone un control más estricto de la acuicultura basada en las capturas, la prohibición de la pesca de arrastre a profundidades superiores a los 1 000 metros y la exigencia de que todos los barcos de más de 15 metros de eslora estén inscritos en un registro central.

Según explicó Bonzon, el trabajo de la Comisión durante los últimos años ha demostrado que los organismos pesqueros regionales pueden desempeñar un papel clave para garantizar el desarrollo sostenible de las pesquerías, incluso en un marco como el del Mediterráneo, en el que no siempre es fácil tomar decisiones de forma conjunta.

Los países incluidos en la CGPM son: Albania, Argelia, Bulgaria, Croacia, Chipre, la Comunidad Europea, Egipto, Eslovenia, España, Francia, Grecia, Israel, Italia, Japón, Líbano, Libia, Malta, Marruecos, Mónaco, Rumania, Serbia-Montenegro, Siria, Túnez y Turquía. Todos los países ribereños del Mediterráneo pueden adherirse a este grupo si lo desean, así como las organizaciones de integración regional y los países que pescan en aguas mediterráneas.

FAO

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