Nota de UPA
En su comparecencia, Lorenzo Ramos destacó la importancia que para los pueblos rurales españoles tiene la agricultura como motor principal de sus economías y de su desarrollo futuro. El secretario general de UPA pidió que el gobierno desarrolle una política nacional que defienda y apoye el modelo de explotación familiar agraria como núcleo fundamental para poder seguir manteniendo un mundo rural vivo.
Lorenzo Ramos denunció que la agricultura se ha convertido en una actividad de gran incertidumbre, y no sólo por causas climáticas como venía sucediendo históricamente, sino por diversos motivos, como la ausencia de precios para los productos agrarios en el campo, o los cambios en la política agraria, que hacen que en cortos intervalos de tiempo, se introduzcan nuevas filosofías y planteamientos, que impiden a los agricultores y ganaderos poder planificar su actividad.
En su intervención, el secretario general de UPA realizó un recorrido por las diversas reformas que se han sucedido en la UE y ha incorporado en su análisis elementos de futuro relacionados con la liberalización del mercado mundial, la denominada futura “reforma médica” de la PAC y la revisión presupuestaria europea, concluyendo “en que hay una falta de alternativa clara para nuestros secanos y también para nuestros regadíos, unida a una más que previsible reducción de la rentabilidad de las explotaciones consecuencia de la caída de los precios de nuestros productos y de las ayudas comunitarias”.
Desde UPA se contempla un escenario preocupante también por que la progresiva liberalización de los mercados agrarios a nivel mundial está repercutiendo de manera muy negativa en la competitividad de nuestras explotaciones, en especial de aquellas con estrangulamientos productivos motivados por efectos de índole física y estructural. La entrada de producciones con menores costes productivos que las españolas acentuará por tanto el abandono de la actividad agraria y el despoblamiento en numerosas zonas de nuestra geografía si las políticas de desarrollo rural y modernización no logran contrarrestar sus efectos. Además, nuestro mercado nacional va a sufrir la presión de las producciones comunitarias excedentarias, que nos van a ver como una gran oportunidad ante la dificultad de efectuar exportaciones fuera de la UE.
El cambio climático es otra de las cuestiones a las que se ha referido Lorenzo Ramos para apuntar que “a las graves limitaciones físicas que padece nuestra agricultura y ganadería (altitud, escasez de lluvias, terrenos pobres en materia orgánica, etc) y que condicionan en gran manera la rentabilidad y competitividad de las explotaciones, se une en gran medida los efectos producidos por el cambio climático. Efectos que en base a estudios de reconocido prestigio llegan a la conclusión que nuestro país será de los más afectados, y sobre todo en el marco de la Unión Europea, y que dentro de las actividades económicas, la agricultura y ganadería son las que más sufrirán los efectos provocados por el incremento de las temperaturas y el descenso de precipitaciones.”
Ante este panorama desde UPA se apuntan una serie de estrategias de actuación que deberían seguirse desde las administraciones públicas y que pasan por una apuesta clara y firme por políticas agrarias que den prioridad a las personas por encima de la actividad. Todo ello, a partir de una visión más amplia e integradora de la agricultura y del mundo rural. La sociedad se interesa cada vez más sobre el modo de producción de los alimentos y el sistema de ayuda a la agricultura. Garantizar la seguridad alimentaria es una obligación fundamental frente al consumidor, tanto dentro como fuera de la UE, por lo que este aspecto debe seguir ocupando un lugar absolutamente preferente en las políticas agrarias. Sin seguridad alimentaria no existirá mercado.
El secretario general de UPA manifestó que “se hace necesario que el sistema de apoyo público tenga más presente la figura del productor frente al producto. Que dicho sistema baje a discernir entre las diferentes realidades de la producción europea, en función de su dedicación, de la contribución al medio ambiente, la generación de empleo, el sostenimiento del tejido social en las zonas rurales, las limitaciones productivas”.
En relación al tema de la modulación de las ayudas, UPA considera que no puede ser un simple recorte individual de los fondos que recibe cada explotación. El concepto de modulación defendido durante todos estos años es algo más que ese simple recorte, y debe dar lugar a una verdadera redistribución de los fondos comunitarios, que atienda a los verdaderos profesionales del campo que viven en el medio rural, nos proporcionan esos alimentos de calidad y gestionan un territorio tan amplio. Cualquier modulación adicional debe tener un mayor fundamento territorial, social, etc, y el destino final de ese presupuesto trasvasado no puede ser otro que los propios agricultores y ganaderos, priorizando en aquellos que son profesionales.
UPA apuesta especialmente por la explotación familiar agraria como el modelo de explotación a defender por cuanto garantiza la fijación de la población en el medio rural, apuesta por continuar con un mundo rural vivo y dinámico, preserva las costumbres y cultura propia de este medio y está comprometida con el mantenimiento y conservación del entorno donde se desarrolla la actividad profesional.
Lorenzo Ramos expresó que “a la agricultura familiar se la debe sostener y apoyar, pero también por razones ajenas a la producción agraria: equilibrio territorial, nuevos usos del espacio rural, etc., mucho más vinculadas al desarrollo rural y a nuevas utilizaciones del espacio. Para ello se apoya la diversificación de actividades y la pluriactividad (“multifuncionalidad”).
Otra de las propuestas que planteó el secretario general de UPA son los contratos territoriales de explotación que deben ser un instrumento de política agraria que debe tener como objetivos hacer que los agricultores tengan en cuenta las nuevas demandas de la sociedad respecto al mundo agrario, particularmente en lo relativo al medio ambiente, la gestión de los recursos naturales, el paisaje, etc. Muchas de estas demandas se centran en bienes de carácter colectivo que son producidos directa o indirectamente a través de la actividad agraria, pero que no son retribuidos por el mercado, por lo que, si se desea que existan para disfrute de la ciudadanía, su producción deber ser remunerada con fondos públicos. Deben también tener por objetivo hacer que los poderes públicos le reconozcan claramente a la agricultura y a la actividad de los agricultores y ganaderos su carácter plurifuncional y contribuir a una distribución más equitativa de las ayudas públicas sobre el territorio.
Lorenzo Ramos ha realizado una apuesta por el fomento de los cultivos agroenergéticos que “además deben contribuir a reducir nuestra dependencia energética exterior, a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y a fomentar alternativas en nuestro medio rural, tanto en el secano como también en el regadío”.
El secretario general de UPA concluyó su intervención afirmando que “ante este escenario nada halagüeño UPA reivindica y proclama su deseo de seguir viviendo en el medio rural, de seguir siendo el motor de nuestros pueblos. Los agricultores y los ganaderos, los hombres y mujeres que vivimos y trabajamos en el mundo rural, manifestamos ante el conjunto de la sociedad nuestro orgullo por la actividad que desarrollamos y la contribución decisiva que supone nuestro trabajo para la vida de las zonas rurales”.
UPA