Las poblaciones de animales silvestres se están diezmando en muchas partes del mundo debido a la caza excesiva provocando una «Crisis de especies de caza» que amenaza la seguridad alimentaria de muchas comunidades forestales, afirma la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Douglas Williamson, experto de Flora y Fauna Silvestres de la FAO, recuerda que la caza tradicionalmente suponía una importante contribución a la nutrición humana en 61 países, donde el 20 por ciento de las proteínas animales consumidas por los campesinos proceden de animales silvestres.
Williamson agrega que la disminución de las poblaciones, sobre todo de las de animales de envergadura, podría traducirse en un cambio a largo plazo de la ecología forestal, ya que numerosas plantas que dependen de los animales para la polinización, propagación o germinación de semillas, podrían desaparecer. Tampoco se pueden pasar por alto los riesgos para la salud humana, subraya el experto de la FAO.
Entre los factores principales que amenazan al abastecimiento de caza a largo plazo se encuentran las necesidades de la población y las presiones, el empleo de nuevas tecnologías como las armas automáticas, el asentamiento temporal de un amplio número de personas que escapan de los conflictos y el aumento del comercio de caza de especies silvestres , añade Williamson. La carne de los animales silvestres, que las comunidades forestales empleaban tradicionalmente para el proprio consumo se destina ahora a la venta en zonas urbanas, entre ellas ciudades densamente habitadas. Dado que hay límites naturales a la caza que puedan soportar las poblaciones de animales silvestres, un comercio de ese tipo se traduciría en la extinción de muchas poblaciones, sobre todo de especies vulnerables como elefantes, grandes antílopes, gorilas y chimpancés.
Este comercio insostenible de carne de especies silvestres representa un grave problema en la cuenca del Congo donde los conflictos y reyertas civiles han trastornado la actividad económica habitual y obligado a las personas a vender la carne de especies silvestres para conseguir ingresos.
En respuesta a la «Crisis de las especies de caza», una serie de organizaciones no gubernamentales (ONG) han formado una alianza para hacer frente al problema. La encabeza un grupo de trabajo de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), organismo del que forma parte la FAO.
El subdirector de Montes de la FAO, Hosny El Lakany, informa de que en este momento la discusión entre la FAO y otras organizaciones se centra en los modos y maneras de hacer entrar en vigor las leyes y reglamentos que ya existen, y en la protección efectiva y la ordenación de los parques nacionales y las reservas de caza.
Las medidas potenciales a largo plazo, indica El Lakany, incluirían el concienciar a los cazadores y comerciantes de las especies que pueden o no soportar la caza intensiva, la regulación efectiva del comercio y el mercado de la carne de especies de caza, la individuación y promoción de fuentes alternativas de proteínas y de ingresos, la expansión de los sistema de áreas protegidas y la inclusión de la ordenación de la fauna y flora silvestres entre las condiciones para conceder permisos para la explotación maderera.
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