Programas de formación de la JCCM sobre ‘buenas prácticas agrarias’

La Consejería de Agricultura y Medio Ambiente de Castilla-La Mancha, dentro de sus programas de formación, ha editado un total de 35.000 folletos sobre buenas prácticas agrarias y conservación del medio ambiente, con el fin de distribuirlos entre los agricultores de nuestra región que se han acogido a las indemnizaciones compensatorias en zonas desfavorecidas (IC) y a las ayudas agroambientales y que tienen la obligación de realizar estas buenas prácticas agrarias en toda su explotación.

Así, serán unos 25.000 folletos los que se repartirán directamente entre los beneficiarios de las IC, que son unos 17.000 agricultores de la región, y entre los beneficiarios de las ayudas agroambientales, unos 8.000 agricultores. El resto de folletos se distribuirán en las delegaciones provinciales de Agricultura y Medio Ambiente, las oficinas comarcales agrarias, las organizaciones profesionales agrarias y UCAMAN.

Como se recordará el cumplimiento de las buenas prácticas agrarias es una condición obligatoria para la concesión de determinado tipo de ayudas, como la Política Agraria Común (PAC), las indemnizaciones compensatorias en zonas desfavorecidas y las ayudas agroambientales.

Objetivos de las buenas prácticas agrarias

Buenas prácticas agrarias son aquellas técnicas y pautas generales que debe aplicar un agricultor responsable en su explotación para realizar los trabajos agrarios de modo que garantice el respeto, la protección y la mejora del medio ambiente.

Con estas prácticas agrarias se pretende mejorar la conservación del suelo; el uso óptimo de la energía; una utilización eficiente del agua; la conservación de la biodiversidad; el uso racional de los fertilizantes y de los productos fitosanitarios; reducir la contaminación de origen agrario; favorecer la sanidad animal; y evitar la sobreexplotación de los pastos por la carga ganadera.

El folleto recuerda a los agricultores que el suelo representa el almacén de nutrientes y de agua, por lo que hay que impedir prácticas que provoquen la erosión y disminuyan su capacidad de retención.

Para ello, hay que evitar la realización del laboreo convencional en la misma dirección que la máxima pendiente y se recomienda que se lleven a cabo siguiendo las curvas de nivel. Asimismo, se recomienda la rotación de cultivos conforme a criterios de conservación de recursos y protección del medio ambiente.

En cuanto al uso de la energía, se recomienda dimensionar adecuadamente el parque de maquinaria a la explotación, ya que los excesos de potencia o el mal funcionamiento de los equipos, además del problema económico, pueden suponer un impacto negativo en el medio ambiente.

Sobre el uso del agua, la Consejería recomienda cumplir la normativa vigente sobre concesión de aguas y las limitaciones de uso de la Confederación Hidrográfica, así como realizar un buen mantenimiento de las instalaciones para evitar el despilfarro de agua.

En materia de conservación de la biodiversidad, este folleto destaca la prohibición de quemar rastrojos o restos de cosechas; la conservación de los nidos y especies protegidas, evitando daños en las tareas de recolección; y el cumplimiento de la normativa sobre producción, comercialización y uso de semillas y plantas de vivero.

El uso racional de los fertilizantes y de los productos fitosanitarios es fundamental. Así, se recuerda la necesidad de cumplir la directiva de zonas vulnerables a la contaminación por nitratos y la normativa de uso de purines y estiércoles, así como evitar las filtraciones al terreno. Sobre los fitosanitarios, hay que usar productos autorizados, cumplir las normas de manejo y aplicación, respetar las indicaciones de los fabricantes y cumplir las normas de gestión de los envases.

Para reducir la contaminación de origen agrario, se recomienda, entre otras actuaciones, retirar de la parcela y depositar en lugares apropiados los derivados de plásticos y otros residuos; así como un manejo adecuado de los restos de poda.

Por último, la Consejería señala que hay que desarrollar las actividades ganaderas con criterios de seguridad agroalimentaria y cumpliendo la legislación vigente (programas sanitarios preventivos, cumplir campañas oficiales de saneamiento ganadero, cumplir normativa sobre alimentación, etc.). También, se recuerda que la carga ganadera debe estar definida en cada explotación en función de las posibilidades agroclimáticas de la zona para evitar la sobreexplotación de los pastos.

JCCM

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