El pasado 16 de mayo, diez activistas de Greenpeace, disfrazados con uniformes de presidiarios, desplegaron varias pancartas ante la embajada japonesa en Madrid, como medida de protesta tras la detención de cuatro miembros de la asociación ecologista en el país oriental por haber desplegado a su vez varias pancartas en Tokio alertando sobre la contaminación que generan las incineradoras. Los activistas reunidos ante la sede diplomática de Japón en la capital española entregaron una carta al embajador para que intermedie con las autoridades de su país la liberación de los detenidos. Esta acción se suma a las desarrolladas en más de quince países ente las respectivas embajadas para pedir la liberación de los cuatro ecologistas, detenidos el 9 de mayo tras escalar los más de 200 metros de la chimenea de la incineradora Toshima Ward, denunciando la contaminación por dioxinas procedentes de estas plantas de combustión de residuos. El pasado 12 de mayo el juez que lleva el caso decidió prolongar diez días la detención de los miembros de la citada organización. Un día antes, más de sesenta policías irrumpieron en las oficinas de Greenpeace, así como en el barco «Rainbow Warrior» requisando documentos e incluso el diario de a bordo.
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