Los colectivos UCA y COAG no ven un futuro halagüeño para las reses del Principado, mientras que en ASAJA prefieren tirar del optimismo y pensar que a Asturias no le llegará el aire que traslada al mosquito para infectar a los animales. «Aquí afectaría más si el brote se hubiera dado en Francia», considera Ramón Artime, secretario del sindicato. Aún con todo «tendremos que esperar noticias de las autoridades sanitarias».
Sin embargo, la reaparición del mosquito en las cabañas marroquíes ha motivado ya restricciones en el movimiento del ganado en Andalucía, y nadie descarta que la medida pueda extenderse más adelante a otra comunidades. El problema, señala Joaquín López, secretario de UCA, «es que esté en la península», y aunque su postura no pretende en ningún caso «motivar la alarma» en la sociedad ganadera, lo cierto es que «tenemos que estar preparados para lo que nos venga» que, por cierto, «no ayudará para nada al sector» porque «no es que estemos para muchas alegrías», recuerda. «No tenemos constancia de que haya casos en Asturias, pero estamos en pleno verano y en cualquier momento podría aparecer», teme. No obstante, «las cabañas están vacunadas» y eso espantaría al mosquito. Lo haría «si se trata del mismo serotipo», claro está. Aunque «lo cierto es que comentaban que la vacuna no era demasiado efectiva para las vacas», subraya. De hecho, en algún momento se apuntó a la falta de presupuesto para frenar el tratamiento y, en otro, la presión de los propios ganaderos que ven cómo «el remedio es peor que la enfermedad». Esto último lo apunta Mercedes Cruzada, secretaria del colectivo COAG, que reconoce que la noticia del regreso de la enfermedad «la hemos acogido bastante mal porque habrá que reactivar, aunque no lo sabemos, todo el tema de las vacunaciones».
«Aunque no es fácil de demostrar, los efectos secundarios de la vacuna son vacas con abortos, terneros que mueren a los pocos días, cojeras o falta de fertilidad en los animales», señala. Aún así, «tendremos que ver qué ocurre si pasa a la península». Y habrá que esperar porque «puede tratarse de un serotipo nuevo» y el tratamiento deberá ser distinto. Desde COAG «no tenemos tan claro que la enfermedad sea tan grave como cuentan», aseguran. De hecho, «creemos que para una vaca es más nociva la inyección».
Desde la asociación Ganaderos Unidos tampoco descartan la opción de un rebrote de ‘lengua azul’, sobre todo «por el calor». Sin embargo, «no tenemos notificaciones oficiales» que tengan que ver con un incremento de las vacunas o una restricción por la zona. Así que «toca esperar», advierte Pedro Egocheaga, presidente del colectivo. Igual que han esperado «para cobrar los daños de 2008», lamentan. Y es que, «no conozco a nadie que haya cobrado un duro por las pérdidas sufridas por la ‘lengua azul’».
A la eterna burocracia se suma en los pagos «la dejadez» de atender a los ganaderos que, en el mejor de los casos, sólo han perdido una decena de animales, pero que se extiende en muchos puntos a toda una ganadería. Lo que ven desde el sector, apuntan, «es que no nos quieren pagar, y punto», un hecho que se suma a un escenario «en el que los ganaderos estamos hundidos y olvidados». Es más, ironizan, «el Ministerio de Agricultura en este país ya no existe, o es que la ministra, que no sabemos qué es de ella, ya ha solucionado todos los problemas, o han suprimido su cartera».
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