Éste ha sido uno de los argumentos principales que el Gobierno español, a través del Ministerio de Sanidad y Consumo, ha defendido en su intervención en el Consejo de Empleo, Política Social, Sanidad y Consumidores (EPSSCO), cuya sesión dedicada a sanidad se celebró la pasada semana en Luxemburgo.
En la actualidad, no existe una norma de ámbito internacional que establezca cómo debe ser el etiquetado de los alimentos en caso de incluir o no gluten, según ha señalado en su intervención el secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos, quien ha acudido al evento en representación del Ministerio, y ha estado acompañado por la consejera del ramo en Aragón, Luisa María Noeno, en nombre de las Comunidades Autónomas.
Las disposiciones comunitarias en materia de etiquetado (directivas 2000/13/CE y 2003/89/CE) obligan a declarar todos los ingredientes presentes en los alimentos pero no establecen unos límites precisos de gluten, lo que provoca que muchas empresas de alimentación opten por declarar de manera prudencial en el etiquetado (tipo “puede contener”) la presencia accidental de gluten en sus productos para no correr el riesgo de incumplir esta legislación.
Esto provoca que muchos celíacos vean reducidas sus oportunidades de elección y composición de una dieta variada. Martínez Olmos ha recalcado que “la enfermedad celíaca constituye un problema de salud pública” y, por tanto, “se hace necesario avanzar en una regulación de este tipo de situaciones que garantice el más alto grado de protección de la población a la que va destinada”.
Para alcanzar este objetivo, el Ministerio de Sanidad y Consumo remitió en abril a la Comisión Europea un proyecto de real decreto que establece en 20 partes por millón (ppm) la cantidad máxima que puede contener un producto para que pueda etiquetarse como libre de gluten o sin gluten. Este proyecto, para el que Sanidad busca el apoyo del resto de países de la Unión Europea (UE), forma parte del Plan de Apoyo para las Personas con Intolerancia al Gluten, cuyas líneas maestras fueron presentadas por el ministro Bernat Soria a comienzos de año e incluyen:
·las mejoras en el diagnóstico y seguimiento del paciente celíaco,
·el refuerzo de los controles específicos en toda la cadena alimentaria,
·la puesta a punto de técnicas analíticas en alimentos
·y el fomento de la investigación analítica y clínica.
INFORMACIÓN DIRECTA AL PACIENTE
La reunión de EPSSCO también ha servido para que los representantes europeos en materia sanitaria debatieran sobre la posibilidad de aumentar las vías de comunicación e información directa con los pacientes en relación a los medicamentos.
A este respecto, España considera de gran interés toda iniciativa que lleve a mejorar este tipo de información en la UE; sin embargo, no apoyará una propuesta para permitir a la industria farmacéutica informar directamente a los ciudadanos sobre medicamentos de prescripción, “ya que la responsabilidad de proporcionar información sobre medicamentos autorizados recae y debe recaer en las autoridades sanitarias” y en los profesionales sanitarios, en especial los médicos, ha recalcado Martínez Olmos.
En materia de cáncer, la UE ha insistido en la importancia de las políticas de prevención de la enfermedad, en especial, a través de la promoción de estilos de vida saludables, una buena nutrición, el control del tabaquismo, la reducción de bebidas alcohólicas y la práctica regular de actividad física. Además, otros Estados miembros de la UE han destacado la aportación de España que ha puesto especial interés en las necesidades de atención médica y psico-social de los niños con cáncer y sus familias.
Los representantes sanitarios de la UE también han acordado aumentar la investigación en las resistencias antimicrobianas, por cuanto suponen un problema de salud que incrementa la morbimortalidad y reduce la calidad de vida. Del mismo modo, han llamado la atención sobre la importancia de realizar un uso racional de los antibióticos y el riesgo de la automedicación.
Ministerio Sanidad