Reportaje: La lucha contra la desertificación y pobreza acerca a los dos países de la Isla Española

Décadas de explotación incontrolada de los recursos forestales han dejado una grave herencia de tierras áridas e improductivas, especialmente en la parte haitiana de la frontera.

La falta de alternativas productivas ha hecho de esta zona una de las más pobres del planeta, con una altísima tasa de emigración económica – de haitianos hacia el país vecino y EEUU, y de dominicanos, sobre todo las mujeres, hacia Europa y EEUU.

La FAO, junto al Mecanismo Mundial de la Convención de Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación (UNCCD), está llevando a cabo una interesante iniciativa de desarrollo local, el PAN-FRO (Plan de acción para la zona fronteriza), basada en el manejo sostenible de los recursos naturales y en la creación de un tejido social destinado a potenciar los esfuerzos de desarrollo realizados a ambos lados de la frontera.

Alimentando el tejido social

«Desde el inicio nos propusimos que el resultado de esta experiencia no debía ser un documento más, con tiempos concretos y resultados predeterminados, sino más bien la creación de una plataforma social que agrupase a todos los que tienen algo que decir en el desarrollo de ambos lado de la frontera», explica Ana T. Sáez, responsable de los programas del Mecanismo Mundial del UNCCD para la región.

«La región necesita desesperadamente una inversión bien planificada y sostenida, que beneficie a todos los hogares, para desarrollar las actividades económicas de su población, incluyendo su agricultura familiar, y así parar el proceso de desertificación de la zona fronteriza», explica Luc Dubreuil, experto del centro de inversiones de la FAO.

«Las degradadas condiciones económicas y ecológicas del lado haitiano incentivan a sus habitantes a pasar al otro lado de la frontera como mano de obra agrícola, mucho más barata que la dominicana, provocando un gran desempleo entre los jóvenes dominicanos».

«Los que quedan viviendo a ambos lados de la frontera, no tienen más remedio que sobreexplotar los recursos naturales, su tierra y su bosque, para complementar sus ingresos», añade.

«Por eso es necesario estimular y fortalecer un tejido social amplio que pueda liderar un proceso de desarrollo local gestionado por y para los habitantes de ambos lados de la zona fronteriza», asegura L. Dubreuil.

Reconocimiento institucional

Tras dos años de trabajo en República Dominicana, el Presidente Mejía ha oficializado por decreto al Grupo Técnico Interinstitucional del PAN-FRO dominicano como órgano de desarrollo local, y el Gobierno de Haití acaba de entrar formalmente en el mismo proceso.

«Oficializar un órgano, que no es sólo del Gobierno sino también de los diversos grupos sociales representados y de las agencias de desarrollo que trabajan en la zona, es un indicador precioso del éxito de la iniciativa, que garantiza su independencia frente a los cambios políticos y que garantiza su permanencia en el tiempo», reconoce Ana Sáez.

Como resultado del trabajo realizado hasta ahora, ya se están llevando a cabo acciones y inversiones coordinadas en la Cuenca del Artibonito, compartida por ambos países, con agencias tales como la Organización de Estados Americanos, las cooperaciones canadiense y alemana, el Fundo para el Medio Ambiente Mundial, el Programa Especial de Seguridad Alimentaría de la FAO, apoyando así un amplio rango de actividades socioeconómicas en las comunidades y las municipalidades.

Ahora, con el apoyo continuo del Mecanismo Mundial y de la FAO, el PAN-FRO está comenzando a dar sus primeros pasos.

Como resultado de ello, la cooperación entre los dos países se está fortaleciendo significativamente y pronto ambos PAN-FROs se unirán en una plataforma única y durable de concertación entre comunidades fronterizas, autoridades y agencias de cooperación.

FAO

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