A la espera de conocer el comportamiento durante esta semana de las cotizaciones internacionales de los cereales en las principales bolsas mundiales, lo cierto es que hasta el momento podemos hablar de una recuperación de precios en las principales producciones cerealistas (trigo, cebada y maíz). Esta recuperación ya se ha dejado notar en las Lonjas de Cereales españolas y ASAJA advierte a los productores que mantengan la cautela ya que en opinión de la Organización no existen motivos para pensar que los precios sufran bajadas significativas próximamente.
Las recuperaciones de precios registradas la pasada semana en los principales mercados mundiales son fruto, por una parte, de las malas cosechas obtenidas como consecuencia, en unos casos, de la fuerte sequía, caso de Rusia, y en otros por las fuertes lluvias e inundaciones caso de Rumania, Ucrania y Bulgaria. A eso debemos añadir la toma de decisiones políticas de carácter unilateral como es la suspensión de las exportaciones decretada por las autoridades rusas.
En cualquier caso, este repunte de precios que tanto necesitaban los productores cerealistas (debemos recordar que el mercado de precios de los cereales está prácticamente hundido desde 2008) se ha producido como consecuencia de factores coyunturales y de intervenciones en el mercado de agentes externos al sector y no por la adopción de medidas estructurales de política de mercados tendentes a dar estabilidad y protección a los precios de los cereales.
Desde la aparición de la llamada ”Burbuja alimentaria” en 2007, que continuó en 2008, se ha demostrado la gran volatilidad de los mercados alimentarios, con efecto multiplicado por la globalización, demostrando que una decisión política, una catástrofe climática o una mera opción especulativa en un lugar del mundo puede tener repercusiones en todo el Planeta, afectando gravemente a la seguridad alimentaria.
Tanto en el caso de la actual subida de precios como en el caso de la subida de 2007 y 2008 las causas son diversas: malas cosechas en determinadas zonas productoras, decisiones geopolíticas adoptadas de forma unilateral; reservas estratégicas, movimientos especulativos, búsqueda de valores refugio para movimientos financieros, etc. Al igual que tampoco se sabe a ciencia cierta cual fue el factor determinante que provocó el hundimiento posterior de precios registrado en 2008 y que hasta la fecha los productores agrícolas han estado sufriendo, produciendo incluso a costa de no cubrir los costes de producción.
En suma, si queremos evitar estos bruscos movimientos y vaivenes de los mercados debemos exigir una política agraria que de estabilidad a los mercados, con medidas eficaces de gestión ante una crisis de mercado y que propicien que la ganancia de un sector como el cerealista repercuta positivamente en un precio justo que retribuya también al ganadero, evitando posiciones de indefensión ante movimientos especulativos y abusos en la cadena agroalimentaria.
Asaja