La aplicación de Greenergy facilitará, de este modo, un aumento en la competitividad de los agricultores europeos frente a las subidas de los carburantes. Esto, a su vez, generará precios más competitivos frente a los productos extranjeros procedentes de lugares donde la mano de obra es más barata.
Pero este proyecto no sólo significa una mejora en la rentabilidad de los productos, sino también una mejora medioambiental, ya que contribuye a la reducción en la emisión de gases con efecto invernadero y asesora a los agricultores para que cumplan con la legislación europea relativa al medio ambiente.
En el estudio se han analizado todos los requerimientos energéticos que necesitan los invernaderos europeos, con la gran complicación que esto ha conllevado, ya que las condiciones ambientales varían entre los diferentes países y ciudades. Para lograrlo, se ha desarrollado una herramienta que permite «auditar el rendimiento energético y determinar un sistema de medidas técnicas de mejora para la optimización del consumo de energía», comentó Zapata.
Además, el proyecto Greenergy ha establecido unos estándares europeos para regular los invernaderos, con el fin de aprovechar al máximo su consumo energético. Éstos han contemplado la legislación medioambiental actual y futura de la Unión Europea. “Estos estándares determinan los requisitos mínimos que los invernaderos deberán cumplir para conseguir el máximo rendimiento energético, teniendo en cuenta las condiciones climáticas de cada región, con objeto de minimizar sus pérdidas energéticas y maximizar su producción”, explicó Pilar Zapata.