Se espera que China plante unas 160.000 hectáreas de olivar en las laderas del Tibet

Tibet

El Gobierno Chino proyecta plantar 160.000 hectáreas de olivar en las inmediaciones del Tíbet, en la cordillera del Himalaya, con lo que aumentará un 500 % su capacidad en cinco años -actualmente cuenta con entre 33.000 y 40.000 ha.-, lo que supone una oportunidad de negocio para España, según expertos.

La profesora titular de la Universidad Politécnica de Madrid, María Gómez de Campo, ha animado a las empresas españolas a asesorarles sobre el desarrollo del olivar chino, lo que permitirá venderles después tecnología y conocimiento porque, de lo contrario, «lo harán otros, como Italia».

De momento, la Politécnica de Madrid está colaborando con el país asiático.

El año pasado, funcionarios chinos visitaron España para conocer variedades de ensayo, mientras que la Universidad de Beijing está interesada en enviar estudiantes de postgrado a este centro.

China cuenta con cultivos de olivos, especialmente en las provincias del centro geográfico del país de Sichuan, sur de Gansu y Hubei, «a pie de monte» cerca del Himalaya, puesto que los terrenos ubicados en las llanuras son utilizadas para cereales o oleaginosas.

En los años 60 se importó el olivo desde Albania y Rusia, la variedad «berat» mayoritariamente y, posteriormente en los 80 se introdujo nueva superficie con el apoyo de la Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en la zona centro-sur, más cerca del Trópico para evitar los efectos de las bajas temperaturas del monzón de Siberia.

Según Gómez de Campo, el interés del Gobierno por el olivo se explica por su interés para mantener el campesinado en estas áreas con un cultivo que les ofrezca rentabilidad para evitar que siga produciéndose migraciones masivas a las ciudades industrializadas y muy desarrolladas del Este y también por motivos medioambientales, para evitar la erosión de las laderas con una plantación perenne.

China produce ahora una cantidad residual de aceite de oliva, apenas 20 toneladas al año según algunas fuentes, y cuenta con pequeñas almazaras y explotaciones que aportan pocos rendimientos, aunque no existe buena información estadística.

No obstante, crece el interés en el país por plantar nuevos campos y adquirir tecnología para desarrollar su industria oleícola.

Sobre las perspectivas del olivar en el país asiático, la profesora cree que China seguirá adelante con sus plantaciones y obtendrá rentabilidad aunque con producciones bajas y «con problemas», derivados de una climatológica adversa y muy lluviosa en verano que provoca problemas sanitarios que no existen en otras latitudes.

Lo que sí parece claro es que «nunca llegarán al autoabastecimiento» de una población de grandes proporciones.

Ha asegurado que si los técnicos y profesionales que trabajen en la expansión del olivar en China se forman en España, lo más probable es que acudan a ésta para comprarle tecnología y asesoramiento, por lo que debe «posicionarse» y «no tener miedo de que nos vayan a quitar del mercado».

China está contactando con expertos italianos e israelíes, por lo que España «debe posicionarse» en ese mercado y ofrecerle información sobre su tecnología y también sobre sus aceites.

Aunque España es el primer proveedor actual de aceite de oliva a China, según ha recordado, los italianos se cotizan más.

El Consejo Oleícola Internacional prevé que en 2020 se alcancen 160 millones de hogares chinos con capacidad adquisitiva para comprar aceite de oliva y que esos consumidores se caracterizan por «mirar mucho» lo que hace Occidente y valorar más que otros mercados las cualidades saludables de los alimentos.

A su juicio, España debe potenciar las campañas de información y márketing sobre el uso del producto adaptado a esos consumidores.

Los chinos suelen cocer la verdura en su cocina, pero el aceite de oliva puede ofrecerles una nueva manera de utilizarlo para aliñarlas después y preparar las salsas.

Agroinformación

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