Se recomienda la inclusión de dos nuevos plaguicidas en la lista de sustancias bajo vigilancia

Nota de FAO
Un comité de expertos de todo el mundo ha dado nuevos pasos para la inclusión de dos plaguicidas –endosulfán y los compuestos de tributil estaño- en la lista denominada de Consentimiento Fundamentado Previo (CFP) establecida por el Convenio de Rótterdam, una tratado internacional que pretende evitar que los productos químicos peligrosos dañen a la salud humana o el medio ambiente.

El endosulfán es un pesticida muy utilizado en todo el mundo, particularmente en los cultivos de algodón. Su inclusión en la lista ha sido recomendada por los riesgos que su uso entraña para los trabajadores y el medio ambiente. Por su parte, el tributil estaño (TBT), que se usa en las pinturas antialgas en los cascos de los barcos, tiene gran impacto en el medio ambiente marino, en particular en los puertos cerrados, ya que es tóxico para los peces, moluscos y otros organismos

Los Gobiernos tomarán la decisión definitiva cuando se reúnan en Roma en 2008 para la reunión bienal de la Conferencia de la Partes del Convenio de Rótterdam sobre Consentimiento Fundamentado Previo (CFP) aplicable a ciertos plaguicidas y productos químicos peligrosos objeto de comercio internacional. En ese momento deberán debatir si se acepta la conclusión remitida esta semana por el Comité de Revisión de productos químicos de la Convención.

En la actualidad se encuentran disponibles en el mercado alrededor de 70.000 productos químicos diferentes y cada año se introducen 1.500 nuevos. Este hecho plantea un reto significativo a los organismos responsables de controlar y manejar estas sustancias potencialmente peligrosas.

Numerosos plaguicidas que han sido prohibidos o severamente restringidos en los países industrializados siguen comercializándose y utilizándose en los países en desarrollo. Con frecuencia se venden a campesinos que carecen del equipo y de los conocimientos adecuados para manejarlos con seguridad, por lo que con frecuencia sufren daños en su salud, o incluso mueren. En otros casos los pesticidas y productos químicos peligrosos obsoletos se almacenan y abandonan, con lo que se requiere elevadas sumas de dinero para su eliminación.

Apoyada de forma conjunta por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Convención de Rótterdam facilita a sus países miembros que se beneficien de las experiencias y errores de otros para promover la transparencia y el compartir la información sobre los riesgos potenciales para la salud humana y el medioambiente

Según el Convenio, el comercio de productos químicos y de plaguicidas incluidos en la lista de Consentimiento Fundamentado Previo (CFP) requieren la aceptación del país importador (ver nota a pié de página con la lista de las 39 sustancias actuales). Ello facilita a los países en desarrollo poder decidir sobre los plaguicidas y productos químicos peligrosos que desean recibir y excluir los que no pueden manejar de forma segura.

Los países exportadores tienen la responsabilidad de asegurar que ninguna exportación abandona su territorio cuando el país importador ha decidido no aceptar el producto químico o plaguicida en cuestión.

De esta forma, la Convención ayuda a los Gobiernos a mejorar su capacidad nacional para manejar los productos químicos, evitar daños al medio ambiente y la salud, y minimizar los costes de limpieza. También empuja a la industria química a buscar y promover alternativas más inocuas.

FAO

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