Los nuevos descubrimientos del informe “Food for thought: the use of marine resources in fish feed”, de WWF/Adena, revelan que la acuicultura de peces (principalmente salmón, trucha, atún, lubina, dorada y bacalao) y crustáceos consume actualmente el 70% de la producción mundial de aceite de pescado y el 34% del pescado de mesa.
Según WWF/Adena, que toma como base la estimación conservadora de que para producir 1 Kg de pescado procedente de acuicultura se emplean 4 Kg de pescado silvestre, la demanda creciente de la acuicultura en rápido desarrollo tendrá consecuencias muy graves para los stocks de muchas especies de pequeños pelágicos como la sardina y la bacaladilla. En el caso del atún rojo, son 20 los kilos de pescado silvestre los necesarios para producir 1 Kg de atún. WWF/Adena pide que no siga desarrollándose la industria del cultivo de la trucha y el salmón a menos que se cambie de inmediato las fuentes alimenticias de los peces cultivados. En este sentido, WWF/Adena hace un llamamiento a los gobiernos para desarrollar y estimular el uso de fuentes alimenticias alternativas para la industria acuicola, como restos de pescados o proteínas de origen vegetal e ir tendiendo al cultivo de especies herbívoras. WWF/Adena pide también a la industria acuicultora que utilice alimento proveniente de stocks gestionados sosteniblemente.
El Dr. Simon Cripps, Director de la Campaña de Mares Amenazados de WWF/Adena, declaró: “En su estado actual, la acuicultura contribuye a aumentar la presión sobre los stocks de pescados ya sobreexplotados. La disminución de estas especies utilizadas como alimentos para la acuicultura puede tener consecuencias ecológicas devastadoras, destruyendo la cadena alimenticia que mantiene a los socks silvestres de bacalaos, merluzas y otras especies comerciales, así como a delfines, orcas y aves marinas”.
El alimento para peces y el aceite de pescado se producen principalmente a partir de especies procedentes del Atlántico Norte y las costas de Chile y Perú. El pescado utilizado para esta producción representa más de una tercera parte de las capturas totales en todo el mundo.
En el Atlántico Norte muchas especies se consideran sobreexplotadas. La pequeña pesquería del bagre resulta especialmente preocupante, ya que se encuentra al borde del colapso. La captura de bagre en 2001 fue de 1,8 millones de toneladas; más del doble de su cuota, y no existe ningún plan de gestión de la pesquería en la actualidad.
Simon Cripps añadió: “Los gobiernos deben reconocer que el mejor modo de maximizar la captura sostenible de los pescados comerciales es garantizar la salud de los ecosistemas marinos. La acuicultura puede desempeñar un papel valioso para abastecer adecuadamente a los consumidores, pero es imprescindible que lleve aparejadas pesquerías sostenibles y fuentes alimenticias sostenibles para los pescados que cultiva.”
WWF/ADENA