Las familias campesinas, gravemente afectadas por la guerra y por tres años de sequía, son las destinatarias de las semillas. Según informa la FAO, la distribución corre a cargo de 26 organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales.
Todas las semillas se han comprado a productores nacionales que participan en el Programa de Multiplicación de Semillas de la FAO. La organización contrató el año pasado a varios miles de agricultores para la multiplicación de semillas de trigo de alta calidad, aptas para la agricultura de riego y de secano.
«Comprando las semillas directamente de los agricultores se refuerza la producción nacional de semillas de alta calidad y la adopción de nuevas variedades», afirma Anne M. Bauer, Directora del Departamento de Operaciones de Emergencia y Restablecimiento.
«Las semillas son de la mejor calidad disponible en Afganistán. Las semillas enriquecidas han sido seleccionadas para adaptarse a las características del país, por ello no necesitan grandes cantidades de fertilizantes ni de plaguicidas. La mayor parte de los agricultores afganos conoce las variedades enriquecidas, que son además más resistentes a las enfermedades».
80.000 familias reciben semillas y fertilizantes
Alrededor de 80.000 familias de campesinos sin recursos para comprar nuevos insumos han recibido maletines de semillas y fertilizantes.
«Este material no resolverá todos sus problemas pero supone una contribución importante para ayudarles a reanudar la producción de alimentos con variedades de alto rendimiento. Será un primer paso para que produzcan alimentos para el consumo propio o para vender en el mercado. Así podrán romper el círculo vicioso de la pobreza y el endeudamiento», asegura Bauer.
La FAO calcula que el cultivo de las semillas distribuidas rendirá unas 120.000 toneladas de trigo. Los beneficiarios tendrán que pagar el material que se les ha entregado en metálico o en especie (trigo). Las comunidades destinarán este reembolso a proyectos de desarrollo.
El proyecto de emergencia, de un costo total de 4,5 millones de dólares, ha sido financiado por Alemania, Italia, Kuwait, Noruega, Suiza y el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas.
«Hay que recordar, sin embargo, que con esta distribución de semillas se cubre sólo una parte muy pequeña de las necesidades reales. En total, la exigencia de semillas de calidad en Afganistán se cifra en unas 250.000 toneladas por temporada. Este año la producción ronda las 15.000 toneladas. El sector afgano de producción de semillas puede producir una cantidad mucho más grande», añade Bauer.
«Si queremos ayudar a los agricultores a salir de la pobreza y a producir más alimentos tenemos que potenciar la ayuda que les prestamos, ampliar el programa de multiplicación de semillas y mejorar su comercialización y manufactura. Hoy en día la comercialización de las semillas es prácticamente inexistente. Nuestro objetivo es conseguir que la multiplicación de semillas sea sostenible y preparar la transición hacia la privatización y la comercialización más efectiva. Para cubrir todos estos sectores es necesaria la ayuda de los donantes», concluye Bauer.
FAO