Se cubrió un amplio espectro de temas que pasaron por las relaciones de la planificación territorial con la forestal, la participación pública en planificación forestal, medidas financieras de compensación e incentivación, márketing de los productos y los servicios forestales, legislación forestal, certificación forestal, percepción de los montes, etcétera.
Se contó con ponentes del prestigio profesional de Martí Boada, Jesús Garitacelaya, Jose María Solano, Eduardo Rojas, Americo Mendes (Portugal), Oldman Segura (Costa Rica), etc. Igualmente el nivel de los asistentes marcó una media muy alta de profesionalidad.
Entre las principales conclusiones que fue posible sacar a lo largo de las sesiones se encuentran:
§ Hay países en los que la aplicación de instrumentos económicos innovadores para la conservación de la naturaleza ya son una realidad; tales como el cobro de una tasa del agua destinado a un fondo de conservación de la biodiversidad revertiente en el propietario forestal.
§ Existe un hueco entre la planificación estratégica de los planes forestales autonómicos y los tradicionales proyectos de ordenación de montes, que vendrán a cubrir la nueva figura de los PORF (Planes de Ordenación de los Recursos Forestales).
§ Se da una gran variabilidad en la concepción de la participación en planificación forestal; y que superando los órganos consultivos mediante representantes, se debe tender a formas más directas de participación con los propios afectados por la gestión forestal.
§ Todas las formas de inversión directa, ventajas e incentivos fiscales, subvenciones, ayudas y primas, etc, deben estar basadas en contratos de gestión compartida entre los propietarios del terreno y la Administración, o entre éstos y sociedades privadas, etc para una mayor efectividad.
§ Se genera una cuestión de vital importancia en nuestra sociedad predominantemente terciaria ¿Cómo puede ser que en una sociedad en que el 70% son servicios, los forestales tengamos problemas para generar servicios?. La respuesta puede ser que nos falta organización en el sector, que existe una carencia de marketing de los servicios forestales. Si hay una buena gestión, el sector forestal tiene todo aquello que cualquier empresa desea: UN MERCADO CRECIENTE.
§ El Mercado ambiental crece a un ritmo superior que el crecimiento económico e industrial, pero se teme que esto solo se mantenga mientras recibamos fondos europeos. La solución pasa por una política integral del mundo rural, dirigida al territorio y al mantenimiento del “umbral mínimo de población rural”.
§ Al igual que se ha consolidado el principio de quien contamina paga en el medio ambiente industrial, se debe promover por todos los medios que quien conserva cobra en el medio ambiente natural.
§ La legislación forestal mediterránea tiende a ser menos restrictiva y a introducir las funciones sociales y ambientales. El reto se plantea en “encontrar el equilibrio entre la propiedad pública y privada; encontrar el equilibrio entre los propietarios y los beneficiarios; como abrir mercados inexistentes para las nuevas demandas; debería regular la financiación pública (y de otras procedencias) el sector forestal”.
§ La certificación es un instrumento de mercado útil para impulsar los compromisos de la sociedad con el monte, y que entre los métodos de certificación se tiende a confluir conforme se va avanzando en su definición.
§ La percepción social del monte, difiere en ocasiones de la realidad técnica que muestran los datos, mostrando una mala información y una falta de participación de la sociedad. Y es que muy pocas veces se pregunta a la sociedad ¿qué es lo que quiere y espera de los montes?
Mapa