Al peso, la trufa negra es una de los alimentos más caros del mundo. Aunque se pueden cultivar, la mayor parte de la trufa negra se encuentra en estado salvaje y crece alrededor de las raíces de árboles como robles, el tilos y avellanos. Las trufas se ‘cazan’ con perros o cerdos adiestrados para reconocer su característico aroma.
La empresa Viveros y Trufas Daniel Bertolín dispone de trufa negra recogida diariamente en sus plantaciones y servida por mensajería a cualquier lugar. De esta manera podrás tener a tu disposición en pocas horas trufa negra fresca, de diciembre a marzo y trufa de verano desde mayo a agosto.
Las trufas se deben de comer maduras para disfrutar de su excelente sabor y se pueden mantener en un contenedor cerrado en la nevera en un medio absorbente, como un trapo de cocina o arroz, para asegurarte de que no se pudran debido a la humedad que desprenden. Las trufas negras, al contrario que la blancas que nunca deben de cocinarse, se pueden pelar y usar crudas o cocinar ligeramente.
Si te interesa saber más sobre este preciado hongo puedes visitar el interesante Museo de la Trufa de Metauten, población ubicada en la Sierra de Lokiz en Navarra.