Un recorte de los aranceles NMF erosiona las preferencias con las que los productos de muchos países en desarrollo de África, Caribe y del Pacifico acceden a nuestros mercados. Un recorte del 90% eliminaría de la noche a la mañana este acceso preferencial y rendiría imposible su transición al libre comercio. Nuestro análisis indica que el nivel de reducción arancelaria que propugna Estados Unidos eliminaría 6.400 de los 9.400 millones de euros del volumen total de exportaciones agrícolas de los países ACP hacia Europa.
Hasta la fecha, ningún sector se ha confrontado a tales recortes en las anteriores rondas de negociación multilateral. Consideramos que quien pide a Europa y a otros países este nivel de ambición en una sola Ronda no adopta una posición realista.
De igual manera, el recorte del 75% exigido por el G20 tendría un efecto devastador en el acceso preferencial de los países menos desarrollados y en el sector agrícola europeo.
Europa propone una reducción del 60% en los aranceles más elevados y fija un tope del 100% en su arancel máximo. Esta importante oferta reduce en más de la mitad los aranceles más elevados y presiona al resto de países desarrollados a reducir sus aranceles agrícolas. El recorte aplicado al arancel medio es del 46%, que pasa del 22.8% al 12.2% y supera con creces los resultados obtenidos en la Ronda de Uruguay. Este recorte aumentando el acceso a los mercados, se hace de la forma más gradual y menos dañina posible para los agricultores europeos y las exportaciones de los países ACP.
¿Estarían los países en desarrollo sujetos a los mismos recortes?
No. La Unión Europea siempre ha propugnado un tratamiento diferenciado para los países en desarrollo. La propuesta europea prevé que las reducciones arancelarias para estos países se limiten a 2/3 de los recortes aplicados al resto de países y que sus bandas arancelarias sean 1/3 superiores. Asimismo, el arancel máximo aplicable a un país en desarrollo seria del 150%, no del 100%.
La propuesta europea también incluye una “Ronda gratis” para los 48 países menos desarrollados, a quienes no se les exige ningún recorte como contrapartida.
¿Qué ocurre con las subvenciones agrícolas? Habiendo presentado el recorte del 70%, Oxfam afirma que esta cifra no significa un recorte en el nivel de gasto real.
Más allá del compromiso de eliminar las subvenciones a la exportación –con la condición de que otros países desarrollados también lo hagan–, la UE propone recortar en un 70% las ayudas agrícolas que más distorsionan el comercio y reducir las incluidas en el compartimiento de minimis en un 80%.
Aunque el recorte se basa en los cambios introducidos por la reforma de la PAC en 2003, esta oferta es extremadamente ambiciosa. El 90% de las ayudas agrícolas ya se han desvinculado de la producción y ahora la UE quiere consolidarlas en Ginebra.
Cuando Oxfam habla de “recortes sin incidencia real”, elude que las negociaciones de la Ronda de Doha están basadas en una situación que data de hace cinco años, previa a las reformas internas que cambiaron la naturaleza de las subvenciones europeas. La UE no merece ser criticada por no llevar a cabo una reforma y por no reducir los niveles de ayudas porque, simplemente, ya se ha hecho.
La UE ha sido acusada de restringir el acceso a sus mercados agrícolas de los productos procedentes de países en desarrollo ¿Cómo se defiende ante estas acusaciones?
En el tema de la apertura de los mercados agrícolas a los productos de los países en desarrollo, el liderazgo de la UE es sin discusión. La UE tiene el mercado más abierto del mundo para estos países. Bajo el régimen preferencial unilateral “Todo Excepto Armas”, los 48 países más pobres del planeta –de los cuales 34 son subsaharianos–, exportan a la Unión Europea sin estar sujetos a aranceles ni cuotas. De este modo, la UE importa más productos agrícolas de los países menos desarrollados que el resto del mundo combinado. La UE representa el 70% de las exportaciones agrícolas de estos países, mientras que Estados Unidos sólo el 17%. Prácticamente todas las importaciones procedentes de los 80 países ACP entran en la UE sin estar sujetos a aranceles o estándolo muy poco.
A todas estas iniciativas hay que sumar una ambiciosa reducción en el número de productos designados como sensibles y que ofrecen protección a algunos sectores europeos. La UE invita a los otros países desarrollados a seguir su ejemplo, como ya lo ha hecho pidiendo la adopción, por parte de Estados Unidos, Canadá y Japón, de una iniciativa similar a “Todo Excepto Armas”.
Además, la UE se compromete a que la Ronda de Doha incremente el acceso a los mercados de bienes industriales, una categoría que representa el 75% del comercio de los países menos desarrollados.
¿Los productos sensibles: un contrapeso al acceso a los mercados?
No, y en este tema los números hablan por sí solos. La Unión Europea ofrece reducir el número de productos sensibles limitándolos a un 8% de sus líneas arancelarias agrícolas. También hemos manifestado que los productos sensibles no van a estar exentos de recortes y que el sistema de cuota arancelaria se va a ampliar a todos los productos de esta categoría con la intención de ofrecer un mayor acceso a los mercados de productos definidos como sensibles.
La oferta europea va acompañada de una serie de condiciones ¿A qué responden?
Como es lógico, esta oferta sólo es vinculante como parte de un acuerdo final de la Ronda de Doha. La UE se reserva el derecho de retirar la oferta en cualquier momento. Todo compromiso sólo lo será si se inscribe dentro de un acuerdo global.
Nuestra condición más elemental es que cualquier propuesta de acceso a los mercados agrícolas por nuestra parte induzca avances en las negociaciones en el comercio de servicios y de bienes industriales; negociaciones que, hasta la fecha, se han retrasado en detrimento de las primeras. La Ronda de Doha no se puede centrar exclusivamente en la agricultura. Avanzar en las otras dos categorías es crucial para asegurar que la Ronda del Desarrollo de Doha se concluya de manera equilibrada y exitosa.
Sin embargo, existen otras condiciones. La UE desea que Estados Unidos clarifique cómo propone clasificar las subvenciones que se incluyen en la caja azul. De igual manera, la UE requiere un mayor compromiso para eliminar los Créditos a la Exportación y la Ayuda Alimentaria. La UE quiere compromisos similares por parte de Australia, Nueva Zelanda y Canadá en las reformas de sus Empresas Comerciales del Estado.
¿Por qué esta insistencia en el progreso paralelo de las negociaciones en el comercio de bienes industriales y de servicios?
El acceso a los mercados de servicios y de bienes industriales es una cuestión esencial para los países en desarrollo teniendo en cuenta que alrededor del 75% de su comercio está compuesto de bienes industriales y que el 70% de su factura arancelaria va a otros países en desarrollo. Es lógico, entonces, que cualquier intento por reducirla pase por la disminución de los aranceles de los productos industriales. Asimismo, el desarrollo de estos países también depende de una mayor liberalización de los servicios. La apertura de éste sector es un elemento crucial teniendo en cuenta que la presencia de un sector bancario sólido, de un sistema de transportes eficiente o de comunicaciones adecuadas, son, entre otras, condiciones necesarias para el desarrollo. Nuestras inversiones pueden contribuir a su desarrollo. Lo que se busca no es la intromisión de las empresas europeas en estos países sino que estas inversiones contribuyan a fortalecer sus economías y a estimular su crecimiento.
Un mayor progreso en la apertura del comercio de bienes industriales y de servicios es crucial para que Europa obtenga un resultado equilibrado en las negociaciones, ya que Europa representa el 25% del comercio mundial de servicios y una quinta parte del de bienes industriales. La UE es el primer exportador mundial, y aquí reside, precisamente, nuestra ventaja comparativa. Nuestra estructura arancelaria para este tipo de bienes es prácticamente inexistente con un arancel medio del 4%. Esta ronda constituye el último “trueque” y esperamos un resultado ambicioso para las empresas y exportadores europeos.
¿Se encuentra la oferta europea dentro de los límites establecidos por el mandato del Consejo?
Sí. La propuesta presentada por la UE en cada uno de los distintos pilares de las negociaciones agrícolas entra dentro de los límites de la reforma de la PAC del 2003. Esta oferta es condicional al avance de las negociaciones tanto en el sector agrícola como en las otras áreas de la Ronda.
El mandato de la Comisión señala que se deben respetar los límites establecidos por la reforma de la PAC del 2003 y que el margen de maniobra que ésta proporciona se debe utilizar a condición de que los demás socios de la OMC ofrezcan concesiones equivalentes en el ámbito de la agricultura y con el fin de lograr un resultado equilibrado, tal y como fue expresado en la declaración final de la reunión del Consejo de Junio del 2003 sobre la Reforma de la PAC:
“La reforma de la PAC constituye una importante contribución de Europa al Programa de Doha para el Desarrollo y señala los límites para el mandato de negociación de la Comisión en la Ronda de la OMC. Su sustancia y su calendario tienen por objetivo evitar que la reforma se conciba e imponga en Cancún y/o en Ginebra -lo que podría ocurrir si acudiéramos allí con las manos vacías. El Consejo recalca que el margen de maniobra que proporciona esta reforma en relación con el Programa de Doha para el Desarrollo sólo podrá utilizarse a condición de que nuestros socios de la OMC lleven a cabo concesiones agrícolas equivalentes”.
En lo que se refiere al acceso a los mercados, la propuesta de la Comisión se ha fundado en el apoyo mostrado por el Consejo al Acuerdo Marco de julio del 2004 y a su llamamiento a realizar “mejoras sustanciales del acceso a los mercados” en agricultura. La nueva oferta mejora el acceso a los mercados, un elemento crucial de los objetivos de desarrollo expresados por el consejo, sin dañar al sector agrícola europeo.
La oferta de la UE es estrictamente condicional a la presentación de propuestas equivalentes en agricultura y en los otros sectores de negociación de la Ronda. La vigencia de la oferta europea depende del progreso de las negociaciones en estas áreas.
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