En este sentido, la ONG señala que el único organismo modificado genéticamente cuyo cultivo estaba autorizado hasta esta semana en la Unión Europea (UE) era el maíz transgénico ‘MON810’, del que España es el único país que lo cultiva a gran escala. No obstante, estaba permitida también la importación de varios tipos de maíz y soja transgénicos que han contaminado leches y papillas infantiles, galletas, bollería o platos preparados, denuncia la ONG.
Además, la organización critica la aprobación, el pasado martes, de un nuevo cultivo transgénico que «añade nuevos riesgos alimentarios en otro alimento, la patata y más cuando esta patata está modificada genéticamente para su uso industrial y presenta graves incertidumbres para la salud». Así, advierte de que la propia multinacional que comercializará esta patata, BASF, asegura en su solicitud de autorización que «no se puede descartar que esta patata sea usada o termine apareciendo en la alimentación».
La patata transgénica aprobada, conocida como Amflora, está modificada genéticamente para producir una mayor proporción de amilopectina, un almidón que se usa en procesos industriales, como el de la fabricación de papel. Como han denunciado varias organizaciones de la sociedad civil la presencia en esta patata de genes de resistencia a antibióticos, práctica contra la que han advertido la Agencia Europea del Medicamento o la Organización Mundial de la Salud, hace que la entrada de esta patata en la alimentación suponga un «grave riesgo sanitario».
En este sentido, Amigos de la Tierra asegura que esta patata «no es necesaria y no aporta ningún beneficio que no pueda ser obtenido por métodos convencionales», pues, tal y como explican, hay otras patatas en el mercado que aportan la misma cantidad de amilopectina y no han sido modificadas genéticamente.
Europa Press