Un equipo del CSIC establece un nuevo modelo para proteger a especies amenazadas de extinción

Los osos pardos tienen más probabilidades de reproducirse en Asturias o el norte de León que en el área palentino-leonesa. En cambio, sus opciones de supervivencia son mayores en esta zona oriental de la Cordillera Cantábrica que en el territorio más occidental. A partir de esta idea, en apariencia sencilla, científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han establecido un nuevo modelo para estudiar el hábitat de especies amenazadas y favorecer su conservación.

El estudio, cuyas conclusiones han sido publicadas en Conservation Biology, establece un modelo para identificar en territorios habitados por especies amenazadas aquellos factores que dificultan su conservación, distinguiendo entre los que afectan a su reproducción y los que multiplican su mortalidad. Una vez localizados los principales factores que amenazan la presencia de una especie en un determinado territorio, se podrían aplicar medidas de conservación a la carta, más eficaces.

Este planteamiento, que ha sido empleado en el estudio de la presencia del oso pardo en la Cordillera Cantábrica, podría aplicarse a otras especies amenazadas, sobre todo mamíferos. “El modelo se puede extrapolar a otras especies amenazadas, fundamentalmente aquéllas cuya mortalidad se asocia a la actividad humana”, explica Javier Naves, autor principal del estudio y responsable de los trabajos de campo.

Reproducción y mortalidad

Frente al enfoque tradicional, que al estudiar las condiciones de vida de una especie valora conjuntamente todos los factores que condicionan su presencia en un hábitat, los investigadores de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) han estudiado de forma independiente los dos factores demográficos claves en un hábitat: reproducción y mortalidad.

La reproducción está condicionada sobre todo por la disponibilidad Y variedad de alimento, es decir, por la calidad del hábitat «natural»; mientras que la mortalidad depende básicamente de la presencia y actividad del hombre, lo que determina la calidad del hábitat «humano».

A partir de estas consideraciones, los científicos del CSIC han estudiado las condiciones de vida de las dos únicas poblaciones de oso pardo presentes en la Cordillera Cantábrica, que suman entre 70 y 90 ejemplares.

Las conclusiones del trabajo revelan que la población oriental de osos de la Cordillera Cantábrica ha sobrevivido en un refugio de baja mortalidad, donde el hábitat «natural» es pobre. Todo lo contrario ocurre en la población occidental, donde el índice de mortalidad es más elevado. En ninguno de los dos casos estudiados el hábitat reúne condiciones óptimas de elevada reproducción y baja mortalidad.

El trabajo ha sido desarrollado por los investigadores de la Estación Biológica de Doñana Miguel Delibes, Javier Naves y Eloy Revilla, en colaboración con el científico del Centro de Investigaciones Ambientales de Leipzig Thorsten Wiegand.

CSIC

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