A pesar de ser lugares muy alejados de los focos de contaminación, los lagos de alta montaña que se encuentran a mayores cotas de altitud están más contaminados que los que se hallan a menor altitud. Ésta es la principal conclusión de un trabajo dirigido por Joan Grimalt, profesor de investigación del Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que acaba de publicar la revista Environmental Science and Technology.
Los investigadores dirigidos por Grimalt han analizado los niveles de cuatro grupos de contaminantes clorados (hexaclorobenceno, hexaclorociclohexano, policlorobifenilos y DDT) en músculo e hígado de truchas de 11 lagos de alta montaña repartidos entre Noruega, los Alpes, las montañas Tatra (en los Cárpatos), los Pirineos, las montañas Rila (Bulgaria) y Escocia.
Todos estos lagos se encuentran a altitudes de entre 2.800 y 300 metros. Los ejemplares capturados para el estudio pertenecen a tres especies de trucha: ártica, asalmonada y arco iris. Los investigadores han comparado en la investigación factores como altitud, temperatura, contaminación en agua o grasas en tejido muscular de los peces.
EDAD Y TEMPERATURA, FACTORES CLAVE
La principal conclusión del trabajo es que la mayor concentración de organoclorados depende de variables como la edad del animal y la altitud del lago. En concreto, han concluido que a más altitud, más contaminación, así como que a más edad del pez, mayor acumulación de contaminantes en su carne. No obstante, ambas variables, edad y altitud, son independientes entre sí.
La variable de altitud se correlaciona con la temperatura. La investigación ha mostrado que las concentraciones de contaminantes son mayores con temperaturas más frías, con incrementos que pueden ser de 25 a 150 veces más contaminantes en el rango de temperaturas que oscila entre 8,7º y -2,3º. Esto se debe, según explican los investigadores, a un fenómeno de condensación.
Los compuestos están dispersos en la atmósfera. Cuando la temperatura desciende, se condensan en los puntos fríos, siendo mayor la condensación cuanto más fríos sean esos puntos. Esto explica por qué en las montañas más altas aparece una mayor concentración de estos compuestos. Este proceso de condensación también implica la acumulación de los contaminantes en lagos y afecta sobre todo a los compuestos menos volátiles, como policlorobifenilos y DDT.
Si bien este tipo de contaminación presente en los peces no supone ningún riesgo para la salud humana, el resultado del estudio es muy interesante desde el punto de vista científico. Por un lado, demuestra un efecto que tienen los contaminantes que viajan a largas distancias; por otro, refleja que la contaminación es un problema con consecuencias a escala global.
El artículo que recoge las conclusiones del trabajo, recién publicado en la revista científica Environmental Science and Technology, está firmado por Joan Grimalt e Ingrid Vives (Instituto de Investigaciones Químicas y Ambientales de Barcelona, CSIC), Jordi Catalán (Centro de Estudios Avanzados de Blanes, CSIC), Björn O.Rosseland (Norwegian Institute for Water Research) y Rick W.Battarbee (University College London)
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