Nota de Andalucía Innova
Un equipo de científicos de la Universidad de Jaén, pertenecientes a los grupos de investigación de ‘Química Analítica’ y ‘Bioquímica y señalización celular’, trata de averiguar qué componentes activos de aceites esenciales extraídos de plantas naturales pueden emplearse frente a hongos patógenos del girasol y del olivo. “Una vez que sepamos el compuesto o los compuestos que inhiben el crecimiento de dichos hongos, la cuestión sería averiguar si interesa más extraerlos de las plantas o bien si es preferible sintetizarlos químicamente y poder utilizarlos como fungicidas”, añade María Victoria Gómez Rodríguez, científica del grupo ‘Bioquímica y señalización celular’.
Para lograr estos objetivos, los científicos jiennenses han extraído, hasta el momento, una amplia variedad de aceites esenciales procedentes de plantas de la provincia de Jaén, para posteriormente probar su actividad antifúngica frente a determinados hongos patógenos del girasol y del olivo. De entre los ensayados, un pequeño número del total, cuatro aceites esenciales, han mostrado eficacia frente a hongos.
El grupo de Jaén ha comprobado el efecto protector que tiene la aplicación del aceite esencial procedente de la planta B. gibraltarium frente a Plasmopara halstedii, agente causal del mildiu en girasol y parásito obligado del mismo. Una vez comprobado el efecto inhibidor del crecimiento, el siguiente paso es si el efecto de la esencia es propiamente fungicida, o si por el contrario desencadena una respuesta de defensa en la planta, que limita la expansión del hongo en la misma.
Las plantas enfermas por el hongo mildiu presentan clorosis o falta de hierro alrededor de las nervaduras principales de las hojas, la que se manifiesta principalmente en el haz de las hojas más jóvenes, comenzando desde la base hacia el ápice. En el envés de las hojas, en concordancia con la clorosis en la cara superior, se puede observar un moho blanquecino constituido por micelio y fructificaciones asexuales del hongo. Las plantas atacadas pueden presentar disminuciones de altura en varios grados y, si no mueren, pueden alcanzar alturas entre 10 y 50 cm. Si una planta atacada florece, su capítulo queda en posición horizontal, con el disco floral mirando hacia arriba.
Del mismo modo, han realizado ensayos in vitro frente a Verticillium dahliae, hongo que causa la verticilosis del olivo, con resultados muy prometedores, tal y como apunta Ana Mª Fernández Ocaña, investigadora del grupo ‘Bioquímica y señalización celular’: “Hemos conseguido inhibiciones del crecimiento para este hongo de hasta el 100%”. He aquí la importancia de este estudio, ya que para la verticilosis del olivo aún no existe tratamiento alguno. El objetivo es ahora fraccionar dicho aceite esencial y probar con las diferentes fracciones, para encontrar el posible o posibles compuestos que están produciendo dicha actividad.
El hongo Verticillium dahliae se trata de una especie que se reproduce asexualmente por medio de esporas y produce microesclerocios, estructuras microscópicas duras adaptadas a soportar condiciones ambientales muy adversas. Además, tiene la capacidad de infectar numerosas plantas, cultivadas o no cultivadas, herbáceas o leñosas, y crecer parasíticamente en la planta confinando al tejido por el cual la planta transporta el agua absorbida por las raíces hasta las partes aéreas. Este proceso dificulta considerablemente la accesibilidad de fungicidas aplicados a la planta.
Este uso de aceites como fungicidas frente a hongos patógenos del olivar, supone una innovación desde distintos puntos de vista: por un lado, son compuestos naturales respetuosos con el medio ambiente. Por otro, se trata de mezclas de volátiles cuyo mecanismo de acción se sugiere que podría interferir en la inducción de la respuesta de la planta frente a patógenos, por activación de sus mecanismos de defensa; y por último, las dosis utilizadas son muy bajas.
Andalucía Innova