“Hemos desarrollado un modelo para representar mediante mapas cómo se van sucediendo los distintos tipos de vegetación en un paisaje mediterráneo, incluyendo los incendios como elemento implícito en la dinámica de la vegetación mediterránea”, explica a SINC Raúl Romero Calcerrada, investigador del Departamento de Tecnología Química y Ambiental de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y coautor de un trabajo que ha publicado on line la revista Enviromental Modelling & Software.
El área de estudio ha sido la Zona Especial de Protección para las Aves (ZEPA) número 56, que se extiende por los encinares de los ríos Alberche y Cofio del sudoeste de Madrid. “Aunque los resultados se pueden extender a otras regiones del área mediterránea”, apunta Romero.
El modelo parte de un escenario original y predice la sucesión vegetal más probable según las variables introducidas. Se tienen en cuenta parámetros como el grado de dispersión de las plantas (por brotes o por semillas), su distribución espacial y temporal, y los recursos por los que compiten (sobre todo, luz y agua).
Tras un incendio este tipo de ecosistemas generalmente pueden evolucionar desde un pastizal a un matorral (con jaras, lavandas y genistas), posteriormente a un bosque de transición (con pinos, enebros y algunas encinas) y, finalmente a un encinar, en el plazo de unos 100 años. Pero esta evolución puede modificarse dependiendo de diversos factores.
Así, los resultados señalan por ejemplo que, en condiciones de aridez del terreno o ausencia de bellotas de encina, en 30 años una zona quemada puede llegar a ser un pinar. Por el contrario, si las condiciones hídricas y edafológicas son favorables, el ecosistema podría evolucionar en menos tiempo hacia un bosque caducifolio, compuesto por castaños o robles melojos.
“La intensidad y el número de incendios afectan directamente sobre la evolución y tipo de cubierta vegetal”, indica Romero, que recuerda la gran influencia del hombre respecto a este y otros factores que afectan a las zonas mediterráneas. De hecho esta investigación forma parte de un estudio más amplio sobre los cambios en la ocupación del suelo en áreas rurales, y se integrará con otros modelos para ayudar en la toma de decisiones sobre el uso de estos territorios.
Autómatas celulares para representar el fuego
“Para representar el comportamiento del fuego utilizamos ‘autómatas celulares’ de expansión del incendio, teniendo en cuenta lo inflamable que es la cubierta del suelo, la pendiente, el viento y el grado de humedad de la vegetación”, explica a SINC el autor principal de la investigación, James D. A. Millington, de la Universidad Estatal de Michigan (EE UU). Los ‘autómatas celulares’ son una herramienta matemática utilizada en inteligencia artificial para seguir los pasos de objetos relacionados entre sí dentro de una rejilla (en este caso, un mapa).
Millington destaca que el modelo es capaz de representar los paisajes sobre extensiones superiores a las 1.000 hectáreas sobre un mapa con buena resolución tanto espacial (de 0.01 – 10 ha) como temporal (a escala anual o superior a siglos).
Además de los dos investigadores, en el estudio también han participado científicos de la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda), y de la Universidad de Sheffield y el King’s College de Londres en el Reino Unido.
SINC