Un nuevo invernadero puede cambiar la horticultura holandesa

El invernadero del futuro funciona como un microcosmos. El invernadero cerrado
ahorra un 30% de energía, necesita un 80% menos de pesticidas y produce un
20% más de tomates. Este nuevo invernadero recibió el
premio de innovación en la feria internacional Hortifair
celebrada recientemente en Amsterdam.
En el invernadero cerrado del fabricante Innogrow se
cultivarán hortalizas de invernadero como lechuga,
pimiento, pepino, tomate y otros. Dicho invernadero
ahorrará mucha energía y será ecológico. Un invernadero
es, en efecto, una gran placa solar. El invernadero guarda
calor, pero en verano las temperaturas son demasiado altas y hay que ventilar. En
el invernadero cerrado, ese calor se lleva a un almacén térmico en un depósito de
agua debajo de la tierra y, cuando hace frío, se
consigue la temperatura deseada con un
intercambiador de calor y una bomba térmica.

El invernadero utiliza un 40% de energía sostenible.
Es decir, diez veces más que lo acordado en el
Protocolo de Kioto. En el invernadero cerrado se
puede también usar CO2, para mejorar el crecimiento
de las plantas. Y, al ser cerrado, está aislado de plagas y enfermedades,
favoreciendo también la lucha biológica.
Desde el sector productor se ha acogido bien esta innovación ya que puede
mejorar la competitividad de la horticultura holandesa de invernadero que se ve
cada vez más amenazada por las producciones de otros competidores.

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