Un proyecto nacional de investigación estimará y cartografiará la salinidad del suelo

El Instituto Nacional de Investigación Agraria y Alimentaria (INIA) ha aprobado y financiará parcialmente el proyecto de investigación titulado «Desarrollo, validación y aplicación de métodos para la determinación georreferenciada de la salinidad y otras variables edáficas relevantes en agricultura de precisión», presentado conjuntamente a la convocatoria nacional por el Departamento de Agricultura del Gobierno de Navarra y el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de la Diputación General de Aragón.

La coordinadora e investigadora principal de este proyecto, que se desarrollará a lo largo de los tres próximos años, es Mª Esperanza Amezketa, de la Sección de Evaluación de Recursos Agrarios del Gobierno de Navarra, y en el equipo participan también Joaquín del Valle de Lersundi, Miguel Donézar y Ainhoa Arnaiz, técnicos de dicha Sección, así como investigadores de la Unidad de Suelos y Riegos del Gobierno de Aragón.





Alcance y justificación del proyecto



En España se riega alrededor del 15% de la superficie agraria total y en ella se obtiene el 60% de la producción agraria. Esta agricultura de regadío es esencial en zonas áridas y semiáridas y debe responder al doble reto de ser competitiva y sostenible.





Sin embargo, en ocasiones se detectan problemas de degradación del suelo debido a que se han puesto en riego suelos de baja calidad, se riega con aguas de baja calidad, y/o el diseño y mantenimiento de los sistemas de riego y drenaje no es el adecuado.

La agricultura de regadío es esencial en zonas áridas o semiáridas.

El resultado es la salinización o la sodificación de los suelos, muchas veces unidas al encharcamiento del área regada. Estos problemas afectan a actuales y futuras puestas en riego y se traducen en la reducción de las cosechas, en la limitación de la gama de cultivos y, en casos extremos, en el abandono total de estas tierras.



Está ampliamente aceptado que estos procesos de degradación de suelos son especialmente graves en las áreas de regadío, constituyendo unas de sus principales amenazas. A modo de ejemplo, cerca del 30% de las 500.000 hectáreas del Valle del Ebro estudiadas por el IRYDA en los años 70 tenían suelos afectados por sales. Trabajos de FAO indican que un 25% de la superficie de regadío actual en las zonas áridas y semiáridas del planeta está afectada por estos procesos de degradación del suelo y que por estas causas se está reduciendo anualmente la superficie efectiva de regadío a nivel mundial en torno a un 1-2%.





Muchos de los problemas citados se pueden pronosticar, mitigar e incluso evitar mediante estudios de suelos de suficiente calidad e intensidad, tanto antes de la transformación, como tras la puesta en riego haciendo el seguimiento en años posteriores. Sin embargo, el diagnóstico tradicional de la calidad del suelo se basa en medidas y muestreos de campo y en análisis de laboratorio que en conjunto resultan engorrosos, lentos y caros. Esto es especialmente cierto en el caso de agricultura de precisión, que exige estudios de los suelos y cultivos con un detalle inabordable con los métodos tradicionales de adquisición de datos.





Nuevas tecnologías para analizar la información



Por ello, en la última década se han desarrollado nuevas tecnologías que han revolucionado la forma de adquirir y analizar la información requerida. Algunas de ellas, cada vez más extendidas, usan como herramientas los Sistemas de Posicionamiento Global (GPS) y los Sistemas de Información Geográfica (SIG). También, los Sensores Electromagnéticos (SEM) ya se utilizan de forma rutinaria para medir directamente la salinidad del suelo aunque, como es lógico, para emplearlos en cada situación concreta es necesario hacer las validaciones y las calibraciones correspondientes. Por ahora, el uso del SEM para estudiar otras variables del suelo (textura, humedad, contenido en nutrientes, etc.) precisa de estudios adicionales de calibración y validación a nivel mundial.





En consecuencia, el objetivo general del Proyecto de Investigación es utilizar conjuntamente estas metodologías para cartografiar la salinidad del suelo así como otras variables de importancia en agricultura de precisión. Para ello, se desarrollará un Sensor Electromagnético Móvil Georreferenciado (SEMG), algo totalmente novedoso en España, pues por ahora no existe ninguno en nuestro país. Una vez disponible esta herramienta, se aplicará en nuestros sistemas agrarios, a nivel de parcela, polígono de regadío y municipio.





El desarrollo de estas metodologías es de gran interés para los suelos de regadío de la Cuenca del Ebro, dado el grave problema de salinidad en una parte importante de ellos en Aragón y Navarra. La identificación de áreas de elevado potencial de salinización puede ayudar a evitar problemas en nuevas áreas de regadío mediante un uso preventivo del riego y un manejo adecuado de las prácticas culturales y del drenaje, además de influir en la decisión del cultivo a instalar para evitar pérdidas de rendimiento. Igualmente, será una excelente herramienta para la vigilancia de la calidad de los suelos, tema hoy prioritario en la Unión Europea y cuyo objetivo es combatir los procesos de degradación que afectan a nuestros suelos.

Gobierno Navarra

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