Román Santalla, secretario de Ganadería de UPA, ha mostrado su satisfacción por lo que considera “una prueba irrefutable del buen hacer de los ganaderos españoles”. La medida demuestra que está enfermedad -que ha puesto en jaque a miles de explotaciones ganaderas españolas desde el año 2000- está en fase de erradicación.
“El consumidor español dispone, igual que en los últimos años, de una seguridad absoluta en cuanto a la calidad y la trazabilidad de la carne”, ha declarado Santalla. “No puede decirse lo mismo de otros productos cárnicos que industrias y distribuidores importan desde terceros países”, ha criticado.
Román Santalla ha insistido en que las mismas exigencias a las que se someten los animales españoles deben cumplirse “por todos aquellos ganaderos cuyos productos puedan acabar en un comercio de España”. La UE mantendrá los controles bajo su configuración actual para Rumanía, Bulgaria, República Checa, Eslovaquia y Polonia.
Para la organización, esta situación refleja el cumplimiento “escrupuloso” de los ganaderos españoles de todas las medidas excepcionales que se han implantado con motivo de esta crisis. “Hemos demostrado que somos rigurosos y absolutamente profesionales, pero esperamos que esto tenga un reflejo en el precio de nuestros productos”, ha remarcado Santalla.
UPA ha sacado a la luz esta semana los “escandalosos” márgenes comerciales de los productos cárnicos: Por un kilo de ternera de primera, que puede comprarse en cualquier carnicería a una media de 16 euros, el ganadero recibe poco más de 3 euros, “unas diferencias increíbles que hablan por sí solas del tremendo desequilibrio que se da en la cadena alimentaria”, ha recalcado UPA.
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