La superficie dedicada a frutales de hueso y pepita ha caído drásticamente en el último lustro debido fundamentalmente a una reducción de la rentabilidad por hectárea, según el análisis realizado por los servicios técnicos de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA).
De acuerdo con los datos de la Encuesta sobre Plantaciones Frutales que elabora el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino (MARM), en 2007 se registró, con respecto a 2002, un descenso del 21% en la superficie de manzano, del 13% en la de peral y del 17% en la de albaricoquero.
Si nos remontamos a 1997, los datos del MARM son incluso más alarmantes. Así, en el conjunto del Estado la superficie de manzano ha pasado en diez años de 52.241 hectáreas a 35.270; la de peral de 36.948 hectáreas a 28.167 y la de albaricoque, de 28.465 hectáreas a 19.415.
En Aragón, una de las regiones que lideran la producción nacional de fruta, la superficie de manzano en la década 1997-2007 se redujo un 60% y la de peral un 40%.
Para UPA, el descenso en la rentabilidad de las producciones, debido al incremento de los costes de producción (fertilizantes, fitosanitarios, tarifas de riego, etc.) y a los bajos precios pagados al agricultor por su cosecha, es la causa principal de este retroceso en el cultivo de frutales pepita y hueso.
Actualmente, de la superficie total dedicada a frutales los de pepita ocupan en torno al 11% del total, los de hueso el 27% y los cítricos el 61%, según los datos del MARM. De seguir la tendencia descendente, en los próximos años la producción de frutas de pepita podría quedar relegada a cultivo testimonial en muchas de las zonas productoras.
UPA