Nota de prensa
Se rechaza por el alto grado de contribución monetaria para los agricultores, la desconexión con el Plan Hidrológico Nacional, la insuficiencia de actuaciones propuestas, la ausencia de estudios concretos de rentabilidad de los cultivos, los difusos mecanismos de financiación y la marginación del sector agrario en la elaboración del Plan. Además UPA reclama una modulación en el régimen tarifario y en la concesión de derechos de uso del agua.
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) votó ayer en contra del dictamen sobre el Plan Nacional de Regadíos (PNR) en el pleno del Consejo Nacional del Agua (CNA). La posición de UPA se basa en los mismos argumentos que presentó en las alegaciones al proyecto del PNR dado que en el dictamen elaborado por la Comisión Permanente del CNA no se introduce ninguna modificación al documento inicial ni se atienden las observaciones realizadas por UPA.
UPA basa su rechazo al proyecto del PNR por los siguientes motivos:
1.- Incremento de los costes para los regantes: el programa de consolidación y mejora de los regadíos incluido en el PNR tiene un componente de financiación demasiado elevado para los regantes. Dado que la modernización de regadíos supone un ahorro de agua, un beneficio social y medioambiental, la Administración debería participar en mayor medida en la financiación del programa. El propio MAPA dice que no hay subvención del Estado para hacer obras sino mecanismos de financiación distintos a través de las Sociedades Estatales de Infraestructuras Agrarias (SEIASA). Por tanto, el apoyo público de carácter nacional sólo supone un anticipo de financiación, pero el 100 % lo soporta el regante salvo las ayudas provenientes de los fondos estructurales europeos.
Por otro lado, desde UPA tememos que el precio que tengan que pagar los regantes por el uso del agua en sus regadíos se incremente debido a tres factores: la repercusión que tendrá la aplicación en el PNR de la Ley de Aguas en relación con la compra-venta de contratos de concesión de derechos de uso del agua, lo cual supone una mercantilización en la gestión de este recurso; la aplicación de la Directiva 2000/60/CE de aguas en cuanto a la recuperación de los costes de los servicios relacionados con el agua y por la participación en la ejecución y control de las obras por parte de sociedades anónimas, que aunque con capital público puede suponer un paso adelante hacia una privatización de la gestión del agua.
2) Desconexión entre el Plan Hidrológico Nacional (PHN) y el PNR: Es imprescindible una perfecta coordinación entre la política hidráulica y la política agraria, condicionada ésta a su vez por el contexto internacional (PAC, OMC, ampliación UE, etc). Sin embargo la elaboración, metodología y tramitación del PHN y del PNR han ido totalmente separadas en contra del acuerdo del Pleno del Congreso de Diputados del 22 de marzo de 1994. El problema no viene dado solamente en prever las dotaciones de superficies regadas en función de previsibles demandas, sino que es tanto o más importante conocer las características agronómicas de esas futuras demandas, analizando la estructura de rentabilidad por cultivos.
Un aspecto que condiciona el conocimiento del actual aprovechamiento del agua es la carencia de estadísticas sistemáticas sobre usos y demandas del agua. Esta incertidumbre, unida a la influencia de numerosos factores exógenos en la constitución de las demandas, hace que la previsión de demandas futuras presente una especial dificultad, y no es raro encontrar importantes desviaciones entre las demandas inicialmente previstas y las finalmente resultantes en la realidad. Por ello la necesidad de la interrelación entre el PHN y el PNR es inexcusable.
3) Un PNR insuficiente y que puede conducir a una desvertebración territorial: Las actuaciones contempladas en el PNR son claramente insuficientes para paliar las necesidades de nuestro campo. Las expectativas de numerosas comarcas han quedado defraudadas después de muchos años de espera y promesas incumplidas. Con este PNR se pierde una gran oportunidad de acortar el gran diferencial en productividad que existe entre nuestra agricultura y la media de la UE. Una planificación hidrológica de gran envergadura y con una temporalidad a medio-largo plazo como es el PNR no se puede basar en una «foto-fija» por las limitaciones de la actual PAC.
Por otro lado, el PNR establece unas grandes diferencias de apoyo por hectárea según la región de que se trate. Si no existe un enfoque integrador, garantizando la disponibilidad suficiente de agua tanto para la consolidación de los regadíos infradotados como para la ejecución de los nuevos regadíos, y no se favorece un equilibrio territorial, se va camino de un peligroso efecto desvertebrador que puede traer importantes desequilibrios y desigualdades entre regiones.
4)- Marginación y ausencia de interlocución en el proceso de elaboración del PNR:
El MAPA ha sometido al sector agrario, representado por sus organizaciones profesionales, a una total marginación y ausencia de interlocución en todo el proceso de desarrollo del PNR a pesar de la vital importancia del tema para el sector.
Además, UPA reclama que se introduzca el concepto de la modulación en la política de gestión de aguas. Esta modulación debe diferenciar de manera positiva a las pequeñas y medianas explotaciones familiares en aspectos relativos tanto al régimen económico-financiero como a las concesiones de derechos de uso del agua, introduciendo de esta manera consideraciones de carácter socioeconómico en una política de regadíos cuya faceta social brilla por su ausencia.
UPA