Durante los meses en los que la cotización del petróleo marcaba una tendencia al alza, las empresas petroleras repercutieron inmediatamente las subidas a los carburantes, lo que provocó por ejemplo, que los beneficios de Repsol en el primer trimestre del año 2008 fueran un 36,5 % superiores respecto al mismo período del ejercicio anterior.
Desde UPA entendemos que las empresas petroleras se ven obligadas a repercutir las subidas del precio del petróleo, pero es necesario que el Gobierno vigile su comportamiento, ya que no puede permitir que aprovechando estos incrementos de la materia prima se aumenten los márgenes de beneficio a costa de las economías individuales de los usuarios.
El gasóleo es junto a los piensos, los fertilizantes o los productos fitosanitarios, un factor determinante para la economía de agricultores y ganaderos. Una vez más se cumple la terrible regla que establece que es muy sencillo elevar los precios de los inputs cuando suben las materias primas, pero que cuando éstas bajan no se repercute de igual manera en los costes de producción de agricultores y ganaderos.
En la misma situación que el gasóleo agrícola nos encontramos a los piensos que utilizan los ganaderos para alimentar a sus animales, ya que a pesar de los continuos descensos de las cotizaciones de los cereales en las lonjas desde el pasado mes de junio, los ganaderos todavía no lo han notado en sus facturas. No estamos sólo hablando de reducción de precios sino de supervivencia de explotaciones, por lo que apelamos a la sensatez del sector de piensos para que en lugar de pretender beneficios inmediatos piensen en el futuro del sector ganadero español.
Por último podemos destacar la evolución del precio del pan; cuando el precio del trigo panificable (la supuesta causa de la subida de la barra de pan) está descendiendo de una forma muy importante no se ha producido la necesaria y lógica reducción del precio de la barra de pan.
UPA