Finalizada la ola de incendios que asola Galicia, Unións Agrarias-UPA considera que es tiempo de presentar las primeras valoraciones y propuestas en positivo de cara a evitar que cunda el desánimo y el pesimismo entre los propietarios y las comunidades de montes afectadas. En primer lugar, Unións Agrarias-UPA propone que la Administración y la Industria forestal, de forma conjunta, adopten medidas que garanticen precios justos para la madera quemada, lo que evitaría una pérdida sensible de rentas para los habitantes del rural, y solicita apoyos directos para la recuperación y puesta en producción de las zonas calcinadas. El sindicato considera que también se le debe facilitar a los propietarios el acceso a un seguro forestal que cubra los costes de la reforestación en caso de incendios forestales.
En lo que respecta a la madera quemada, el sindicato pide una pronta convoctoria de la Mesa de la Madera con el objetivo de que la Administración autonómica y la industria radicada en Galicia se comprometan con los propietarios a buscar una salida justa para la madera afectada por los incendios, que se estima, con datos provisionales, en 5,3 millones de metros cúbicos. En un año normal, se talan en el monte gallego en torno a 6 millones de metros cúbicos. Unións Agrarias-UPA apuesta por medidas que eviten el hundimiento de precios que provocaría la entrada no programada de millones de metros cúbicos de madera quemada en el mercado, una situación que, de producirse, repercutiría en el desánimo de los propietarios y en un mayor abandono de la gestión forestal por parte de los afectados. Tal abandono ocasionaría consecuencias irreversibles para el futuro del monte gallego y de la propia industria forestal.
La organización considera que una de las líneas que se tiene que estudiar es la de subvencionar con fondos de la Unión Europea el transporte de madera quemada a centros de transformación industria de fuera de Galicia, sobre todo en el caso de que la industria gallega no asumiera el compromiso de transformar todo el volumen de madera quemada. En el año 1999, luego de un temporal que tiró con bosques enteros en la Landas francesas, las autoridades galas subvencionaron con fondos europeos la salida de mader que no podía absorber la industria local, de forma que los pinos franceses llegaron incluso a los aserraderos franceses.
Unións Agrarias-UPA entiende asimismo que, en este momento crítico para el mundo rural gallego, la Administración debe asumir un papel de regulador y garante del mercado, actuando en la corta de madera verde y procurando limitar su tala en tanto no se tenga extraída toda la madera quemada. El colectivo advierte de la necesidad de extraer del monte lo antes posible todos los árboles afectados por los incendios por un doble motivo, sanitario y económico. La madera quemada constituye un vehículo ideal para la propagación de plagas y enfermedades en el monte, por lo que se convierte en poco tiempo en un problema de sanidad vegetal que afecta a madera verde y al resto de los bosques. De otro lado, la degradación de la madera quemada repercute en una mayor pérdida de renta para los propietarios.
Una vez retirada la madera quemada, Unións Agrarias-UPA considera prioritaria la recuperación mediante la reforestación de las superficies afectadas, aunque se deberá proceder de forma conjunta a una planificación adecuada que evite la repetición de errores pasados, fomentando por ejemplo el asociacionismo forestal, de forma que se pongan en marcha superficies mínimas viables para el aprovechamiento forestal e infraestruturas preventivas. Unións Agrarias-UPA propone también que la Administración impulse definitivamente fórmulas de seguros forestales que cubran los costes de reforestación en el caso de incendio.
UPA