UPA lamenta la forma en la se ha dado a conocer la noticia del fallecimiento de 2 personas por la variante humana de la enfermedad de las vacas locas; dado que la falta de información de la noticia filtrada ha generado una alarma totalmente injustificada.
UPA cree que si hay un sector que pueda certificar la calidad y seguridad alimentaria de su producto, este es el sector cárnico español. Las medidas tomadas desde 2001 para garantizar que los priones que originan la enfermedad de las vacas locas nunca accedan a la cadena alimentaria humana son muy estrictas y están validadas en todo momento por controles oficiales.
Los ganaderos españoles siguen un protocolo de seguridad alimentaria fundamentado en las siguientes medidas:
- La prohibición del uso de harinas animales en la alimentación del ganado, origen de la enfermedad. Existe todo un sistema de control sobre los piensos para garantizar que esta posibilidad no se dé nunca
- La retirada obligatoria y su posterior destrucción de los materiales específicos de riesgo (MER) de las canales. Los MER en el caso de los bovinos de cualquier edad son: cráneo, incluido el encéfalo, ojos, amígdalas, intestino (del duodeno al recto), y en el caso de bovinos de más de 24 meses se incluye además la columna vertebral.
- La recogida y destrucción total de los cadáveres de vacuno
- La obligación de realizar el test de detección de la EEB a todos los animales sacrificados con una edad superior a los 24 meses. Esta obligación se hace extensiva a los animales muertos en la explotación.
- La Eliminación de los animales emparentados o que hayan tenido contacto con algún animal positivo a la EEB.
Hay que recordar que el sector de vacuno de carne es sin duda el sector donde la trazabilidad de los productos es total. Cada animal desde que nace tiene su identificación que le acompaña hasta su sacrificio. Esto permite conocer sus padres, lugares donde ha sido alimentado, lugar de sacrificio,…Esto es una garantía adicional de control ante cualquier riesgo existente.
UPA pide responsabilidad a los representantes de las autoridades sanitarias a la hora de transmitir información, dado que cualquier alarma generada injustificadamente puede provocar unas pérdidas importantes para un sector tan frágil en estos momentos como es el sector ganadero español.
UPA