El secretario general de UPA, Lorenzo Ramos, tratará también con la Comisaria Europea de Agricultura, Marian Fischer Boel, los problemas del sector del tabaco, el desarrollo de las OCMs del Vino y de las Frutas y Hortalizas, así como el tema de los márgenes comerciales y la posición de abuso de las grandes cadenas de distribución comercial europeas y la posibilidad de impulsar una legislación comunitaria que ponga freno a esta situación.
Lorenzo Ramos entregará a la Comisaria un documento de análisis elaborado por UPA sobre “el chequeo médico”, donde la organización considera que se trata de una propuesta continuista con la reforma del 2003, que no tiene en cuenta los últimos acontecimientos de mercado y que trabaja con la idea de menos política agraria común, esperando que el mercado sea el único instrumento que solucione todos los problemas de agricultores y consumidores.
UPA pide estabilidad en la política agraria común ya que resulta imposible afrontar el futuro con un mínimo de garantías cuando cada 3 años se están modificando las líneas maestras de la PAC y es necesario exigir a la Comisión Europea firmeza a la hora de defender un principio básico de estabilidad. Hay que recordar que cuando no se había cerrado en muchos de los países de la UE el primer año de aplicación de la reforma intermedia la Comisión ya empezó a lanzar la idea de la revisión médica.
La organización estima irrenunciable el mantenimiento total del presupuesto agrícola y rechaza cualquier propuesta de disciplina financiera y renacionalización de la PAC. Los agricultores y ganaderos europeos no deben financiar las sucesivas ampliaciones de la UE, por lo que el presupuesto global debería adaptarse al número de socios que formen la UE en cada momento. Menos PAC siempre ha supuesto menos Europa. Es necesario indicar que la modulación tal y como está planteada es un mero recorte de dinero del primer pilar para asignarlo al segundo pilar. Se trata de un mecanismo de obtención de fondos que no atiende a la petición histórica de UPA de tener en cuenta el tamaño el trabajo y el territorio de las explotaciones. Por tanto la organización no puede apoyar tales iniciativas cuando no se garantiza que el dinero obtenido se reparta a nivel comunitario con criterios redistributivos y que se destine al sector agrario.
Los últimos acontecimientos que han caracterizado una enorme volatilidad de los mercados de materias primas, ponen de relieve los graves problemas que podemos sufrir los ciudadanos europeos ante la política liberal de la Comisión Europea y de su responsable de Agricultura. Frente a los que plantean menos PAC, UPA defiende más PAC porque eso supone más Europa. La PAC es la única política común y su desmantelamiento como propone la Comisión supondrá establecer una brecha definitiva entre el mundo urbano y el rural y asumir que el abastecimiento europeo y español de materias primas de consumo humano va a estar en manos del mercado.
De un mercado que en los últimos tiempos ha mostrado su verdadero rostro, el de especulador nato que ha hecho que en un año se disparen la materias primas. Las condiciones objetivas del mercado no han cambiado sustancialmente para poder explicar ese espectacular incremento de precios. Sólo desde el convencimiento de que los fondos de inversión están jugando con todos nosotros, subiendo y bajando el precio de las materias primas según sus intereses especulativos se pueden entender y justificar estas diferencias.
En relación a las propuestas concretas de la Comisión se plantea un recorte lineal e indiscriminado de hasta un 13% de las ayudas PAC. La única finalidad de esta medida es obtener fondos. UPA se opone frontalmente a la mal llamada “modulación obligatoria” que va a poner en peligro a las pequeñas y medianas explotaciones, por tener un único fin recaudatorio sin atender a elementos tan importantes como el trabajo, el territorio o la función social que desempeñan las explotaciones profesionales en Europa.
En relación al desacoplamiento total de las ayudas, se trata de analizar la desincentivación de las ayudas consecuencia del desacoplamiento y cómo el mercado puede orientar la producción, cuando la especulación es la que manda e impera. Para UPA cada Estado miembro debe tener la posibilidad de revisar sus preferencias en materia de pagos acoplados, teniendo en cuenta su eficacia en el contexto global de la reforma de 2003. La Comisión Europea debería centrar todo su esfuerzo en la defensa de la labor de los agricultores y ganaderos europeos, informando a la sociedad europea de nuestro trabajo como generadores de alimentos de máxima calidad y seguridad alimentaria, mediante métodos de producción totalmente respetuosos con el medio ambiente.
La propuesta de desaparición de las cuotas lácteas es una medida más de pérdida de mecanismos de intervención sobre mercados y de garantía de precios agrarios. La actual situación del sector se entiende a partir de las medidas incentivadoras de abandonos de producción. Un mercado libre va a causar una ruptura definitiva en el tejido socioeconómico de este sector y además no va a garantizar el abastecimiento de leche a la población tal y como se ha producido en las últimas décadas.
Respecto a la intervención del cereal, la situación y las perspectivas de mercado actuales no justifican ningún ajuste inmediato del sistema de intervención. Las redes de seguridad del sector deben mantenerse bajo alguna forma en el futuro, puesto que se prevé que los mercados de cereales sufrirán una mayor volatilidad en el futuro.
Para UPA el sector debe poder adaptarse a los condicionantes del cambio climático (nuevas enfermedades, sequía,…) y de los mercados. Frente a una propuesta muy concreta y definida en temas como el recorte del apoyo público o la propuesta de ayuda lineal por hectárea, en el capítulo de nuevos desafíos (gestión de riesgos, cambio climático, bioenergía y gestión del agua) la propuesta es totalmente imprecisa hablando sólo de generalidades. Incluso conviven en la propuesta la idea de plantear incentivos para atenuar el cambio climático, para una mejor gestión de agua, para proporcionar servicios medioambientales en el terreno de la energía, junto con la propuesta de alcanzar los objetivos del cambio climático y la gestión del agua vía de la condicionalidad. Es decir, vía normativa, sin ningún tipo de compensación, apoyo o incentivo.
Ante una propuesta que supone el atentado más grave a la PAC desde su puesta en marcha en 1958, UPA va a pedir a las organizaciones agrarias europeas la creación de un frente común que rechace radicalmente las intenciones de la Comisión Europea y que exija un cambio radical y una nueva redefinición de la PAC que debe tener en cuenta los siguientes objetivos:
- Asegurar rentas dignas y justas a nuestros agricultores y ganaderos
- Garantizar la independencia y la seguridad alimentaria de Europa
- Contribuir a los equilibrios alimenticios mundiales
- Preservar los equilibrios de nuestros territorios rurales
- Participar activamente en la lucha contra los cambios climáticos y la mejora del medioambiente
UPA