Según WWF/Adena, hay que sortear una “jungla informativa” para conseguir datos sobre estos caudales. La organización ecologista pide hoy en una carta a los Presidentes de las Confederaciones Hidrográficas que tomen este asunto en serio e informen mejor sobre estos caudales ecológicos y su cumplimiento.
La regulación de los cauces mediante más de 1.300 grandes embalses ha convertido a los ríos en España en unos ecosistemas amenazados. Para minimizar sus impactos ambientales y asegurar la supervivencia de hábitats y especies, la Ley de Aguas establece la obligación de dejar circular unos ‘caudales ecológicos’. No obstante, durante la sequía muchas veces se reducen, porque hay una mayor presión para extraer agua, aunque sea de forma ilegal. Este incumplimiento puede llevar a la extinción de algunas especies amenazadas, como demuestra el declive de la población de la cerceta pardilla en Doñana durante la sequía de los años ‘90.
Para afrontar la actual sequía, WWF/Adena considera imprescindible asegurar que por los ríos circule un caudal ecológico adecuado, en calidad, cantidad y con una distribución temporal que simule el régimen natural de caudales. Lamentablemente, en los ríos muchas veces no queda ni una gota de agua. El río Segura incumple con frecuencia en su desembocadura el caudal mínimo establecido en 4 litros/segundo; Asimismo, en el año 2002, el Júcar sólo llegó en un 40% de los días del año hasta Cullera, secándose generalmente aguas arriba de este punto.
Por ello, una semana antes del Foro Mundial del Agua en México, WWF/Adena ha enviado un escrito a todas las Confederaciones Hidrográficas para solicitar que, junto con la información habitual que se elabora sobre el agua y los efectos de la sequía, facilite datos semanalmente actualizados sobre los caudales ecológicos y su cumplimiento.
Esta solicitud se basa en la mala experiencia del año pasado. WWF/Adena afrontó serias dificultades para conocer cuáles eran los caudales ecológicos, así como su grado de cumplimiento. “WWF/Adena solicitó los datos incluso al Consejo Asesor de Medio Ambiente, pero los informes semanales sobre la sequía del Gobierno no recogen datos sobre si hay agua en los ríos, ni sobre si la cantidad corresponde a los caudales establecidos por la Ley. Ni siquiera se analiza con detalle qué efectos tiene la sequía sobre el medio ambiente”, declara Guido Schmidt, responsable de Aguas Continentales de WWF/Adena.
WWF/Adena recuerda que hoy también el Consejo de Ministros aprueba un Real Decreto para invertir de forma urgente 2.400 millones de euros en la modernización de regadíos. “De los 1.200 millones de metros cúbicos que supuestamente se ahorran, el medio ambiente no verá ni un sólo litro”, denuncia Schmidt.
Notas para el editor:
Los caudales ecológicos establecen la cantidad de agua que debe circular por los ríos para evitar su degradación ambiental. Generalmente, se refieren a la cantidad mínima, pero en algunos casos también hacen mención a las variaciones en el caudal, una cantidad máxima o la calidad del agua.
La Ley de Aguas, después de su última modificación en 2005, establece que a efectos de la “la asignación y reserva de recursos para usos y demandas actuales y futuros, así como para la conservación y recuperación del medio natural”… “ se determinarán los caudales ecológicos, entendiendo como tales los que mantiene como mínimo la vida piscícola que, de manera natural, habitaría o pudiera habitar en el río, así como su vegetación de ribera.”
En la práctica en España, en muchas cuencas aún se usan caudales ecológicos establecidos como un porcentaje (normalmente un 10%) del agua disponible, siendo éste el límite debajo del cual se considera que el río no puede funcionar. No obstante, los Decretos de Sequía, aprobados en otoño de 2005, reducen incluso estos caudales en las cuencas del Segura, Júcar, Guadalquivir y Tajo.
La cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris) es un ánade que ocupa desde la Península Ibérica y el Magreb hasta el Turquestán Oriental. La población mundial actual puede estar entorno a 34.000 aves, y se ha visto reducida en más del 90% a lo largo del siglo pasado considerándola una especie amenazada. En España, se concentra en Andalucía y en Alicante, con una población reproductora de sólo entre 150 y 250 parejas. Está protegida por el Real Decreto 3181/1980 y en el Libro Rojo de los Vertebrados de España aparece como “en peligro de extinción” en la Península Ibérica Durante la sequía de los 90, la cerceta pardilla entró en una acusada crisis, registrándose en 1995 ninguna reproducción en las Marismas del Guadalquivir, debido a la falta de agua y la degradación de los humedales
WWF/Adena