De llevarse a cabo los proyectos urbanísticos, sus consecuencias irreversibles superarían a la catástrofe de Aznalcóllar.
El 25 de abril de 1998, el vertido minero de Aznalcóllar sepultó al río Guadiamar que posteriormente fue limpiado y restaurado durante años hacia el Corredor Verde del Guadiamar. Según WWF/Adena, estas inversiones ambientales de 400 millones de euros están ahora amenazadas por el urbanismo insostenible de la comarca sevillana del Aljarafe. Según los análisis de WWF/Adena, esta amenaza es de una trascendencia mayor que la de Aznalcóllar, debido a la gravedad e irreversibilidad que sus impactos provocan sobre el medio natural.
En un Informe que WWF/Adena publica hoy, se analiza la compatibilidad de los planes urbanísticos con los objetivos ambientales del Corredor Verde. Los proyectos urbanísticos de Aznalcázar y Huévar amenazan su función como corredor ecológico, hasta el punto de que el Corredor Verde sufrirá una pérdida de calidad paisajística severa e irreversible. Sólo los planes urbanísticos de tres municipios, Benacazón, Huévar y Aznalcázar pretenden aumentar la población del entorno del Corredor Verde en unos 40.000 habitantes, construir diversos campos de golf, instalar varios polígonos industriales vecinos al Guadiamar y convertir vías pecuarias en carreteras y rondas de circunvalación de las áreas urbanas.
Para WWF/Adena aún se está a tiempo de cambiar los modelos urbanísticos insostenibles y proteger al Corredor Verde de la amenaza del crecimiento urbanístico incontrolado, pero es necesario actuar con urgencia. Por ello, WWF/Adena reclama a la Junta de Andalucía:
Ampliar este año el espacio protegido del Paisaje Protegido Corredor Verde hacia el norte, para lo cual es de gran interés conseguir un pronunciamiento positivo expreso de los Ayuntamientos.
Prohibir la construcción en el entorno del Guadiamar hasta que se realice un Plan de Ordenación del Territorio del Ámbito del Aljarafe, que deberá establecer medidas especiales de protección para el Corredor Verde y la Cornisa del Aljarafe, a fin de preservar ambos espacios naturales.
Conservar la calidad paisajística del Corredor Verde.
Establecer una zona de protección, donde esté prohibida la urbanización de los terrenos, para proteger el Guadiamar de futuros proyectos urbanísticos que pongan en riesgo el espacio protegido o no permitan el cumplimiento de sus fines básicos.
Realizar un mapa de riesgos y un análisis de impactos de la cuenca del Guadiamar a fin de establecer las medidas necesarias para minimizarlos.
Para Juanjo Carmona, Coordinador de la Oficina para Doñana de WWF/Adena: “ Es imprescindible que las políticas y planes de gestión para Doñana y su entorno sustituyan los actuales modelos de desarrollo conflictivos por otros nuevos esquemas que aseguren un desarrollo sostenible a largo plazo”
WWF/Adena