Dos de estos tres ejemplares han sido abatidos a tiros, ambos en espacios naturales gestionados por la Junta de Castilla y León. Ante la reaparición de estas prácticas ilegales en espacios protegidos, WWF/Adena reclama a las administraciones responsables que actúen con contundencia, castigando a los culpables y que eviten que este tipo de acciones vuelva a repetirse.
En septiembre de 2005 se encontraron dos cadáveres de osos en el Parque Natural de la Montaña Palentina. Uno de ellos fue abatido a tiros en una cacería nocturna ilegal y otro había muerto a causa del veneno. En ese momento WWF/Adena, junto a otras asociaciones ecologistas, manifestó su preocupación por la proliferación de estas prácticas ilegales y solicitó a las administraciones competentes medidas oportunas – tales como la aprobación de planes de lucha contra el veneno- para garantizar la supervivencia de esta especie amenazada y preservar los valores de la Cordillera Cantábrica.
Ahora, sólo nueve meses después, cuando aún no se han depurado responsabilidades y sin que ninguna de las Comunidades afectadas haya respondido a las peticiones de los ecologistas, aparece otro nuevo oso abatido por disparos, esta vez en la Reserva de Caza de los Ancares leoneses. WWF/Adena observa con preocupación la reaparición de acciones contra el oso que parecían erradicadas de la Cordillera Cantábrica y, sobre todo, la falta de respuestas adecuadas por parte de las administraciones competentes.
Por ello, reclama a las autoridades implicadas en la conservación del oso pardo, y particularmente a la Junta de Castilla y León, comunidad donde han muerto los tres últimos osos, que intensifiquen sus esfuerzos para proteger esta especie.
En primer lugar, es imprescindible que se desarrollen por parte de la Junta, el Seprona y la Fiscalía, las investigaciones oportunas que conduzcan a esclarecer los hechos y a determinar su autoría para que no queden impunes. Los culpables de este grave delito deben ser llevados frente a la justicia y, en ese caso, WWF/Adena ejercerá la acusación particular. Al mismo tiempo, es necesario que se refuercen las medidas de vigilancia y control en las zonas oseras y que se desarrollen acciones de sensibilización, con el fin de prevenir que este tipo de actuaciones ilegales se repitan.
Finalmente, ante la nueva situación de la especie, no cabe duda de que es el momento adecuado para actualizar los planes de recuperación del oso pardo, que en el caso de tres comunidades autónomas (Cantabria, Castilla y León y Galicia) cuentan con más de una década de antigüedad (1989, 1990 y 1992, respectivamente). Tan sólo Asturias ha actualizado su plan en 2002, adaptándolo a la nueva realidad.
“Es totalmente inaceptable que, ahora que la situación del oso parecía ser favorable, reaparezca el fantasma del furtivismo que creíamos desterrado de estas montañas para siempre y ponga en peligro todo el buen trabajo realizado”, afirmó Luis Suárez, Responsable del programa de especies de WWF/Adena. Y concluye: “Las administraciones deben reaccionar rápidamente y comprometerse a fondo en la conservación del oso pardo, actualizando los planes de recuperación y dotándoles de todos los medios oportunos para erradicar estos hechos delictivos de la Cordillera Cantábrica”.
WWF/Adena