Mientras las grandes ballenas acaparan la atención del mundo, sus hermanas pequeñas se están muriendo a un ritmo insostenible. Según un nuevo informe de WWF, los pequeños cetáceos desaparecen de océanos y ríos, víctimas de la caza desmedida, la contaminación y la pérdida de sus hábitats. La organización pide que se le dedique a estas pequeñas especies la misma atención que a las grandes, antes de que sea demasiado tarde.
En el mundo mueren al año más de 300.000 pequeños cetáceos atrapados accidentalmente en redes de pesca. Y esta es sólo una de las múltiples causas que les están llevando a la extinción. Small cetaceans: The forgotten whales (Pequeños cetáceos: Las ballenas olvidadas), el estudio hecho público hoy por WWF, revela que la falta de normas de conservación adecuadas están empujando a los pequeños cetáceos – marsopas, delfines y pequeñas ballenas – hacia una muerte segura.
La doctora Susan Lieberman, Directora del Programa de Especies de WWF Internacional, lo explica así: “Aunque las grandes ballenas no se encuentran, bajo ningún concepto, fuera de peligro, la situación es igual de crítica, o incluso peor, para estas especies más pequeñas y, al parecer, olvidadas”.
Mientras que las grandes ballenas se hallan, hasta un cierto grado, protegidas por la moratoria de la caza comercial, establecida en 1986, la captura de pequeños cetáceos continúa imparable alrededor del planeta, sin gestión ni control por parte de la comunidad internacional.
Por ejemplo, la caza de 16.000 marsopas de Dall cada año en las aguas costeras de Japón está considerada insostenible. Y, aun así, varias de las naciones defensoras de la caza de ballenas presentes en la reunión de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) se niegan a discutir la conservación de los pequeños cetáceos.
“Ya es hora de que los miembros de la CBI asuman la responsabilidad de la conservación futura de todas las ballenas, grandes y pequeñas. El mundo no puede ignorar a las pequeñas ballenas de la Tierra hasta que sea demasiado tarde”, comenta la doctora Lieberman.
No existen datos
Una desventaja significativa a la que se enfrentan los pequeños cetáceos, en comparación con los grandes, es una falta acuciante de datos sobre su número y hábitos. 40 de las 69 especies de pequeños cetáceos (un 58%) están clasificados por la UICN dentro de la categoría de “Información insuficiente”, lo que significa que no existen suficientes datos científicos como para determinar el grado de amenaza de cada especie.
“No se puede asumir que el término ‘Información insuficiente’ signifique que la especie está fuera de peligro – al contrario, esto nos indica que los mejores científicos del mundo, simplemente, no saben nada”, explica el informe.
Según la Lista Roja de la UICN, la tendencia creciente o decreciente de las diversas poblaciones de pequeños cetáceos se desconocen en 60 de las 69 especies. Las 9 especies restantes están en serio declive.
Las grandes ballenas gozan de mayor protección internacional. Casi todas las especies disfrutan del mayor nivel de amparo otorgado por CITES – la convención de conservación que regula el comercio internacional de especies salvajes protegidas – comparado con tan sólo el 17% de las especies de delfines y marsopas.
Así mismo, la Convención de Especies Migratorias (CMS) protege el 87% de las especies de grandes ballenas, pero menos de la mitad de las especies de pequeños cetáceos.
Los pequeños cetáceos cumplen un papel clave en su entorno, estabilizando y asegurando un ecosistema productivo. Son, además, parte de una fructífera industria de avistamiento de cetáceos en las costas de todo el mundo, un negocio que genera más de mil millones de euros cada año.
El informe advierte: “Si los pequeños cetáceos no son una cuestión central en las negociaciones sobre la caza de ballenas, es posible que los éxitos de conservación que conseguimos resulten, simplemente, un intercambio de problemas, de los grandes cetáceos, a los pequeños”.
WWF