¿Qué futuro tienen las granjas verticales?

La civilización se enfrenta cada década a nuevos retos, y uno de los retos que se atisba en el horizonte es el de alimentar a las poblaciones futuras. Hay estudios que estiman una población mundial de 10.000 millones de personas para 2.050 (actualmente la población mundial está alrededor de 7.000 millones). Esto representaría un problema grande de abastecimiento, energías no renovables, agua y espacio físico para la producción de los alimentos.

Todo esto unido a la tendencia de vivir en centros urbanos hace que surjan nuevas ideas de producción y de desarrollo en el mundo de la agricultura. Una de estas ideas es la llama agricultura vertical, que usaría la tecnología mas avanzada de los invernaderos para crear la producción en edificios urbanos.

Este rocambolesco proyecto surge en el año 1.999 de manos del biólogo norteamericano Dickson Despommier, que puso sobre la mesa esta idea con la finalidad de conseguir un abastecimiento seguro y autosuficiente en el futuro. Un proyecto donde químicos, agrónomos, ingenieros, arquitectos, agricultores y ganaderos deberán dar lo mejor de sí para obtener el rendimiento más óptimo. Lo que se propone en estas granjas verticales es construir un edificio en mitad de las zonas urbanas, donde cada piso imita en cierta medida un invernadero y en el cual se cultiva mediante la hidroponía y en ocasiones la aeroponía (manteniendo las plantas y sus raíces suspendidas en el aire con una atmosfera idónea para su crecimiento; a la planta se le aporta una dosis periódica de riego con los nutrientes necesarios para cada momento) para obtener unos alimentos que tengan la misma calidad nutricional que los tradicionales. La posible falta de luz solar sería suplantada por luz artificial. Los más optimistas piensan también en la posibilidad de poner una granja avícola en los primeros pisos de dicha granja vertical. Los estudios avanzan en un sentido claro de la mejora del rendimiento de estos cultivos, con un cuidado mayor del medio ambiente y una utilización de menos del 5% del agua que se requiere para los cultivos actuales.

Al ahorro de agua se añade también un menor gasto de fertilizantes, y un funcionamiento autosuficiente del edificio con placas solares. En estos edificios los cultivos están exentos de factores externos como podrían ser la lluvia, calidad de los suelos, temperatura, humedad, nutrientes, plagas y enfermedades. Todo esto hace tener una producción mucho más controlada y perfeccionada. Países como Canadá, Estados Unidos, Alemania, Corea del Sur, China o los Emiratos Árabes ya se han interesado por este sistema.

Ventajas de la agricultura vertical: Ahorro energético, disminución de la deforestación del planeta con la consiguiente recuperación de las tierras, menor dependencia de la calidad del suelo, descenso de las emisiones de CO₂, menor gasto de agua, menor gasto de herbicidas, pesticidas …, y el control de la producción.

Inconvenientes: La producción no estará en manos de varios agricultores sino de una empresa privada (con mucha probabilidad), dudas sobre la calidad del producto final, hay quien ve esto como una manera de acabar con la agricultura tradicional. Los creadores del proyecto no quieren ver en este sistema un modelo de negocio perfecto, sino una manera en la que podríamos vernos obligados a hacer las cosas en el futuro para abastecer a toda la población mundial.

¿Crees que es un proyecto descabellado o una alternativa real de abastecimiento para comunidades que importan gran parte de los productos agrícolas que consumen? ¿Ciencia ficción o proyecto factible?

Fotos cedidas por www.verticalfarm.com