En los últimos años se empieza a pensar, cada vez más con la introducción de las ayudas moduladas por la PAC, que los agricultores vivimos de subvenciones, que empezamos a ser contaminantes y depredadores del medio roturando montes y veredas, olvidándose de la gran labor sociocultural y económica que desempeñamos como sector primario.
En principio, una empresa agraria debe ser productiva y obtener beneficios sin tener que recurrir a las ayudas que se ofrecen. Para ello debe cambiar la idea de un agricultor labrador, que esta sumamente tractorizado con sobredimensionamientos en caballos de potencia, lo que incide directamente en los costos de producción, a pasar a un agricultor productor, que se convierte en el gestor de una empresa que busca unos objetivos como puede ser el máximo beneficio.
El excesivo uso de técnicas fuertemente ligadas a la agricultura convencional, crea una serie de perjuicios, como la erosión, tanto hidráulica como eólica. Además se produce la compactación del suelo, a la vez que contaminan las aguas superficiales con sedimentos, fertilizantes y pesticidas. Se produce la disminución del contenido de materia orgánica y fertilidad del suelo, se aumenta la emisión de CO2 a la atmósfera, lo que afecta a la capacidad productiva, y graves efectos sobre la fauna y mesofauna, disminuyendo su biodiversidad.
La introducción por parte del agricultor de técnicas como la agricultura de conservación puede ser muy provechosa, tanto a la hora de disminuir costes, como en la mejora del suelo, parte fundamental pero muchas veces olvidada debido a los recursos que tenemos al alcance de la mano hoy en día. Estas técnicas no deben confundir y dar a pensar que es dejar el campo de la mano de San Isidro, más bien al contrario, ya que implican una mayor capacitación profesional por parte del agricultor para actuar de manera adecuada. Tampoco hemos de asemejarlas con la agricultura ecológica, ya que la agricultura de conservación se basa en la sostenibilidad de los recursos de los que disponemos, y la conservación del medio ambiente.
La agricultura de conservación tiene como objetivo fundamental conservar, mejorar y hacer un uso más eficiente de los recursos naturales mediante un manejo integrado del suelo, el agua, los agentes biológicos y los «inputs» externos.
Este tipo de manejo del suelo y modo de producción presenta una serie de ventajas como un mejor aprovechamiento del agua, permite producir menos gastos fijos en maquinaria y aperos, elimina labores innecesarias, ahorra tiempo y permite sembrar en el momento oportuno, reduce la erosión, aumenta la materia orgánica en las capas superficiales del suelo y existe una mayor estabilidad de los agregados.
Pero no pensemos que es fácil, ya que esta forma de actuar presenta un claro cambio en la forma de pensar, lo que puede llevar un margen de tiempo de varios años, primero para que nosotros nos adaptemos a estas técnicas y las pongamos a punto en nuestro campo y por tanto situación particular, y por otra parte para adaptarse el suelo a estas nuevas condiciones de producir.