Pero como la fruta en ese momento estaba aún verde los problemas fueron a nivel de infraestructuras, por lo que la gran mayoría de la cosecha pasó estas inundaciones sin mayor problema. Pero donde de verdad están los problemas es en los mercados.
Los mercados están llenos y de navelinas y las ventas son muy lentas. Actualmente, cuando en dos días se vendía un camión, ahora se vende en ocho o diez días y si fuera poco, los precios son bastante malos, incluso para los calibres grandes que habiendo escasez como la hay las ventas continúan tan lentas como para los calibres que tienen abarrotados los mercados.
En estos momentos sería recomendable suspender los envíos de navelinas a los mercados europeos por unos días, y esperar que estos mercados se descongestionen para volver a comenzar de nuevo. Y mientras, a ver si se terminan de cerrar las operaciones que se llevan entre manos para el mercado japonés.
Así, que la situación en las zonas productoras, al día de hoy, es de calma total. Las compras están prácticamente paralizadas y los precios comienzan a ir a la baja (por debajo de las trescientas pesetas por arroba).
Aún así sigo recomendando a los comerciantes que actúen con calma y compren con conocimiento que la presente campaña citrícola se está complicando y no vallamos nosotros a complicarla más.
Francisco Ortuño