Los conflictos forestales son vistos habitualmente como un fenómeno negativo. Este ha sido el caso, particularmente entre aquellos que han sido atacados, p.e. propietarios forestales y profesionales forestales. Sin embargo, los conflictos son inevitables porque bajo ninguna circunstancia se da una uniformidad de valores en una sociedad. Mirando hacia los recursos naturales, hay siempre diferentes valores y hay también valores en competencia.
A pesar de ello los conflictos relacionados con el uso de los recursos forestales no pueden y no deben ser evitados; la escalada de desacuerdos y disputas en litigios pueden y deben ser evitados. Los conflictos no son destructivos o constructivos en si mismos, pero tienen un potencial de ser una de las dos cosas, dependiendo de la intensidad y la habilidad para gestionarlos.
Los conflictos forestales son componentes naturales en el ciclo de la política forestal. Si se intentan resolver estos conflictos que ocurren naturalmente, aplicando el valor de uniformidad de acuerdo a las premisas de las fuerzas políticas prevalentes, los conflictos van a ser intensificados. En este caso, los conflictos acaban siendo restricciones al desarrollo político, y así obstruyen el desarrollo social. En lugar de esto, si las diferencias de valores son abiertamente expresados, la intensificación de los conflictos puede ser evitada, y los conflictos pueden promover desarrollo social. Acordemente, los conflictos destructivos obstruyen el ciclo de la política forestal junto a los conflictos constructivos, ambos producen este ciclo rotativo y lo aceleran. Así, los conflictos deben perseguir una importante función en el desarrollo social.
Los más amplios ciclos de protesta relacionados con materias forestales parecen inevitables porque los cambios en política forestal y del uso de recursos forestales siempre toman parte con cierto retraso en relación con los cambios en los valores sociales. Sin embargo, con la realización exitosa del potencial constructivo de los conflictos, las protestas deben llegar a ser menos intensas y su duración disminuir.
Como ambos, conflictos individuales y amplios ciclos de protestas, son inevitables, y fenómenos que son componentes normales del desarrollo social, los conflictos forestales deberían ser activamente «utilizados» en lugar de intentar evitar que ocurran. Sin embargo, esa utilización no significa la promoción de los intereses de ningún grupo implicado, pero abiertamente impulsa el agrupar todas las visiones de las materias implicadas. De hecho, no es relevante el alcanzar consenso, en las materias implicadas, ya que es en muchos casos imposible el hacerlo. No obstante, nosotros debemos concentrar nuestros esfuerzos en encontrar un acuerdo común en un conjunto de principios para la toma de decisiones relacionadas con el uso de los recursos naturales.
Fuentes:
Hellström, Eeva. Environmental forestry conflicts, forest policies and the use of forest resources. EFI Working paper 7. 1995.
Hellström, Eeva. Conflict cultures- qualitative comparative analysis on environmental conflicts in forestry. Monographs 2. Silva Fennica. 2001.