CULTURA FORESTAL EN LAS AULAS.
En los últimos años, entender la problemática forestal y buscar respuestas a la situación actual del monte gallego es una tarea complicada. Preguntarse el porqué de ciertas costumbres arraigadas en la sociedad forestal, repetidas en las mismas rutinas de siempre, resulta desconcertante. A pesar del incremento constante en la producción forestal de Galicia en maderas de baja calidad, y, de bajo precio también, no era comprensible que hubiera más plantaciones de las mismas especies excedentarias. Plantaciones que incrementaban el desequilibrio forestal que se arrastra en los últimos treinta años. Y sorprende también que la Administración, que controla los datos estadísticos del sector, no hubiese realizado una llamada de atención al sector. Las estadísticas anuales de plantaciones y de especies utilizadas son, oficialmente, de dominio público. El sector forestal debería de haber tenido en cuenta esos datos para conocer las expectativas de futuro de las plantaciones.
Así, pues, la Administración parece que no tiene interés por una política forestal bajo los criterios del desarrollo sostenible, y mantiene el incremento de las repoblaciones con las mismas especies ya introducidas, que se reproducen además por regeneración espontánea. Este tipo de regeneración produce pérdidas en la calidad genética de las especies forestales. El Plan Forestal de Galicia (1992-2032) parece que busca más la cantidad que la calidad. Objetivo que consideramos no es el adecuado para el futuro de la Comunidad.
La Gestión Forestal Sostenible (GFS) puede proporcionar bienestar económico a sus productores a través del mayor valor de las especies forestales plantadas; socialmente, sirve para evitar que la población rural abandone su propio entorno natural; y debe ser respetuosa con el medio-ambiente, objetivo alcanzable a través de la diversificación de especies que permitan cumplir con su función en lo económico, en lo social y en la recuperación del equilibrio ambiental, y son, además, premisas que la Unión Europea ha introducido ya en la legislación forestal comunitaria.
Conocemos, pues, los principios. Debemos encontrar el camino para transformarlos en acciones con futuro. Recuperar la cultura forestal necesaria para tal fin, requiere de unos esfuerzos claros en la formación y en la propia enseñanza reglada. Se debe conseguir la sensibilización del sector productivo, el más desamparado, para comenzar a trabajar en esa dirección. Los ayuntamientos enclavados en las zonas rurales pueden ser unos buenos animadores de la cultura forestal aplicada a sus propios montes. Los Agentes de Desarrollo Local (ADL), que ya funcionan en los municipios, deberían ser los enlaces con la Administración Autonómica y los controladores de las políticas forestales en su ámbito de aplicación. En la actualidad desconocen la problemática forestal de su propio entorno, por lo que su nombre no hace mucha justicia a su trabajo.
La cultura forestal debería formar parte de la enseñanza, tanto primaria como secundaria, como materia de estudio, por pertenecer simplemente a una comunidad agro-forestal (97,49%). El 68.96% de la superficie de la comunidad autonómica es forestal (2.039.574 Ha.) y el 28,53% es agrícola (843.657 Ha.). El resto, 2,51% se reparte entre los humedales (21.314 Ha.) y lo improductivo (52.902 Ha.). La formación profesional debería de rematar la formación técnica de los alumnos, y podría formar a los futuros Gestores de Recursos Forestales, ejecutores de la planificación forestal sostenible. La productividad del monte gallego actual está por debajo del 10% de su capacidad.
Y, para completar el binomio, formación y desarrollo de la cultura forestal, queda por reclamar la labor de investigación, indispensable en un sector que debe planificarse para plazos superiores a los cien años. La adaptación de las especies forestales a los nuevos tiempos climáticos será uno de los nuevos retos de futuro. La Universidad tiene, pues, un importante cometido a realizar en el sector forestal. Debería estar trabajando, para el presente y para el futuro, con 30 años de antelación. En la actualidad estamos importando maderas de calidad que otros países investigadores han desarrollado después de la II Guerra Mundial.
La finalidad de la Cultura Forestal deberá estar orientada evidentemente hacia la sostenibilidad futura de la actividad, y en la que la propiedad podrá trabajar con esperanza bajo una metodología forestal que sea eficaz para conseguir los objetivos iniciales propuestos. Un bosque tan sólo tendrá garantías de futuro si logra generar recursos económicos para desarrollar la totalidad de su gestión forestal. Las políticas forestales del pasado y del presente tan sólo están favoreciendo al sector transformador. No han puesto en valor el patrimonio forestal gallego, y el monte sufre las consecuencias.
Por otra parte, un medio de desarrollo eficaz en un entorno rural muy diversificado serían las Cooperativas de Propietarios Forestales. Un sistema que puede aglutinar a los colectivos productores dispersos y sería una alternativa de alto valor añadido para sus titulares. Puede crear numerosos puestos de trabajo y puede crear los recursos económicos necesarios para desarrollar políticas forestales de futuro. Los objetivos marcados dependerán tan sólo de la capacidad de gestión de los recursos disponibles.
Podríamos citar bastantes ejemplos. En el año 1.973 se constituye una Cooperativa de Propietarios Forestales con 9 socios. En el 1.998, 25 años después, eran 2.611 socios. Trabajaban 4.230 Ha. en varias modalidades. Comercializaban 133.940 m³. Disponían de un capital social de 230.000 € y unas cifras de negocio de 5.427.040 €. En el 2.004, se fusiona con otra Cooperativa, y cuentan con 3.600 socios. Administraban 7.600 Ha. certificadas. Comercializaban 375.979 m³ y transformaban el 60% de su producción, el 20% iba a otras regiones y el resto, 20%, iba destinado a la exportación. Disponían de un capital social de 1.000.000 € y unas cifras de negocios de 17.924.000 €. En su región de influencia, el P.I.B. – 2004, era de 20.592 €. Esta es la historia real de una Cooperativa Forestal ejemplar que trabajó con especies de resinosas y de frondosas.
Seis meses después de los grandes incendios de Galicia (Agosto – 2006), todavía resulta impactante ver el aspecto de los montes quemados. Muchos miles de hectáreas quedaron afectadas por la falta de política forestal, por la falta de planificación en la prevención de incendios, por la falta de medios de extinción, y por la falta de interés por el patrimonio forestal de los vecinos del rural lo que les ocasionó pérdidas millonarias a ellos mismos. Por todas partes se observa el abandono de los montes. Un mal para muchos, que no es consuelo de nadie.
Las lluvias torrenciales que llegaron a continuación de los incendios arrastraron muchos miles de toneladas de tierra forestal fértil desde los montes hasta las propias rías gallegas, a las que también ocasionó daños muy importantes. Tan sólo la diversificación en las plantaciones, con especies frondosas caducifolias, puede reparar en parte tales daños en el medio plazo, y al mismo tiempo también puede crear desarrollo sostenible. Es necesario, pues, trabajo y unidad de gestión para superar todas estas adversidades.
Val do Baixo Ulla, 28.02.2007 xxaneiro@terra.es
-(Galego)-
CULTURA FORESTAL NAS AULAS.
Nos últimos anos, entende-la problemática forestal e buscar respostas á situación actual do monte galego é unha tarefa complicada. Preguntarse o porqué de certas costumes enraizadas na sociedade forestal, repetidas nas mesmas rutinas de sempre, resulta desconcertante. A pesar do incremento constante na producción forestal de Galicia en madeiras de baixa calidade, e, de baixo prezo tamén, non era comprensible que houbiera máis plantacións das mesmas especies excedentarias. Plantacións que incrementaban o desequilibrio forestal que se arrastra nos últimos treinta anos. E sorprende tamén que a Administración, que controla os datos estadísticos do sector, non houbese realizado unha chamada de atención o sector. As estadísticas anuais de plantacións e de especies utilizadas son, oficialmente, de dominio público. O sector forestal debería de haber tido en conta esos datos para coñoce-las expectativas de futuro das plantacións.
Así, pois, a Administración parece que non ten interese por unha política forestal baixo os criterios do desenvolvemento sustentable, e mantén o incremento das repoboacións coas mesmas especies xa introducidas, que se reproducen ademais por rexeneración espontánea. Este tipo de rexeneración produce perdas na calidade xenética das especies forestais. O Plan Forestal de Galicia (1992-2032) parece que busca máis a cantidade que a calidade. Obxectivo que consideramos non é o adecuado para o futuro da Comunidade.
A Xestión Forestal Sustentable (XFS) pode proporcionar bienestar económico ós seus productores a través do maior valor das especies forestais plantadas; socialmente, serve para evitar que a poboación rural abandone o seu propio entorno natural; e debe ser respetuosa co medio-ambiente, obxectivo alcanzable a través da diversificación de especies que permitan cumplir coa función no económico, no social e na recuperación do equilibrio ambiental, e son, ademais, premisas que a Unión Europea xa introduceu na lexislación forestal comunitaria.
Coñecemos, pois, os principios. Debemos encontra-lo camino para transformalos en accións con futuro. Recupera-la cultura forestal necesaria para tal fin, requiere duns esforzos claros na formación e na propia ensinanza reglada. Débese acada-la sensibilización do sector productivo, o máis desamparado, para comenzar a traballar nesa dirección. Os concellos enclavados nas zonas rurais poden ser uns bos animadores da cultura forestal aplicada ós seus propios montes. Os Axentes de Desenvolvemento Local (ADL), que xa funcionan nos municipios, deberían se-los enlaces coa Administración Autonómica e os controladores das políticas forestais no seu ámbito de aplicación. Na actualidad descoñecen a problemática forestal do seu propio entorno, polo que o seu nome non fai moita xustiza o seu traballo.
A cultura forestal debería formar parte da ensinanza, tanto primaria como secundaria, como materia de estudio, por pertencer simplemente a unha comunidade agro-forestal (97,49%). O 68.96% da superficie da comunidade autonómica é forestal (2.039.574 Ha.) e o 28,53% é agrícola (843.657 Ha.). O resto, 2,51% repártese entre os humidais (21.314 Ha.) e o improductivo (52.902 Ha.). A formación profesional debería de remata-la formación técnica dos alumnos, e podería formar ós futuros Xestores de Recursos Forestais, executores da planificación forestal sustentable. A productividade do monte galego actual está por debaixo do 10% da súa capacidade.
E, para completa-lo binomio, formación e desenvolvemento da cultura forestal, queda por reclama-la labor de investigación, indispensable nun sector que debe planificarse para prazos superiores ós cen anos. A adaptación das especies forestais ós novos tempos climáticos será un dos novos retos de futuro. A Universidade ten, pois, un importante cometido a realizar no sector forestal. Debería estar traballando, para o presente e para o futuro, con 30 anos de antelación. Na actualidade estamos importando madeiras de calidade que outros países investigadores desenvolveron despois da II Guerra Mundial.
A finalidade da Cultura Forestal deberá estar orientada evidentemente hacia a sustentabilidade futura da actividade, e na que a propiedade poderá traballar con esperanza baixo unha metodoloxía forestal que sexa eficaz para acada-los obxectivos iniciais propostos. Un bosque tan só terá garantías de futuro se logra xerar recursos económicos para desenvolve-la totalidade da súa xestión forestal. As políticas forestais do pasado e do presente tan só están favorecendo o sector transformador. Non puxeron en valor o patrimonio forestal galego, e o monte sofre as consecuencias.
Por outra parte, un medio de desenvolvemento eficaz nun entorno rural moi diversificado serían as Cooperativas de Propietarios Forestais. Un sistema que pode aglutina-los colectivos productores dispersos e sería unha alternativa de alto valor engadido para os seus titulares. Pode crear numerosos puestos de traballo e pode crea-los recursos económicos necesarios para desenvolve-las políticas forestais de futuro. Os obxectivos marcados dependerán tan só da capacidade de xestión dos recursos disponibles.
Poderíamos citar bastantes exemplos. No ano 1.973 formouse unha Cooperativa de Propietarios Forestais con 9 socios. No 1.998, 25 anos despois, eran 2.611 socios. Traballaban 4.230 Ha. en varias modalidades. Comercializaban 133.940 m³. Dispoñían dun capital social de 230.000 €. e unhas cifras de negocio de 5.427.040 €. No 2.004, fusiónase con otra Cooperativa, e reúnen a 3.600 socios. Administraban 7.600 Ha. certificadas. Comercializaban 375.979 m³ e transformaban o 60% da súa producción, o 20% ía a outras rexións e o resto, o 20%, ía destinado á exportación. Dispoñían dun capital social de 1.000.000 €. e unhas cifras de negocios de 17.924.000 €. Na súa rexión de influencia, o P.I.B. – 2004, era de 20.592 €. Esta é a historia real dunha Cooperativa Forestal exemplar que traballou con especies de resinosas e de frondosas.
Seis meses despois dos grandes incendios de Galicia (Agosto – 2006), aínda resulta impactante ve-lo aspecto dos montes queimados. Moitos miles de hectáreas quedaron afectadas pola falla de política forestal, pola falla de planificación na prevención de incendios, pola falla de medios de extinción, e pola falla de interés polo patrimonio forestal dos veciños do rural o que lles ocasionou pérdidas millonarias a eles mesmos. Por todas partes se observa o abandono dos montes. Un mal para moitos, que non é consolo de nadie.
As choivas torrenciais que viñeron a continuación dos incendios arrastraron moitos miles de toneladas de terra forestal fértil dende os montes ata as propias rías galegas, ás que tamén ocasionou danos moi importantes. Tan só a diversificación nas plantaciones, con especies frondosas caducifolias, pode reparar en parte tales danos no medio prazo, e o mesmo tempo tamén pode crear desenvolvemento sustentable. É necesario, pois, traballo e unidade de xestión para superar todas estas adversidades.
Val do Baixo Ulla, 28.02.2007