El impacto del cambio climático en la biodiversidad

Desde hace años, en una iniciativa pionera elaborada por científicos de WWF/Adena en colaboración con especialistas de todo el mundo, esta organización ha elaborado la más completa evaluación de la biodiversidad de todo el planeta, un análisis que se completa y perfecciona continuamente. Uno de los resultados más importantes de este trabajo es la definición (que puede situarse sobre un mapa detallado de La Tierra) de algo más de un par de cientos de regiones donde se concentra la mayor parte de la biodiversidad del planeta. WWF/Adena ha denominado a estas verdaderas joyas de la vida, que constituyen una auténtica matriz básica para la conservación, como Ecorregiones Global 200. Hasta ahora no se había realizado un estudio amplio de los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad del planeta. Con el informe «Global Warming and Species Loss in Globally Significant Terrestrial Ecosystems», de Jay R Malcolm, Canran Liu, Laurie B Miller, Lara Hansen y Tom Allnutt, encargado y publicado por WWF/Adena en febrero de 2002, se subsana esta carencia.
Para realizar el informe se han utilizado 7 modelos climáticos y 2 modelos de vegetación, para producir 14 escenarios que se prueban con una duplicación del CO2 atmosférico, concentración mucho menor de lo que se predice actualmente y que ocurrirá en mucho menos de 100 años. Los resultados son preocupantes:
– Más del 80% de las ecorregiones analizadas sufrirán extinciones de plantas y animales a consecuencia del cambio climático. En muchos casos la dimensión de las extinciones puede llegar a ser catastrófica.
– Los cambios de hábitats debidos al cambio climático serán más graves a latitudes y altitudes elevadas que en las zonas bajas y tropicales.
– Algunos de los ecosistemas naturales más diversos y excepcionales podrían llegar a perder más del 70% de sus hábitats que albergan ricas faunas y floras.
– Muchos hábitats cambiarán a una velocidad aproximadamente 10 veces mayor que la registrada durante los rápidos cambios del reciente periodo postglaciar, causando la extinción de las especies incapaces de emigrar, colonizar o adaptarse a esta velocidad.
Las muy elevadas velocidades de desplazamiento de las áreas (migración-colonización) imprescindibles para sobrevivir a la rápida modificación impuesta por el cambio climático no constituirán hechos aislados en las ecorregiones. Por el contrario, en muchas ecorregiones la velocidad de desplazamiento media requerida para sobrevivir será mayor de 1.000 metros/año, que es un orden de magnitud mayor que las migraciones más veloces comprobadas en el registro fósil. La mayoría de las especies son completamente incapaces de seguir este ritmo y, consecuentemente, se extinguirán en esas ecorregiones. De este modo, el ritmo impuesto por el cambio climático actuará como una nueva y muy potente presión de selección que descartará a los lentos y favorecerá una vegetación menos diversa y más «herbácea» o sistemas dominados por especies pioneras, invasivas y con gran capacidad de dispersión. Aunque las velocidades máximas de desplazamiento serán frecuentes en latitudes y altitudes elevadas, también serán dominantes en ecosistemas subtropicales y áridos. Las ecorregiones que no sufrieron las glaciaciones y, por ello, en las que no hubo una selección para la velocidad de migración en el pasado, resultarán especialmente sensibles.
Por otra parte, no hay que olvidar que el hombre ha ocasionado discontinuidades y barreras en las ecorregiones que dificultan o hacen imposible el desplazamiento. La contaminación y otros deterioros ya existentes en los hábitats naturales agravaran aún más los efectos del cambio climático.
Para salvar estas joyas de la vida, para salvar toda nuestra naturaleza, resulta imprescindible desacelerar el cambio climático. El único método que existe para ello es disminuir las emisiones mundiales de gases causantes del cambio climático, y el único instrumento internacional que para ello tenemos es el Convenio de Cambio Climático de Naciones Unidas y su Protocolo de Kioto. Por ello, resulta urgente que todos los países ratifiquen y apliquen este protocolo a la mayor brevedad. Mucho más importante cuando nos enfrentamos a la reprobable e insolidaria deserción de EEUU.

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