La Unión de Pequeños Agricultores de Andalucía pretende sacar a debate la problemática con la que se encuentra en la actualidad el sector de paveros de la comunidad autónoma de Andalucía. Y es que aun existiendo un Acuerdo Marco entre el Ministerio de Agricultura, las empresas integradoras y los avicultores, rubricado a comienzos de este año, aquellos dedicados a la crianza del pavo están sometidos a una total desinformación y abandono, que ha sumido a este incipiente sector en una crisis de gravedad.
Los paveros se quejan , sobre todo, de la desinformación a la que están sometidos por parte de las administraciones y de las propias integradoras, que dicen no reconocerlos como productores de pavos, y que se niegan en la mayoría de las ocasiones a facilitarles información en torno a precios. En este último sentido, resulta que no existe un precio de referencia que les sirva para establecerse en el mercado.
Los criadores de pavo tienen que ceñirse a lo que les proponen en las empresas integradoras a sabiendas de que pueden estar perdiendo dinero. De hecho, el precio medio actual es de 14 ptas./kg de pavo retirado en vivo.
Esta situación se ve aún más agravada al no cumplirse con algunos de los acuerdos integrantes del Convenio Marco anteriormente citado, como es el caso del pago de medicamentos, vacunas y desinfección, el pago de las guías sanitarias, y el 50% de la carga y el pesaje. Todos estos gastos corren por cuenta exclusiva del avicultor. Según las integradoras, el compartir estos gastos no es una obligación para ellas -alegan desconocer el Convenio Marco-.
La producción de pavo en Andalucía se originó hace unos años en aquellas granjas afectadas por el escándalo de las dioxinas, que buscaban diversificar su producción para no hundirse con la crisis. Las provincias con mayor número de granjas son Sevilla y Granada, aunque también se nota un incremento de esta explotación ganadera en las provincias de Córdoba, Almería y Málaga.
Desde UPA-A se pretende analizar punto por punto esta problemática para conseguir las mismas condiciones de las que gozan hoy los productores de pollo y, en la medida de lo posible, dignificar al sector.