FCAC cumple 20 años
La Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña (FCAC) ha cumplido 20 años y con motivo de esto se han celebrado diversos actos, y la edición de un libro de historia sobre el cooperativismo agrario catalán. En esta entrevista hacemos un breve repaso a la historia de la federación.
¿Cuándo surge la necesidad de crear la federación?
El movimiento cooperativo tiene una tradición importante en Cataluña y siempre ha habido cooperación y plataformas conjuntas entre entidades de las que algunas son centenarias. La federación se crea el 1983, después de la elaboración de la primera ley de cooperativas. Se tiene que destacar que el propio estatuto catalán dota de una especificidad al cooperativismo donde apoya su papel clave para el territorio.
En la fundación participan 75 cooperativas. Los primeros años se trabajó en la creación de una estructura y en la participación de la federación donde organizar el movimiento no solo en Catalunya sino en el ámbito estatal y en Bruselas.
La segunda fase fue un periodo importante, se trataba de incorporar la federación como interlocutor en todas aquellas plataformas que se creían necesarias. La FCAC, a lo largo de estos años ha conseguido consolidarse como representante agrario al mismo nivel que las organizaciones profesionales.
¿Cuál ha sido la evolución estructural de la FCAC?
En estos momentos participamos en los órganos del Departament de Treball, del que dependemos. También somos representantes del sector agrario en el Departament d’Economía i hemos participado en órganos autónomos: el Consejo de Investigación y Tecnología, o en el Instituto de Crédito Agrario. Somos la única entidad presente en la junta que no es representante de la administración. Y esto es fruto de que históricamente estabamos presentes como secciones de crédito de las cooperativas y estaban las cajas rurales, que han acabado saliendo de circulación.
Esto nos ha consolidado como representantes en Madrid y en Bruselas.
A partir de ahí nos hemos dedicado a estructurar la federación: asesoramiento técnico y de persona, los temas sectoriales y de soporte empresarial a la cooperativa. Y en estos últimos años hemos ido configurándonos en la estructura política de lobby o de influencia política, y de vehiculación de los servicios concretos que el propio movimiento nos demandaba. Hemos creado áreas como las de servicios, asesoramiento técnico, formación de los que podemos decir que han sido más de 200 los cursos que se han hecho sobre el territorio catalán.
Pese a todo somos conscientes de que hay que seguir trabajando todos estos temas horizontales que surgen: temas de seguridad alimentaria, temas medioambientales.
¿Cuáles son los momentos históricos decisivos para impulsar el cooperativismo agrario?
Resaltarí, ante todo, a la obertura de miras que tuvo la gente que fue motor en los primeros momentos hace 20 años. Hubo un trabajo silencioso pero muy consistente de establecer los contactos, crear el proyecto, y promoverlo en las administraciones.
La entrada en la Unión Europea provocó un cambio en el sector y reforzó la necesidad de estar organizado y participar en plataformas conjuntas. Fue, por tanto, un incentivo para entender la necesidad de asociación. Hasta aquel momento era una plataforma política y de reivindicación, pero desde el momento en el que entra en servicios, es en el momento en el que ya estamos en la Unión Europea. Esta entrada que genera dinámicas enfrente de las políticas publicas.
Cuando comienzan a organizarse los primeros trámites de ayudas al aceite de oliva, se generan las primeras necesidades de servicios de asesoramiento. Parece un tema menor, pero hasta aquella época estas circunstancias no se habían dado. Esto lo podríamos haber dejado al mercado libre, o las propias oficinas de la Generalitat de Catalunya, pero decidimos dar cobertura y que la federación diese esta cobertura al socio.
En aquellos momentos, la gente tenia los depósitos en las secciones de crédito y en las cajas rurales, y por tanto en los temas financieros no se entraba. Pero cuando las cajas rurales son adquiridas por entidades que no tienen una mentalidad agraria, se pierde un instrumento financiero para las cooperativas. Automáticamente la federación se erige en coordinadora de las secciones de crédito.
El primer financiero de todos los proyectos agrarios tienen que ser las secciones agrarias de las propias cooperativas. Todos dispersos no serien competitivos y quedarían absorbidos por la presión de otras cajas.
Se hizo una labor de crear una asociación entre todos, capitaneada por la misma federación, y hubo una decisión de hacer una gestión conjunta de todos los fondos existentes en estas secciones de crédito. Para poder impulsar la creación de una serie de políticas de actuación para que se legislase sobre esta realidad.
En el tema de la formación también ha sido importante la aportación de la FCAC. Entendimos que no había una alternativa posible que no fuese nuestra propia implicación, con una formación adaptada al territorio y a la estacionalidad.
El otro paso importante fue dado a la crisis producto de la entrada en la Unión Europea, porque hay un abandono de efectivos en el sector agrario y una reestructuración. Esto tiene un efecto de goteo de socios en algunas cooperativas que nos lleva a una situación de desequilibrio y de interrogantes de gestión en algunas entidades. Y la Federación decide desarrollar un servicio de asesoramiento empresarial en temas legales, económicos y echar adelante un plan de reagrupación del sector. A día de hoy hemos dado un paso más que es el plan de concentración y modernización de cooperativas y lo que podemos constatar es que el peso del movimiento cooperativo se ha acabado consolidando.