La visión de la empresa respecto a su filosofía, metas y políticas, en el marco de la sociedad, ha ido transformándose en los últimos años. El factor fundamental para este cambio, está relacionado con el mayor protagonismo de los consumidores, y la fuerza trascendente que opera desde el mercado. En esta era los productos y sus responsables, son sujetos a un control exhaustivo continuo en función de valores que van más allá de la calidad y eficiencia. Este criterio interviene de manera sustancial un nuevo concepto que prevé y atiende no solo las necesidades propias de un producto / servicio con más ética, el nivel de compromiso de la Empresa con la sociedad y el medio ambiente es fundamental, siendo ponderado cada vez más con mayor incidencia en las expectativas de los consumidores.
Con ello, apuntamos a una visión de sustentabilidad, es decir, a una forma de hacer negocios que contempla tanto la generación de riqueza – la propia rentabilidad del negocio – como el equilibrio ambiental y la equidad social.
“En Europa hay una tendencia de consumo en la que no sólo el precio y la calidad motivan a los consumidores. La parte ética es una guía para ejercitar su derecho a elegir”, señala el Comisario europeo de Sanidad y Protección a los Consumidores, David Byrne.
La responsabilidad social y ambiental puede transformarse en valor agregado para entrar a competir en los exigentes mercados europeos. Por ejemplo, certificar que una salchicha es producto de la carne de un cerdo que creció en condiciones “éticas”, le añade valor social al embutido, ítem que cada vez más consumidores están dispuestos a pagar.
La Responsabilidad Ambiental (RA) significa asumir en la forma más plena posible, los diversos efectos sobre terceros y el medio ambiente de las propias conductas, procurando minimizar aquellos de carácter nocivo y maximizar los positivos.
La revista FORTUNE, sitúa la “responsabilidad social y ambiental” entre los ocho criterios usados en su encuesta anual de las Empresas más admiradas, conjuntamente con solidez financiera y calidad en la administración.
Las empresas han utilizado la Responsabilidad social Ambiental como una manera de reforzar reputación o imagen de marca, lo que, en retorno, ha servido para incrementar las ventas y atraer capital de inversión.
De todos modos, el tema de Responsabilidad Social Ambiental de las empresas, no es un fenómeno sólo de los Estados Unidos, o de los consumidores europeos. Según una encuesta realizada a fines del año pasado por la consultora Mora y Araujo (en Argentina), una amplia mayoría de los encuestados sostiene que es positivo que las empresas colaboren activamente con la comunidad de la forman parte, así lo expresó un 77% de los consultados, y para un 67% resulta importante elegir un producto o servicio que además de lo señalado, también haya una cuota de confianza en que los productos a consumir, tengan una sustentabilidad ambiental.
Nuestro compromiso como organización gremial – empresaria, es identificar, reconocer y difundir las experiencias que empresarios pymes (a quienes la FEM representa) hagan a favor de mantener un medio ambiente y social más comprometido, que como decíamos al comienzo, no sólo se verá incrementado en la rentabilidad económica, sino en la aceptación de un mundo consumidor, cada vez más competitivo y exigente.