Invasiones ilegales. Cómo reaccionar.

Desde que ingenieros por naturaleza comenzó su actividad son múltiples los encargos que hemos recibido. En todos ellos subyace una indefensión y una falta de recursos de los propietarios de suelo rustico, forestal y agrario en general.
Desde grandes empresas del sector energético, constructor o concesionarias de vías rápidas y autopistas, y en ocasiones, incluso la propia administración local, usan y abusan del suelo que no es de su propiedad ni está sus disposición sin un acuerdo previo con la propiedad.
Este comportamiento da lugar a respuestas de todo tipo por parte de la propiedad frente a actuaciones como las invasiones ilegales de suelo forestal o rural para la realización de obras, ridículos justiprecios por expropiación forzosa, indemnizaciones abusivas por daños múltiples en monte, etcétera. Hemos detectado un cierto conformismo o pasotismo de los dueños de terrenos y fincas al respecto.
Sin embrago, podemos afirmar que todos y cada uno de los que se han dirigido a nosotros han quedado satisfechos al máximo. Así, los que nos conocen saben que a partir del momento en el que comenzó nuestra relación empresa-cliente, tienen a quien recurrir en caso de cualquier tipo de problema o mejora de gestión de sus propiedades agrarias.
Debe tenerse en cuenta cuando se produce un daño en terreno agrario, lo que en principio pudiera parecer escaso en valor, tras un estudio técnico realizado por especialistas y profesionales, puede suponer una indemnización millonaria por daños, amén de la recuperación del terreno afectado y la gestación de un respeto mayor para los que dañan por el propietario que se defiende que por aquel que tiene una actitud pasiva ante los abusos ilegales.
Cuando un propietario lo es de un piso, o de una vivienda unifamiliar, y no la está habitando, al encontrarse que ha sido invadida en ningún caso se le ocurre pensar «¡buah!, ¡si no vale nada!». Cualquier daño sobre suelo rural o agrario tiene valores mucho más significativos que los que puedan producirse en una vivienda deshabitada. Por dos razones principales.
Primero porque puede que no se arregle sólo con dinero, sino que hará falta también una buena cantidad de tiempo. Y, segundo, porque mientras que al invadir el piso 2º C o el chalé 11 de la calle que corresponda, no hay razón para que se vean afectados los 2º B o 2º D, la vivienda 9 o la 13 de la misma calle; sin embargo siempre que se produce un daño grave sobre terreno agrario la mancha se extiende como la de petróleo, no sólo en el espacio, a los vecinos, sino también en el tiempo, de manera que puede ser responsable de futuras complicaciones en falta de rendimientos, cosechas, e incluso en riesgos de posibles sequías, incendios, etcétera.
No debe quedarse de brazos cruzados si se encuentra en un caso que pueda ser objeto de valoración por parte de ingenierospornaturaleza, debe ponerse en contacto con nosotros. Incluso con una gestión bien diseñada y adaptada a su caso pueden evitarse sorpresas desagradables.
En estas líneas nos ocupamos de uno de los problemas más comunes: la invasión ilegal de terreno agrario. Suele ocurrir por dos problemas esenciales. Por un lado la falta de comunicación previa del responsable de los daños con la propiedad y, que pudiera propiciar un acuerdo en el que se diseñara la invasión de manera que se minimizaran los daños y se acordara una compensación al respecto; y, por otro, que cuando se trata de obras en monte o terreno agrario, en la mayoría de las ocasiones nos encontramos antes una falta de proyectos profesionales y, sobre todo, de un Estudio de Impacto Ambiental que, aún no estando enmarcado en el procedimiento administrativo de la evaluación que corresponde, es siempre una práctica deseable. Decimos que el proyecto de la obra no existe.
Quizá sea ésta una expresión incorrecta o exagerada. Es tan común que no lo haya para obras de pequeña entidad como que nos encontremos que algunas de ellas, las medianas y mayores respondan a un proyecto técnico firmado por un Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Debe ser que un encinar, un robledal, pinar, pastizal, olivar o dehesa es un puerto, canal o camino.

A este respecto me permito llamar la atención del Colegio profesional de Ingenieros de Montes, a ver si deja de ocurrir semejante competencia sinsentido que no va a desembocar en la desaparición de las propiedades agrarias sobre las que se actúa con absoluto desconocimiento. Lo hacen personas sin respeto ni conocimientos del entrono natural porque no es esa su función, más bien al contrario.

Sobre la no comunicación de obras a la propiedad, los responsables de las actuaciones técnicas y las ejecuciones materiales, aluden a las complicaciones de encontrar al dueño en el periodo de tiempo que transcurre entre que se aprueba la obra (si es que este paso llega a darse) y la realización de la misma. Pero en ese mismo intervalo es común que se hayan recibido notificaciones de otro tipo con el mismo origen. Así suele ocurrir cuando la obra es encargada por la administración local, de la que se reciben facturas sin el menor problema.
Sirva como ejemplo una obra diseñada en proyecto por un Ingeniero de Caminos sobre un monte, relativa al abastecimiento y distribución de aguas para consumo humano, y que supuso daños de graves a irreparables sobre suelo y vuelo de una parcela derivada de una porción de reparto del pro-indiviso de un monte de propiedad común.

En este caso no se comunicó con la propiedad ni antes ni durante la obra. Los daños, una vez realizado el estudio técnico por parte de ingenierospornaturaleza, ascendieron a más de cuarenta millones de pesetas, cuando en boca de uno de los operarios aquello era una máquina que había matado y aplastado solamente «unas chaparras de nada», alguna de las cuales llegó a a ser una encina ejemplar de más de 200 años de vida.
Otros daños sobre suelo y habitantes de fauna se definieron como irreparables. Debe pensarse si se tiene derecho a hacer semejante barbaridad. Actuaciones similares son comunes en muchos montes y zonas rurales en España, es más, parte de esa obra invadió otra propiedad. La diferencia entre una y otra es haberse puesto o no en contacto con nuestra empresa

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