La Economía Forestal y el desarrollo fácil

LA ECONOMÍA FORESTAL Y EL DESARROLLO FÁCIL.
Las páginas económicas de la prensa diaria tratan con llamativa frecuencia y con poca rigurosidad los diversos problemas de la economía forestal gallega. Ejemplos claros de estos ejercicios mediáticos son: “Galicia es líder forestal en España…pero sólo se aprovecha la mitad de su potencial” (21.03.2007); “El monte gallego abre una batalla para ganar dinero con la energía” (30.04.2007); La Xunta invertirá 171 millones para ser primer productor nacional de biomasa” (06.06.2007); el año pasado, “Galicia ha perdido la mitad de sus aserraderos en sólo 15 años (26.07.2006)…
Ser líder en madera de eucalipto que no tiene comprador no da beneficios a la propiedad y es improcedente. La implantación de energías renovables en los montes, tanto eólicas como solares, tan solo permiten rendimientos complementarios a la economía forestal en algunos montes y en algunas comunidades vecinales de montes. La producción de biomasa, la procedente de los restos forestales de las talas, choca con varios problemas. El primero, los costes; y después, con los ritmos de las talas. Los beneficios para la propiedad no serían monetarios sino estratégicos. El retirarlos para biomasa sería siempre la mejor opción a nivel sanitario. La alternativa de deshacerse de los mismos por el fuego (la cultura del fuego), conlleva gastos y no es recomendable para el suelo, porque se destruyen sus defensas naturales. La historia de los aserraderos gallegos va muy unida al desarrollo anacrónico del sector forestal. En los años sesenta había unos 3.500, en los noventa unos 700 y en la actualidad quedan unos 350.
Presumir del potencial forestal que tiene Galicia para producir eucaliptos, sin los correspondientes beneficios es triste. Y nos preguntamos, de qué sirve producir eucaliptos si no hay compradores para tanta producción? Haciendo un seguimiento de la prensa diaria en los temas forestales, comprobamos que hay bastante información del sector que adolece de rigor informativo. La cultura fácil en los medios parece ser más un ‘slogan’ que una obligación natural. Esta falta de rigor puede llegar a crear confusión en el mundo rural por el desconocimiento que posee de la cultura forestal.
A la energía eólica le salen intereses por dos nuevos flancos. La Administración Autonómica desea poseer el 10% de los parques, y las Comunidades de Montes también quieren alcanzar estos beneficios fáciles y los consideran como fundamentales en sus explotaciones forestales, señal inequívoca de la falta de una cultura forestal. Sumando pues, ambas aspiraciones, el incremento del 20% en los costes de esta energía y con una electricidad a precios de mercado, haría de los parques eólicos un negocio ruinoso. Por lo tanto, consideramos que hay riesgos e falta de futuro en este camino de reclamaciones.
Existen, en estos momentos, 3.545 unidades de producción de energía eólica esparcidos por toda Galicia. Por razones de ubicación, son zonas de bajo o nulo rendimiento forestal. En el Tercer Inventario Forestal Nacional (3.IFN), el 31,09% de la superficie forestal gallega (634.121 ha.) está a monte raso. En el resto (1.405.451 ha.), hay un poco de todo. Considerando que cada aparato puede afectar a una superficie entorno a los 3.000 m² (radio de 30 m.) alcanzaríamos las 1.100 hectáreas (0,05%). Duplicando el radio, por afectación de proximidad, serían 4.000 hectáreas (0,20%). Por lo tanto, podríamos hablar de superficie forestal afectada o de superficie industrial, según la parte interesada.
El primer objetivo de la propiedad forestal debería ser el de la propia rentabilidad del monte, el eco-desarrollo, implantando árboles de alto valor añadido, que incrementen los rendimientos naturales de los espacios forestales. El segundo objetivo debería ser el de los rendimientos complementarios tanto propios (biomasa, frutos -nueces, castañas-, setas, etc.) como foráneos (energía eólica, solar, hidráulica, etc.).
Evidentemente, estos rendimientos complementarios foráneos son productos fáciles para la propiedad. Son implantados y gestionados por agentes externos, y sometidos al régimen de los alquileres. Todo simple y fácil, pero sin esfuerzo de ningún tipo. Mientras tanto, los rendimientos naturales de los montes sufren las consecuencias de la falta de dedicación y de una mala política forestal: la baja rentabilidad.
El negocio eólico, fuertemente subvencionado, no va a seguir siempre en la misma dinámica económica, debido a que lo estamos pagando en el recibo eléctrico. A medida que vayan aumentando los parques y los costes de producción, también irá creciendo el recargo en el recibo. Los beneficios eólicos deberían servir para reducir ése peaje. Las Comunidades de Montes se deben convertir en gestores responsables de los recursos forestales disponibles.
Tan solo el 20% de la superficie forestal posee una rentabilidad media aceptable. El margen de mejora y de rendimientos es tan grande que a través de un desarrollo sostenible, podría ser suficiente para revitalizar la sociedad rural gallega. Este desarrollo tiene potencial para ser muy superior al del negocio eólico, pero la falta de dedicación y de profesionalización en la gestión forestal lastran su futuro. La mayoría de los propietarios de las zonas altas, las Comunidades de Montes, no tienen ni tendrán parques eólicos por no tener terrenos aptos, por lo tanto deberán centrarse en los recursos forestales.
Tampoco es cierto, como se pretende hacer creer, que estén abandonadas la mayoría de las Comunidades de Montes, 2.850, porque si así fuera aviadas estarían si esperasen por los rendimientos eólicos o solares. Que están desorientadas, es cierto, y que notan la falta de una política forestal con futuro por parte da Administración también es cierto. Pero, para cambiar esta tendencia hacen falta recursos, y recursos no los hay ni los producen las especies forestales presentes en los montes. Estas son las consecuencias de una deficitaria política forestal del pasado que está pasando su factura en el presente.
Resulta curioso el titular que señala una inversión de la Administración de 171 millones de euros hasta 2012 para convertir a Galicia en el primer productor nacional de biomasa. Se está hablando de la creación de siete centrales de biomasa esparcidas por el territorio autonómico, para producir más de 1.000.000 toneladas de residuos forestales. Se habla, también, de las 40.000 hectáreas de promedio anual que se queman en los montes por los incendios… como materia prima?. Y… no se estará preparando el terreno para los excedentes forestales? El exceso de producción de madera, estimado en más de 5 millones de metros cúbicos, será también materia prima? Pasaremos de productores de madera a productores de biomasa? Los precios por tonelada para biomasa dependerán de los costes de la saca, y en muchos casos podrá ser de cero euros.
En primer lugar, habría que señalar que el Protocolo de Kyoto promociona y subvenciona el uso de la biomasa como mal menor ante los residuos sólidos. Pero, por cuánto tiempo? No hay que olvidar que la combustión de biomasa libera el CO² que antes quedó fijado cuando formaba parte de los bosques. Estamos hablando, pues, de más contaminación, por lo que hay que entender que será una promoción temporal en la que las grandes inversiones deberían ser contempladas con lupa.
Considerando la inversión anterior de 171 Meuros, podrían ser plantadas 30.000 hectáreas de especies forestales de alto valor añadido. Con una producción estimada en 12.000.000 de toneladas de madera de calidad en el primer turno de 30 años, que se podrían convertir en más de 6.000 Meuros de los de hoy (bastantes más para el final del turno). En resumen, el grado de dependencia de Galicia en maderas de calidad (92% para la industria del mueble) quedaría erradicado y podría pasar a ser exportadora de esas maderas de calidad. Repitiendo este mismo proceso cada tres años, durante el primer turno, serían diez intervenciones que dejarían consolidado un proyecto de futuro con rendimientos anuales sostenidos de 4.000 a 5.000 Meuros de hoy. El proyecto forestal con 300.000 hectáreas ya tendría capacidad para generar los recursos necesarios para autofinanciarse en los siguientes turnos. En la actualidad, la cifra de negocio en primera venta, a pie en el monte, es de 340 Meuros (2.006), 294 Meuros (2.005) e 250 Meuros (2.004).
En la época de la abundancia (1.986-2.006) las inversiones europeas, centrales y autonómicas realizadas en los montes no fueron en la dirección adecuada, pasaron a formar parte de las inversiones fáciles y se despreocuparon de las consecuencias. En el futuro (primera parte: 2.007-2.013) seguirán viniendo más, pero en menor cuantía, y también seguiremos con la cultura fácil, para seguir lamentándonos de nuestras desgracias. El año 2.007 parece ser inhábil a efectos forestales porque va a carecer de subvenciones. Ninguna comunidad debería supeditar su futuro a las subvenciones y a los rendimientos fáciles u oportunistas, faltos de la orientación adecuada dentro del desarrollo sostenible.
(Galego)
A ECONOMÍA FORESTAL E O DESENROLO FÁCIL.
As páxinas económicas da prensa diaria tratan con chamativa frecuencia e con pouca rigurosidade os diversos problemas da economía forestal galega. Exemplos claros destes exercicios mediáticos son: “Galicia es líder forestal en España…pero sólo se aprovecha la mitad de su potencial” (21.03.2007); “El monte gallego abre una batalla para ganar dinero con la energía” (30.04.2007); La Xunta invertirá 171 millones para ser primer productor nacional de biomasa” (06.06.2007); o ano pasado, “Galicia ha perdido la mitad de sus aserraderos en sólo 15 años (26.07.2006).
Ser líder en madeira de eucalipto que non ten comprador non da beneficios á propiedade e é improcedente. A implantación de enerxías renovables nos montes, tanto eólicas como solares, tan só permiten rendimentos complementarios á economía forestal nalgúns montes e nalgunhas comunidades veciñais de montes. A producción de biomasa, a procedente dos restos forestais das talas, choca con varios problemas. O primeiro, os custos; e despois, cos ritmos das talas. Os beneficios para a propiedade non serían monetarios senón estratéxicos. O de retiralos para biomasa sería sempre a mellor opción a nivel sanitario. A alternativa de se desfacer dos mesmos polo lume (a cultura do lume), ocasiona gastos e non é recomendable para o solo, porque deixa destruídas as defensas naturais. A historia dos aserradoiros vai moi unida ó desenvolvemento anacrónico do sector forestal. Nos anos sesenta había uns 3.500, nos noventa uns 700 e na actualidade quedan uns 350.
Presumir do potencial forestal que ten Galicia para producir eucaliptos, sen os correspondentes beneficios é triste. E nos preguntamos, de qué serve producir eucaliptos se non hai compradores para tanta produción? Facendo un seguemento da prensa diaria nos temas forestais, comprobamos que hai bastante información do sector que adolece de rigor informativo. A cultura fácil nos medios parece ser máis un ‘slogan’ que unha obriga natural. Esta falla de rigor pode chegar a crear confusión no mundo rural polo descoñecemento que posúe da cultura forestal.
Á enerxía eólica lle saen intereses por dous novos flancos. A Administración Autonómica desexa posuir o 10% dos parques, e as Comunidades de Montes tamén queren acadar istos beneficios fáciles e considéranos como fundamentais nas súas explotacións forestais, sinal evidente da falla de cultura forestal nas mesmas. Sumando ambas aspiracións, pois, o incremento do 20% nos costes desta enerxía e cunha electricidade a prezos de mercado, faría dos parques eólicos un negocio ruinoso. Polo tanto, consideramos que hai riscos e falla de futuro neste camiño de reclamacións.
Existen, nestes momentos, 3.545 unidades de produción de enerxía eólica espallados por toda Galicia. Por razóns de ubicación, son zoas de baixo ou nulo rendimento forestal. No Terceiro Inventario Forestal Nacional (3.IFN), o 31,09% da superficie forestal galega (634.121 ha.) está a monte raso. No resto (1.405.451 ha.), hai un pouco de todo. Considerando que cada aparato pode afectar a unha superficie entorno aos 3.000 m² (radio de 30 m.) acadaríamos as 1.100 hectáreas (0,05%). Duplicando o radio por afectación de proximidade serían 4.000 hectáreas (0,20%). Polo tanto, poderíamos falar de superficie forestal afectada ou de superficie industrial, segundo a parte interesada.
O primeiro obxectivo da propiedade forestal debería ser o da propia rendibilidade do monte, o eco-desenvolvemento, implantando árbores de alto valor engadido, que incrementen os rendimentos naturais dos espazos forestais. O segundo obxectivo debería ser o dos rendimentos complementarios tanto propios (biomasa, froitos -noces, castañas-, cogumelos, etc.) como foráneos (enerxía eólica, solar, hidráulica, etc.).
Evidentemente, estos rendimentos complementarios foráneos son productos fáciles para a propiedade. Son implantados e xestionados por axentes externos, e sometidos ó réxime dos alugueres. Todo sinxelo e fácil, mais sen esforzo de ningún tipo. Mentras tanto, os rendimentos naturais dos montes sofren as consecuencias da falla de dedicación e dunha mala política forestal: a baixa rendibilidade.
O negocio eólico, fortemente subvencionado, non vai a seguer sempre na mesma dinámica económica, debido a que o estamos pagando no recibo eléctrico. A medida que vaian aumentando os parques e os custos de produción, tamén irá crecendo o recargo no recibo. Os beneficios eólicos deberían servir para reducir esa peaxe. As Comunidades de Montes débense converter en xestores responsables dos recursos forestais disponíbeis.
Tan só o 20% da superficie forestal posúe rendibilidades medias aceptables. O marxe de mellora e de rendimentos é tan grande que a través dun desenvolvemento sustentable, podería ser suficiente para revitalizar a sociedade rural galega. Este crecemento ten potencial para ser moi superior o do negocio eólico, mais a falla de dedicación e de profesionalidade na xestión forestal lastran o seu futuro. A mayoría dos propietarios das zoas altas, as Comunidades de Montes, non teñen nin terán parques eólicos por non seren terreos aptos, polo tanto, deberíanse centrar nos recursos forestais.
Tampouco é certo, como se pretende facer crer, que estén abandoadas a maioría das Comunidades de Montes, 2.850, porque se así fora aviadas estarían si esperasen polos rendimentos eólicos ou solares. Que están desorientadas, é certo, e que notan a falla dunha política forestal con futuro por parte da Administración tamén é certo. Pero, para cambiar esta tendencia fan falla recursos, e recursos non hai nin os producen as especies forestales presentes nos montes. Estas son as consecuencias duha deficitaria política forestal do pasado que nos está pasando a súa factura no presente.
Resulta curioso o titular que sinala unha inversión da Administración de 171 millóns de euros ata 2012 para se converter a Galicia no primeiro productor nacional de biomasa. Estáse falando da creación de sete centrais de biomasa espalladas polo territorio autonómico, para producir máis de 1.000.000 toneladas de residuos forestais. Fálase, tamén, das 40.000 hectáreas de promedio anual que se queiman nos montes polos incendios… como materia prima?. E… non se estará preparando o terreo para os excedentes forestais? O exceso de producción de madeira, estimado en más de 5 millóns de metros cúbicos, tamén será materia prima? Pasaremos de productores de madeira a productores de biomasa? Os prezos por tonelada de biomasa dependerán dos custos da saca, e en moitos casos poderá ser de cero euros.
En primeiro lugar, habería que sinalar que o Protocolo de Kyoto promociona e subvenciona o uso da biomasa como mal menor ante os residuos sólidos. Perante, cánto tempo? Non hai que olvidar que a combustión da biomasa libera o CO² que antes quedou fixado cando formaba parte dos bosques. Estamos falando, pois, de máis contaminación, polo que hai que entender que será unha promoción temporal na que as grandes inversións deberían ser contempladas con lupa.
Considerando a inversión anterior de 171 Meuros, poderían ser plantadas 30.000 hectáreas de especies forestais de alto valor engadido. Cunha producción estimada en 12.000.000 de toneladas de madeira de calidade na primeira quenda de 30 anos, que se poderían converter en máis de 6.000 Meuros dos de hoxe (bastantes máis para o final do turno). En resumo, o grao de dependencia de Galicia en madeiras de calidade (92% para a industria do moble) quedaría erradicado e podería pasar a ser exportadora desas madeiras de calidade. Repetindo este mesmo proceso cada tres anos, perante a primeira quenda, serían dez intervencións que deixarían consolidado un proxecto de futuro con rendimentos anuais sustentables de 4.000 a 5.000 Meuros dos de hoxe. O proxecto forestal con 300.000 hectáreas tería xa a capacidade para xerar os recursos necesarios para autofinanciarse nas seguintes quendas. Na actualidade, a cifra de negocio en primeira venda, a pe no monte, és de 340 Meuros (2.006), 294 Meuros (2.005) e 250 Meuros (2.004).
Na época da abundancia (1.986-2.006) os investimentos europeos, centrais e autonómicos realizados nos montes non foron na dirección axeitada, pasaron a formar parte das inversións fáciles e se despreocuparon das consecuencias. No futuro (primeira parte: 2.007-2.013) seguirán vindo máis, pero en menor contía, e tamén seguiremos coa cultura fácil, para seguir lamentándonos das nosas desgracias. O ano 2.007 parece ser inhábil a efectos forestais porque vai carecer de subvencións. Ningunha comunidade debería supeditar o seu futuro ás subvencións e ós rendimentos fáciles ou oportunistas, faltos da orientación axeitada dentro do desenvolvemento sustentable.
Val do Baixo Ulla, 20.06.2007.

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