La Legalización o Legalidad de tu Actividad

A mi, mis amigos me tachan de legalista – prefiero cubrirme antes que quedarme con el culo al aire – pero he llegado a la conclusión de que hoy es imposible y que la Administración sigue un sutil plan para mantenerte en un estado permanente de semilegalidad. En consecuencia, mi estrategia es la de guardar todos los documentos posibles y adoptar una actitud de simplón ante el funcionario de turno.
Al poner en marcha mi fábrica de mermelada, pedí todos los permisos posibles, entre ellos el de “apertura” al Ayuntamiento. A los pocos días un técnico del ayuntamiento vino a inspeccionar la cocina que había construido ad hoc pero, al comprender lo que pretendía hacer, me explicó que no hacía falta la licencia de apertura ya que el local no iba a estar abierto al público. Sin embargo, mucho más tarde recibí un escrito del Ayuntamiento denegándome este permiso innecesario pero advirtiéndome que en mi zona no se permiten actividades de transformación. El informe preliminar redactado por él que hizo la inspección, la carta de pago de la licencia de obra que indicaba el uso pretendido y los recibos del IAAEE que el mismo Ayuntamiento llevaba cobrándome durante dos años, fueron suficientes para que el funcionario me dijera que no hiciera caso al escrito por “lo del silencio administrativo, ¿sabe?”
La combinación de estupidez burocrática de la Unión Europea y la arbitrariedad de interpretación de las legislaciones nacionales y autonómicas hacen un cóctel difícilmente bebible. Un francés que criaba caracoles para la venta tuvo que cerrar su instalación porque no había solicitado permiso para ¡un matadero! Según la normativa de la autonomía donde se elaboran, se permite, o no, la mención “artesanal” en el etiquetado de determinados productos. Pero todos pueden venderse en todas las comunidades. De esta forma, los productos locales pueden verse perjudicados frente a otros solamente porque se ha definido administrativamente el alcance semántico de un adjetivo. Las normas de calidad españolas (sin duda bien intencionadas, pero decididamente industriales) hacen prácticamente imposible la elaboración tradicional (o artesanal) de una jalea de fruta, mientras que en otros países europeos no es así.
Lo mejor es convencer de tu proyecto a alguien en la Consejería autonómica correspondiente y dejarte guiar por él o ella. Hay que hacerlo con bastante antelación porque las cosas de palacio … En particular, temas como los productos orgánicos o biológicos pueden tardar años. En ningún caso puedes hoy pasarte de listo, pero si has intentado cumplir con la normativa, las autoridades no pueden sino ayudarte resolver el problema cuando surja … porque surgirá.

Artículos de Martín Harris
1. Volver al campo
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5. El Plan de Ventas
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