La sostenibilidad, la agricultura y las OMGs

Con este artículo pretendemos hacer una breve exposición de lo que son los alimentos funcionales y qué podemos esperar de ellos
Esteban Alcalde1, Alicia García2 y Esther Sánchez2
1 Syngenta Seeds S.A
2 Escuela Superior de Agricultura de Barcelona

PlantaciónCon los alimentos funcionales ha llegado a nuestra cultura un nuevo concepto,seguro que no va a ser una moda pasajera y terminará modificando nuestros hábitos alimentarios pero que a pesar de la rapidez con que se ha difundido aún no está bien entendido.
Con este artículo pretendemos hacer una breve exposición de lo que son los alimentos funcionales y qué podemos esperar de ellos.El pasado 13 de mayo de 2002, Norman Borlaug, Premio Nobel de la paz en 1970 por la llamada «Revolución Verde», escribió un artículo en el diario Wall Street Journal, presentando su apoyo a la nueva declaración a favor de la necesidad de elevados rendimientos en agricultura y silvicultura.
El objetivo de esta declaración es la producción de alimentos suficientes para toda la humanidad, evitando que más zonas forestales sean roturadas para uso agrícola.
El cofundador de Greenpeace, Patrick Moore; el ecólogo y autor de la Teoría GAIA, James Lovelock; el ex-presidente de Costa Rica y también Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias; el ex-senador McGovern de la ONU; el presidente del World Conservation Trust, Eugene Lapointe y por el presidente de IFPRI y Premio Mundial de la Alimentación de 2001, Pinstrup Andersen; encabezan también las firmas de esta declaración en la que se demuestra que:
– Si los rendimientos agrícolas actuales fueran los mismos que los anteriores a la «Revolución Verde», se habrían eliminado al menos la mitad de la superficie forestal actual del planeta para utilizarla en la agricultura.
– Méjico pierde cada año, debido a la expansión agrícola, 1.2 millones de hectáreas de bosque.
– Si se destruyen más espacios naturales para uso agrícola, la valiosa diversidad salvaje se irá perdiendo paralelamente.
Por eso, para preservar de la extinción de numerosas especies, tanto vegetales como animales; alimentar a la población y proteger el medio ambiente, existe la necesidad de implantar una agricultura de altos rendimientos en las tierras cultivadas actualmente.
Perspectiva histórica del concepto de sostenibilidad (o sustentabilidad)
Una de las mayores evoluciones agrícolas del pasado siglo, fue sin duda la llamada «Revolución Verde», cuyo mayor exponente es Norman Borlaug, Premio Nobel de la Paz por su gran trabajo y las innovadoras estrategias desarrolladas en la obtención de nuevas variedades de trigo y cebada. La producción de nuevas variedades de cereales, junto con el uso de fertilizantes, irrigación y fitosanitarios, ayudó a alimentar a una creciente población mundial, llegando a producir el doble de alimentos en los últimos 35 años.
Es cierto que la Revolución Verde no logró por si sóla la erradicación del hambre en el mundo, hecho que seguramente depende de variables técnicas y ,en no menor importancia, políticas. Pero cuando se la critica diciendo que con las técnicas actuales se podría alimentar a toda la población mundial, aparte de hacer una afirmación discutible, en realidad se está reconociendo la gran deuda que tenemos con la Revolución Verde.
También es cierto que esta tecnología tampoco era la «panacea universal» y que generaba nuevos problemas al ser aplicada en la intensidad que la demanda creciente de alimentos exigía. Tal y como indica un reciente artículo de la Academia Pontificia de Ciencias: » La agricultura como se práctica actualmente es insostenible, como indica la gran pérdida de superficie de suelo y de tierras agrícolas, que ha ocurrido en los últimos años, (…). Las técnicas de modificación genética de las plantas de cultivo pueden ser una importante contribución en la solución de este problema común.»
Si entendemos un desarrollo sostenible es el que «asegure la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas propias», el objetivo de la agricultura sostenible en una perspectiva inevitable de aumento de población tendrá que ser el de seguir aumentando la productividad de los suelos actuales para poder atender las necesidades crecientes de alimentación sin que ello repercuta en el futuro de estos y tenga el menor impacto con el medio ambiente.

¿Necesitamos una nueva tecnología?
Se estima que la población en el siglo XXI alcanzará los 9.000 millones de personas, la necesidad de incrementar la producción de cereales, para nivelar este crecimiento, será de 1 millardo de toneladas.
La expansión del área de tierra destinada a cultivo o a producción animal ha alcanzado un límite en el que las mejoras en los cultivos decrecen. La necesidad de una nueva tecnología que permita aumentar los rendimientos, mejorar la calidad de los alimentos y reducir pérdidas está presente, y ha de establecerse de una manera segura pública y medioambientalmente.
No existe una solución fácil y única para resolver este problema.
Uno de los posibles caminos utilizados en la resolución de este problema, es el uso de cultivos genéticamente modificados, que ofrecen la posibilidad de combinar mayores rendimientos y mejoras en la calidad de los alimentos, con prácticas agronómicas conservadoras del medio ambiente.
Mediante ingeniería genética se pueden introducir en las plantas de cultivo genes que confieren resistencia a plagas de insectos, o a enfermedades y generar nuevas variedades más resistentes que permitan una agricultura más respetuosa con el medio ambiente. Cuando se identifiquen genes que reduzcan la necesidad de fertilizantes de la planta o que le confieran mayor resistencia a un insecto perjudicial, al calor o a la sequía, ¿qué ingeniero agrónomo/agrícola dudará en incorporarlos a los nuevos cultivos?
En los últimos años, el área de plantación de cultivos genéticamente modificados se ha incrementado de 4 a 44 millones de hectáreas. Los cultivos modificados genéticamente encontrados en mayor proporción son los tolerantes a herbicidas y los resistentes a insectos. Con estos nuevos cultivos se aumenta la productividad consiguiendo ventajas medioambientales al disminuir el número de tratamientos fitosanitarios, así como, las prácticas de laboreo mecánico requerido para el control de malas hierbas. La protección contra insectos ha sido mejorada con la introducción de genes codificadores de enterotoxinas producidas por la especie Bacillus thuringiensis (Bt).

Efectos medioambientales de la tecnología Bt
CultivosLos cultivos modificados genéticamente pueden tener múltiples aplicaciones que contribuyan a conseguir una agricultura sostenible y el análisis de sus efectos se debe hacer caso por caso.
En este artícula dado que las únicas plantas modificadas genéticamente que se pueden cultivar en Europa son las plantas protegidas contra insectos (Bt), profundizaremos únicamente en la sostenibilidad que nos aportan estas plantas.

Las plantas transgénicas resistentes a insectos que han sido comercializadas (patata, algodón y maíz) expresan una toxina de origen bacteriano con especificidad por determinados grupos de insectos. La bacteria productora denominada Bacillus thuringiensis (Bt) no es desconocida para los agricultores, dado que preparaciones comerciales a base de toxinas y esporas de esta bacteria se han utilizado ampliamente como un insecticida biológico durante décadas. Las plantas transgénicas que expresan estas proteínas, conocidas como plantas Bt, permiten reducir los numerosos tratamientos insecticidas usados en estos cultivos y, por tanto, paliar sus efectos negativos sobre los insectos beneficiosos.

El maíz Bt, autoprotegido contra el taladro
Apenas recién salido del huevo, el taladro del maíz penetra dentro del tallo de la planta del maíz. Hasta su transformación en crisálida, el taladro literalmente se come toda la planta por dentro. Sorprende que este ser tan aparentemente pequeño pero voraz sea tan temido por los cultivadores de maíz. Los daños que provoca el taladro son enormes: a nivel mundial destruye el 7% de la cosecha del maíz. Son 40 millones de toneladas de maíz por año. En algunas regiones de Norteamérica y de Europa destruye hasta un 20% de las cosechas. Hoy en día se utilizan productos fitosanitarios para combatirlo. Sólo en Estados Unidos por un valor de 20 a 30 millones de dólares al año. Pero los productos fitosanitarios no tienen una eficacia ilimitada: una vez que el taladro se ha instalado dentro del tallo, los productos rociados ya no le hacen nada.
En España solamente existen dos variedades transgénicas de maíz inscritas en el Registro de Variedades Comerciales de Plantas, que son las variedades «Compa CB» y «Jordi CB», aunque la única que se cultiva es Compa CB. Ambas variedades contienen la misma modificación genética que, mediante la expresión de la toxina Bt, confiere resistencia a las larvas de los taladros del maíz. Actualmente se encuentran en proceso de inscripción en el Registro de Variedades Comerciales español variedades transgénicas que contienen modificaciones genéticas ya aprobadas por la Unión Europea, como son: el Maíz (Bt-176) y el Maíz (Bt-MON/810) ambos resistentes a los taladros.
El taladro del maíz europeo, en gran parte sin control hasta la introducción de las variedades de maíz Bt, ha causado grandes pérdidas en la producción. Estas pérdidas varían cada año conforme a los niveles de infestación, entre 0.75 y 7.5 millones de toneladas de grano por año en USA, y generalmente son impredecibles de un año al otro. En España las pérdidas producidas por el taladro se estiman en alredor de un 7% de media, alcanzando en las zonas más afectadas hasta el 25% de la producción La experiencia tras cinco años de cultivo de maíz Bt ha sido la de que estas variedades de maíz Bt proveen un alto nivel de protección contra el taladro.
Las ventajas medioambientales que proporciona el maíz Bt no es sólo la de proteger el cultivo sin afectar a otros insectos no objetivo, como ha quedado demostrado fehacientemente tras la polémica de las mariposas monarcas, sino la de mediante el cultivo de plantas que se mantienen sanas sin el ataque de insectos, la obtención de cosechas de grano de mayor calidad. El área de maíz resistente al taladro es de 6.8 millones de ha (datos del 2000), y permanece en continuo crecimiento.
El Algodón Bt.
El beneficio primario para los agricultores que adoptan las variedades de algodón Bt es controlar las pestes de insectos que han desarrollado resistencia a los insecticidas utilizados comúnmente, además de reducir la cantidad y los costes de tratamientos con insecticidas.
Las variedades de algodón Bt protegen frente a las plagas más importantes del algodón, las oruga de los géneros Helicoverpa (heliotis), Earias (earias) y Pectinophora (gusano rosado) que destruyen botones y flores o atacan a las cápsulas antes de que estas terminen la producción de fibra. La larva del gusano rosado, por ejemplo, es muy difícil de combatir, ya que desde que emerge del huevo hasta que penetra en el órgano fructífero transcurren solo horas y, una vez dentro, los insecticidas actuales no son capaces de actuar (Alvarado et al, 1997). La pérdida de las primeras cápsulas o las galerías durante su desarrollo reducen sustancialmente la cantidad y calidad de la fibra. Los agricultores que adoptan variedades de algodón Bt han logrado un control de insectos eficaz en las tres pestes seleccionadas con una cantidad reducida de aplicaciones de fitosanitarios.
En el 2000, el área de cultivo de las variedades Bt de algodón es de 3.2 millones de ha, encontrándose en USA, China, México, Australia, Argentina y Sur África.
China es la mayor productora de algodón, paralelamente una gran consumidora de fitosanitarios. En el estudio realizado por Huang et al (2001), sobre el efecto de la biotecnología en el uso de estos en el cultivo del algodón en China, se demostró una reducción en su empleo de 55 a 16 kg de producto formulado por ha, y una disminución en el número de aplicaciones de 20 a 7.
En India, con 9 millones de ha de algodón, acaba de aprobarse la comercialización del algodón Bt, esperándose unos resultados similares a los de China.

CONCLUSIONES
La obtención de alimentos en cantidad y calidad óptima y minimizando el impacto ambiental, en definitiva conseguir una agricultura sostenible es un objetivo necesario donde la inteligencia humana tiene que emplearse a fondo. Cuando las tecnologías del siglo pasado empiezan a dar síntomas de agotamiento ha aparecido una gran esperanza para resolver este problema gracias a la biotecnología. Las plantas modificadas genéticamente pueden contribuir de una forma muy importante a la sostenibilidad de la agricultura. En el caso de los cultivos Bt se ha comprobado que permiten una mayor producción de alimentos y de mayor calidad a la vez que permiten un uso más eficiente de los fitosanitarios. Sin duda no serán la única opción, pero es sorprendente que muchos de los aspectos positivos de la introducción de los cultivos genéticamente modificados, se ignoren. No es razonable renunciar a la aplicación de la biotecnologái en la agricultura por miedo a campañas mediaticas.
Figura 1
Figura 2
Figura 3
Bibliografía.-
– Alvarado, M., Aranda, E., Durán, J.M., Jimenéz, J.L., Mateos, J. y Torrent, P. 1997. TRIANA algodón. Programa informático para el manejo integrado. Consejería de Agricultura y Pesca, Junta de Andalucía.
– Borlaug, N.E. 2002. Podemos alimentar al mundo de esta forma, Wall Street Journal, 13 mayo 2002.
– Borlaug, N.E. 1997. Feeding a World of 10 Billion People: the Miracle Ahead.
Encontrado en http: //agriculture.tusk.edu/biotech/monfort2.html. 16/07/99.
– Costa. J. 2002. Tecnología agrícola y sostenibilidad, Phytoma España, nº138. 20-24
– Engelman, R. y LeRoy, P. 1995. Conserving Land: Population and Sustainable Food Production, Population and Environment Program. Population Action International.
– Syngenta Seeds, 1997 El maíz sigue siendo maíz, ¿Por qué necesitamos la tecnología genética?
– Phipps , R.H. y Park, J.R. 2002. Environmental Benefits of Genetically Modified Crops: Global and European Perspectives on Their Ability to Reduce Pesticide Use. Journal of Animal and Feed Sciences vol.11,1-18.
– Shelton, A.M, Zhao J.-Z y Roush, R.T. 2002. Economic, Ecological, Food Safety, and Social Consequences of the Deployment of Bt Transgenic Plants. Annual Reviews Entomology. 846-856.
– Sociedad Española de Biotecnología, 2000. La Biotecnología Aplicada a la Agricultura. (Colección: Vida Rural) Eumedia, S.A.
– Sociedad Española de Biotecnología, 2000. Plantas transgénicas (preguntas y respuestas). (Biotecnología en pocas palabras I)

Links de interés.
– http://www.irri.org
– http://agbioworld.org (referencia al artículo de la Academia Pontificia de Ciencias)
Contenidos proporcionados por Syngenta Seeds. Más información en
www.syngentaseeds.es

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