Mantenimiento del suelo en viñedos.

MANTENIMIENTO DEL SUELO. INTRODUCCIÓN.
El mantenimiento del suelo incluye todas las operaciones de cultivo que se llevan a cabo en éste, desde la plantación hasta el final de la vida productiva del viñedo con el fin de crear y mantener las condiciones más favorables para el desarrollo y cultivo de la vid, actuando positivamente sobre:
– Las propiedades del suelo (físicas, químicas y biológicas).
– El régimen hídrico del suelo.
– El control de las malas hierbas.
SISTEMA DE MANTENIMIENTO DEL SUELO.
Se va a tratar de mantener el suelo en buenas condiciones mediante el laboreo tradicional en las calles y la aplicación de herbicidas en bandas a las líneas de cepas.
Laboreo de las calles.
Habitualmente, cuando se utiliza la combinación de laboreo en las calles y tratamiento herbicida en las líneas de las cepas, se distinguen dos periodos en el mantenimiento del suelo, uno en los tres primeros años de la plantación y otro durante el resto de los años. Durante los tres primeros años de la plantación se suele realizar un laboreo tradicional con un cultivador intercepas, sin usar herbicidas para evitar así los posibles efectos no deseados de los mismos, puesto que la planta es muy joven y puede resultar afectada por los productos herbicidas.
En nuestro caso se podrá combinar el laboreo de las calles y el empleo de herbicidas desde el primer año, ya que en los primeros años la planta está a salvo de los posibles efectos de los herbicidas gracias a los “tubos protectores”.
Se distinguen dos tipos de labores. Son las siguientes:
– Labores de invierno: Son aquellas que tienen como finalidad el mantenimiento de la estructura, eliminación de malas hierbas, incrementar la reserva de agua del suelo, favorecer el enrraizamiento de la planta y enterrar los restos de poda.
Este tipo de labores se van a realizar con un cultivador que suele trabajar a una profundidad de unos 10 cm. y se suelen dar dos pases, uno en noviembre y otro al final del reposo vegetativo.
– Labores en el periodo de actividad vegetativa: Estas se realizarán a una profundidad de 5-10 cm. Su finalidad es la de mantener la estructura, destruir las malas hierbas y facilitar la infiltración del agua rompiendo la costra superficial del terreno.
El número de pases que se suele dar es de cuatro, desde mediados de abril hasta agosto, pudiendo dar más pases si la climatología o la aparición de malas hierbas lo aconsejaran.
Empleo de herbicidas en las líneas de las cepas.( desyerbado químico).
Los herbicidas se emplean para la eliminación de malas hierbas existentes en las líneas de cepas, mediante la aplicación en bandas. El empleo de herbicidas conlleva una serie de inconvenientes añadidos que hay que tener en cuenta, y son los siguientes:
– Riesgo de fitotoxicidad para el cultivo.
– Resistencia de las malas hierbas hacia el producto empleado, por lo que no se debe aplicar siempre la misma materia activa.
– Requiere el conocimiento previo de las familias y especies de malas hierbas más frecuentes en la zona, así como las características de los herbicidas, para determinar los más adecuados.
• Principales géneros y especies de malas hierbas.
A continuación se clasifican los géneros y especies de malas hierbas más frecuentes en la zona.
– Anuales dicotiledóneas.
Diplotaxis spp. 1
Senecio vulgaris 2
Amarantus spp. 1
Chenopodium album. 1
Sonchus oleraceus. 1
Torilis arvensis. 1
– Anuales gramíneas.
Lolium rigidum. 2
Bromus spp. 1-2
Setaria spp. 0
– Perennes dicotiledóneas.
Convulvulus arvensis. 2
Cirsium arvense. 1
Euphorbia spp. 0
– Vivaces monocotiledóneas.
Cynodon dactylon. 1
Sorghum halepense. 0
Album spp. 1
Notación: 0 presencia poco importante; 1 presencia importante y generalizada; 2 presencia muy importante.

• Clasificación de los herbicidas y sus características.
Existen diversos tipos de herbicidas que se pueden emplear en viticultura. La diferencia principal entre los distintos herbicidas está en su forma de actuación, y según este criterio se pueden clasificar de la siguiente manera:
– Herbicidas de preemergencia:
Actúan por vía radicular, impidiendo la brotación de las malas hierbas y, a veces, también actúan sobre las plántulas en sus primeros estadios de desarrollo. Estos productos deben aplicarse con el suelo bien labrado y libre de hierbas.
Estos productos son bastante insolubles y permanecen en la capa más superficial del terreno, tardando varios meses en degradarse, de ahí el nombre de “residuales”. Permiten mojar la cepa siempre que se encuentre en parada vegetativa. Los más frecuentes son los siguientes:
* Isoxaben: Formulación recomendada en el control en preemergencia o postemergencia temprana de hierbas de hoja ancha.
* Orizalina: Empleo en el control en preemergencia de hierbas anuales, tanto gramíneas como dicotiledóneas.
* Pendimetalina: Recomendado en el control de mono y dicotiledóneas en preemergencia o postemergencia temprana. Actúa durante 3-4 meses, es absorbido por la raíz de las semillas en germinación y plántulas interfiriendo la división del núcleo de la célula.
Resulta selectivo en vid.
– Herbicidas de postemergencia:
Son productos que actúan una vez que las hierbas han nacido y lo hacen por vía foliar, ya sean sistémicos o de contacto.
Los productos de contacto producen quemaduras en los órganos herbáceos de la planta. Su acción es de corta duración, ya que las malas hierbas rebrotan por las partes que no han sido afectadas, gracias a las reservas almacenadas en sus raíces.
Los productos sistémicos son absorbidos por las hojas y transportados por la savia a todos los órganos de la planta.
Solamente actúan sobre hierbas nacidas, por lo que su efecto es solo temporal. Los más comercializados son:
* Aminotriazol: Es un herbicida sistémico aplicado en postemergencia.
En el suelo es poco móvil y se degrada con rapidez por vía química y biológica a urea y amoníaco, no acumulándose, siendo bajo su riesgo de contaminación por lavado.
Aplicado en época de heladas se frena su acción, pero no sus efectos finales.
Para reforzar el efecto de postemergencia, puede mezclarse con glifosato.
Su persistencia de acción puede alcanzar los 4 meses.
La dosis de aplicación es de 15 a 20 l/ha.
* Glifosato: Herbicida de postemergencia, no residual y no selectivo.
Es absorbido por vía foliar mediante un proceso de difusión pasiva y traslocado lentamente a toda la planta, hasta los órganos subterráneos.
Son necesarias 6-12 h para que el proceso de absorción tenga lugar; durante éste período no debe regarse ni tampoco aplicar el producto si se esperan lluvias en las horas siguientes.
En vid, debe aplicarse antes de que broten las cepas, si el tratamiento se realiza después de una poda temprana, deberán transcurrir como mínimo 15 días entre el final de la poda y la aplicación del producto.
• Herbicidas empleados.
Para evitar la aparición de especies resistentes debido a la aplicación de forma continuada de un mismo herbicida, se proponen varios tratamientos herbicidas diferentes, que se pueden ir alternando a lo largo de los años.
Siguiendo las prácticas que se están llevando a cabo en las plantaciones nuevas de la zona, realizaremos un solo tratamiento herbicida al año antes de que la planta de la vid entre en actividad.
Durante los tres primeros años:
– Mezcla: Isoxaben + Orizalina.
Dosis: Isoxaben 50 %, S.C. 0,5 l/ha. + Orizalina 48 %. S.C. 1 l/ha.
Durante el resto de los años:
A) Mezcla: Glifosato + Isoxaben + Orizalina.
Dosis: Glifosato 36 %, S.L.0,75 l/ha + Isoxaben 50 %, S.C. 0,5 l/ha + Orizalina 48 %, 1 l/ha.
B) Mezcla: Glifosato + Pendimetalina.
Dosis: Glifosato, 36 %, S.L., 0,75 l/ha + Pendimetalina 33 %, E.C. 1 l/ha.
• Aplicación de los tratamientos herbicidas.
Cuando se vayan a realizar los tratamientos herbicidas, habrá que tener en cuenta que el efecto del herbicida sobre el viñedo depende fundamentalmente del producto, la dosis y el tipo de suelo, de modo que cuanto más suelto, arenoso y pobre en materia orgánica sea, más agresiva es la cantidad del herbicida empleado y menos tolerante es la vid, es decir, que la selectividad disminuye. Las cantidades aportadas de los productos deben estar comprendidas entre los parámetros aconsejados de cada producto, para no producir daño sobre las cepas ni sobre el medio ambiente.
Los tratamientos deben efectuarse bajo unas condiciones climatológicas favorables, es decir, cuando no haya viento y no exista la posibilidad de precipitaciones, pues de lo contrario el tratamiento no tendrá los efectos deseados.
Conviene alternar los productos herbicidas a lo largo de los años, con el fin de evitar las posibles resistencias que pudieran aparecer.
Los tratamientos se van a realizar con un volumen de caldo que no supere los 300 l/ha.
Para realizar los tratamientos se empleará un equipo que consta de un tractor y una cuba de tratamientos de 2.000 litros de capacidad, equipada con barras laterales en cuyos extremos llevan cuatro boquillas para poder localizar el tratamiento herbicida en las líneas de la plantación.
Las boquillas deberán estar perfectamente calibradas y limpias. La presión de trabajo, como norma general, no deberá superar las 2 atmósferas y la velocidad de trabajo no deberá superar los 10 km/h.
En cada pase se tratan dos líneas de cepas, por lo que el equipo de tratamientos se desplazará por calles alternas. El siguiente tratamiento se hará por las calles por las que no se realizó el anterior.
CUADRO RESUMEN DEL MANTENIMIENTO DEL SUELO.
ÉPOCA TIPO DE LABOR
( en calles) OBSERVACIONES
1ª quincena de febrero Labor profunda Cultivador
1ª quincena de febrero Tratamiento herbicida Tratamiento (A,B)
1ª quincena de abril Labor superficial Cultivador
Finales de mayo Labor superficial Cultivador
1ª quincena de julio Labor superficial Cultivador
2ª quincena de agosto Labor superficial Cultivador
1ª quincena de noviembre Labor profunda Cultivador
Tratamiento herbicida en las líneas

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